.Orlando
Guevara Núñez
El
17 de enero de 1957, en el combate de La Plata, localidad costera
asentada entre la Sierra Maestra y el Mar Caribe, actual municipio de Guamá,
tuvo lugar la primera victoria del naciente Ejército Rebelde contra las
tropas de la tiranía batistiana.
Solo
había transcurrido mes y medio desde el desembarco del Granma. Y la
propaganda gubernamental se esforzaba en tratar de engañar a la opinión
pública, divulgando la mentira de que la tropa expedicionaria había sido
aniquilada. Pero la acción insurrecta demostró lo contrario.
En
La Plata, la existencia humana estaba marcada por el cuartelito- con cinco
soldados y cinco marineros al mando de un sargento- la casa del mayoral de la
Beattie Sugar Co. y dos o tres familias, pues a las demás las habían obligado a
refugiarse monte adentro, desalojadas y amenazadas por la guardia rural y los
mayorales defensores del latifundismo.
Un
total de 29 hombres, 18 de ellos expedicionarios del Granma, formaban la fuerza
guerrillera, reforzada ya por ocho campesinos incorporados días atrás y tres
combatientes enviados desde Manzanillo por el Movimiento Revolucionario 26 de
Julio. Contaban con solo 24 armas.
De
esta forma, 22 combatientes avanzaron sobre el cuartel. Para el ataque, fueron
formados por Fidel cuatro pequeños grupos, integrados de la forma siguiente:
Fidel Castro, el máximo jefe guerrillero, con Ernesto Guevara (Che),
Calixto García, Manuel Fajardo, Luis Crespo y Universo Sánchez. Otro grupo
estuvo encabezado por Raúl Castro y lo integraron Ciro Redondo, Efigenio
Aimejeiras, Armando Rodríguez y José Morán (luego traidor).
Juan
Almeida Bosque, tuvo a su mando a Guillermo García, Crecencio Pérez, Manuel
Acuña, Ignacio Pérez, Rafael Chao y Sergio Pérez. Y otro grupo fue dirigido por
Julito Díaz e integrado por Camilo Cienfuegos, Calixto Morales y Reynaldo
Benítez.
Cuatro
combatientes recibieron la misión de custodiar al mayoral chivato Chicho
Osorio, ajusticiado al iniciarse el combate, y a otros detenidos civiles.
Ellos fueron: Daniel Motolà, Julio Zenón, Yayo Castillo y Nango Rey.
Alrededor
de las 2:00 de la madrugada, una ráfaga disparada por Fidel comenzó el ataque
que, luego de unos 40 minutos, doblegaba a los contrarios, con un saldo de dos
muertos y cinco heridos, tres de los cuales fallecerían más tarde. Los rebeldes
no tuvieron ni muertos ni heridos y ocuparon nueve fusiles con mil tiros, una
ametralladora con 150 proyectiles y otros pertrechos de guerra.
Aquella
acción, además de su valor mismo, tiene el mérito histórico de haber demostrado
la verdad de que la guerrilla existía, que había una fuerza dispuesta a
mantener la lucha armada, capaz de realizar acciones ofensivas y
triunfar sobre el enemigo. Fue una base importante para ganar el apoyo
campesino y desmoronar el triunfalismo de la dictadura, obligándola a una
contienda distinta, la guerra de guerrillas para la cual no estaba preparada y
saldría de ella derrotada luego de cuantiosas pérdidas.
Luego
de esa victoria, las fuerzas rebeldes escalaron el firme de la Sierra Maestra,
establecieron el primer territorio libre en el macizo de El Turquino y se
estableció y consolidó la primera Columna, la Nro. 1 “José
Martí”, bajo el mando de Fidel, y cuya Comandancia Central radicó en La
Plata, a unos 20 kilómetros del escenario del primer triunfo guerrillero.
Dos
aspectos que caracterizaron al Ejército Rebelde hasta el mismo triunfo
revolucionario, estuvieron presentes en La Plata. El primero, arrebatarles las
armas al enemigo. Segundo, la ética, el respeto a los vencidos.
En
los apuntes de su diario, el hoy General de Ejército Raúl Castro señaló sobre
el combate de La Plata. (…) “Le prendí fuego al cuartel, la única casa que
quedaba sin arder, y después de colocar los heridos distantes del fuego,
nos marchamos. El herido que me regaló el cuchillo, creyendo que nos íbamos,
empezó a gritar lastimosamente: ´No me dejen solo que me muero´. El ignoraba
que momentos después volverían tres de sus compañeros con medicinas nuestras
para curarlos”.
En
otra parte de sus notas, Raúl plasma con nitidez los principios del naciente
Ejército Rebelde: (…) “Tomamos rumbo hacia el campamento. Me puse al lado de un
prisionero y echándole un brazo por arriba de los hombros, así fui hablando con
él de la ideología de nuestra lucha, del engaño de que eran víctimas ellos por
parte del gobierno y todo lo concerniente al tema que el tiempo y lo
corto del camino nos permitió. El me pidió que anotara su nombre y que en el
futuro no me olvidara de él, ya que era pobre, que mantenía a su mamá, y él no
sabía lo que iba a pasar. Nos despedimos de los prisioneros con un abrazo,
soltamos a los civiles presos. Unos de ellos nos serviría de guía”
Transcurridos
62 años de la histórica victoria de La Plata, primer triunfo que
abrió el camino hacia el 1ro. de enero de 1959, se cumple con creces el
vaticinio hecho por Raúl cuando los guerrilleros regresaban a las montañas
luego de terminado el combate: “Desde lo lejos, se veían arder sobre los
cuarteles de la opresión, las llamas de la libertad. Algún día no lejano, sobre
esas cenizas levantaremos escuelas”.
Hoy,
la Patria toda es una gigantesca escuela. Y las llamas de La Plata, continúan
iluminando el camino de la Revolución.
No hay comentarios:
Publicar un comentario