.Orlando Guevara Núñez
El triunfo de la Revolución cubana es el fruto de siglo y
medio de heroicas luchas de nuestro pueblo por su verdadera libertad e independencia.
Ese día, se cumplió un sueño martiano, quien, el 5 de enero de 1894 había
sentenciado:
¡Para un pueblo esclavo no hay más año nuevo
que el que se abra con la fuerza de su brazo por entre las filas de sus
enemigos: el primer día de año nuevo será el primer combate por nuestra
libertad!
En esa misma ocasión expresó nuestro Héroe Nacional que
de hombres de sacrificio necesitaba la libertad. Y que para echar
abajo los males del colonialismo era para lo que debía servir el año
nuevo a los cubanos.
Aquel glorioso día de enero, lavó también una
afrenta a nuestro pueblo, pues en igual fecha de 1899, el gobierno interventor
de los Estados Unidos había nombrado un gobernador suyo en Cuba.
Así nuestro país pasaba, de colonia de España, a neocolonia
norteamericana.
Seis décadas se cumplen del acontecimiento más relevante
del siglo XX en Cuba, con trascendencia más allá de sus fronteras. Fecha
síntesis de centenarias luchas, desde La Demajagua hasta el Moncada, desde
Céspedes hasta Fidel. Desde el ¡Independencia o Muerte! y ¡Libertad o Muerte!
de los mambises del siglo XIX, hasta el ¡Patria o Muerte! y ¡Socialismo o
Muerte! de los mambises del siglo XX. Sacrificio y sangre de muchas
generaciones.
Correspondió a Santiago de Cuba el honor de haber sido
escenario de la proclamación de aquella victoria. La historia quiso reconocer
el esfuerzo y el martirologio cubano, simbolizado en esta ciudad. Aquí nació
Antonio Maceo, el Titán de Bronce, cuya caída marca el homenaje a todos los
caídos en nuestras guerras independentistas; y, como símbolo de continuidad,
exactamente 38 años después del holocausto de San Pedro, nació aquí Frank País
García, héroe de la lucha clandestina quien, al caer, signó el día de homenaje
a todos los mártires de la Revolución en su última etapa de lucha.
Esta es la ciudad de mujeres heroicas, desde
Mariana hasta Vilma. Aquí vinieron Haydée y Melba, también dispuestas a
ofrendarle a Martí su sangre para que él no muriera en el año de su centenario.
Aquí lucharon obreros, dirigentes comunistas, de la estirpe de Juan Taquechel
López y Cecilio Sánchez Valiente. Y mujeres de la talla de Gloria Cuadras de la
Cruz.
Santiago de Cuba. La infatigable Santiago, la calificó
José Martí: capital moral de la Revolución, la llamó Fidel: fragua y crisol, la
definió Raúl. En esta ciudad se festeja el aniversario 60 del triunfo de enero
de 1959, en representación de todos los cubanos.
Aquel día fueron realidad los sueños de los
patriotas de nuestras gestas independentistas del siglo XIX, simbolizados en
Céspedes, Agramonte, Maceo, Martí y Gómez. Los sueños de los
revolucionarios de la república mediatizada, representados en Mella, Villena y
Guiteras. Los sueños de la Generación del Centenario, encabezada por Fidel y
Raúl. Los sueños de Frank, de José Antonio, Y comenzaron a forjarse
sueños nuevos, alimentados ya por todo el pueblo.
Duro y largo, como lo previó Fidel, ha sido el camino. Lo
primero fue destruir todo el aparato militar y de gobierno que había sostenido
a la tiranía. Al mismo tiempo, desmontar el sistema explotador
capitalista, como única vía para alcanzar la justicia social y afianzar
la verdadera libertad, independencia, soberanía y bienestar de nuestro pueblo.
El ideal martiano de que un pueblo no es independiente
cuando ha sacudido las cadenas de sus amos, sino cuando se ha arrancado de su
ser los vicios de la vencida esclavitud, y de que el amor patrio no estriba en
afianzar la libertad, sino en labrar un pueblo en que la libertad se afiance,
fue, en toda su dimensión, interpretado y aplicado por la dirección
revolucionaria cubana.
Ese pueblo, el nuestro, es, sin duda, la obra más
grandiosa de la Revolución. El pueblo hizo la Revolución y la Revolución hizo
al pueblo. Y en estos 60 años, los dos han seguido creciendo y
fortaleciéndose. Por eso somos invencibles.
Poco tiempo transcurrió después del triunfo para cumplir
los sueños expresados por Fidel en su alegato La historia me
absolverá. Cuba libre y soberana. Ni analfabetos, ni niños sin
escuela y maestros. La educación gratuita para todos. La salud al servicio
gratuito del pueblo. Ni latifundistas, ni desalojos, ni campesinos sin ser
dueños de la tierra que trabajan.
Una patria grande, sin explotación del hombre por el
hombre, dueña de sus recursos, Y de su destino. El trabajo como derecho para
todos. Nadie abandonado a su suerte. Cumplido el sueño martiano de que la
ley primera de la república fuera el culto de los cubanos a la dignidad plena
del hombre. Pero esas conquistas han costado un alto precio.
Desde los días iniciales del triunfo, los otrora
explotadores, criminales, políticos corruptos y otras lacras desplazadas del
poder, recibidos como héroes en los Estados Unidos, apoyados, estimulados y
financiados por ese gobierno, hicieron todo lo posible por destruir la Revolución
y regresar al país al pasado capitalista.
