martes, 1 de enero de 2019

Primero de enero de 1959 Sueños cumplidos ; proa hacia sueños nuevos



.Orlando Guevara Núñez

El triunfo de la Revolución cubana es el fruto de siglo y medio de heroicas luchas de nuestro pueblo por su verdadera libertad e independencia. Ese día, se cumplió un sueño martiano, quien, el 5 de enero de 1894 había sentenciado: 
¡Para un pueblo esclavo no hay más año nuevo que el que se abra con la fuerza de su brazo por entre las filas de sus enemigos: el primer día de año nuevo será el primer combate por nuestra libertad!
En esa misma ocasión expresó nuestro