Cuba sufrió criminales sabotajes que costaron la vida de
3 478 hijos suyos y 2 099 heridos incapacitados. Día a día, quema de
cañaverales, destrucción de recursos en fábricas y otras importantes
instalaciones. Vuelos piratas y ametrallamientos. Secuestros de naves aéreas y
marítimas. Creación de 299 bandas armadas con 3 995 mercenarios, que
asesinaron a campesinos, obreros, maestros, a niños y personas indefensas.
Intentos de asesinar a nuestros dirigentes, que en el caso de Fidel sumaron 638
fracasos.
Infiltraciones de grupos armados en nuestro territorio.
Agresiones como la invasión mercenaria de Playa Girón, en 1961. Amenaza de
exterminio total, durante la Crisis de Octubre de 1962, cuando
preservamos la vida porque fuimos capaces de arriesgarla en aras de nuestra
libertad y decisión de seguir siendo lo que somos y no regresar jamás a
lo que fuimos.
Y junto a eso, el bloqueo criminal que hoy persiste y se
recrudece. Dos veces, en solo tres décadas, Cuba quedó prácticamente sin tener
a quien comprarle ni a quien venderle. Nuestra tecnología, dependiente en gran
parte del país bloqueador, quedó sin piezas de repuesto y, en muchos casos, sin
materias primas. Intentos de aislamiento, campañas difamatorias. Provocaciones
desde la ilegal Base Naval de Guantánamo.
Guerra bacteriológica que causó cuantiosas pérdidas en
nuestras plantaciones agrícolas. Enfermedades en animales. Introducción del
virus del dengue. Y siempre, junto al crimen, la mentira, intentando atribuir
al socialismo, como sistema, dificultades provocadas, principalmente, por el
bloqueo y la política agresiva de la principal potencia imperialista del mundo.
Nadie ha sido más crítico con los errores
cometidos, que nuestros propios dirigentes, encabezados por Fidel y Raúl.
Ellos han sido- siguen siendo y serán- nuestros guías. En su pensamiento,
acción y ejemplo, nos inspiramos para los combates presentes y los que están
por venir.
Solo un pueblo como el nuestro ha sido capaz de
enfrentar, resistir y derrotar esa política de guerra económica y de asfixia
política a la que ha sido sometido durante estos 60 años de Revolución. Aún así
somos un pueblo solidario e internacionalista. Cientos de miles de cubanos, en
estos 60 años han marchado hacia otras tierras del mundo para contribuir a la
independencia de otros pueblos, a salvar vidas, curar enfermedades y
prevenirlas. A combatir la ignorancia
La Revolución cubana marcó en la América nuestra el
inicio de su lucha por la segunda independencia, preconizada por Martí. Y ha
contribuido a esa lucha con el heroísmo cotidiano y con victorias como la de
Playa Girón, a partir de la cual –al decir de Fidel- esos pueblos fueron
un poco más libres.
Por esas razones, la solidaridad con Cuba es
cada día mayor, y los aisladores son los aislados. Los cubanos
hemos sabido defender la Revolución. Por eso hemos sobrevivido.
Hoy estamos enfrascados en el proceso que culminará el
próximo 24 de febrero con el referendo sobre la nueva Constitución de la
República de Cuba. Ese día, más que por un documento, estamos convocados a
votar por un sistema, el socialismo, con la seguridad de que otra vez,
volveremos a abrazarnos en la victoria.
Aquella inolvidable noche del Primero de enero de 1959,
en el Parque Céspedes, Fidel les dijo a los cubanos:
“Tengo la satisfacción de haber creído profundamente en
el pueblo de Cuba y de haberles inculcado esa fe a mis compañeros. Esa fe, que
más que una fe es una seguridad completa en todos nuestros hombres. Y esa misma
fe que nosotros tenemos en ustedes es la fe que nosotros queremos que ustedes
tengan en nosotros siempre”
Fidel no le falló nunca a su pueblo. Y el pueblo no le ha
fallado, ni le fallará nunca a Fidel. Por eso ahora, a 60 años de aquel momento
glorioso, ante su sentida presencia, un coro de voces agradecidas,
desbordadas de patriotismo, repetirán un compromiso válido para todos los
tiempos: ¡Comandante en Jefe, ordene! ¡Seguiremos cumpliendo!
Con esa convicción marcharemos hacia el 2019, frente a
nuevos desafíos y seguros de la victoria, como lo ha expresado nuestro
Presidente, Díaz-Canel. Alentados por el recuerdo de Camilo, por el ¡Aquí no se
rinde nadie…! de Almeida y por el ¡Hasta la victoria siempre! del Che.
Como un inquebrantable haz de pueblo, bajo la dirección del Partido, marcharán
la UJC, las organizaciones de masas y sociales, nuestra gloriosa Asociación de
Combatientes y nuestras instituciones armadas.
Enalteceremos la gloria del Moncada, del 30 de
noviembre, del Granma, de la Sierra Maestra y de la clandestinidad. Santiago
¡Seguirá siendo Santiago!
Este aniversario 60 de la Revolución compartimos
con nuestros dirigentes la alegría del triunfo. Festejamos los sueños
alcanzados. Y seguiremos forjando sueños, trabajaremos con tesón para
alcanzarlos y renovaremos siempre nuestra capacidad de soñar y de seguir
haciendo.
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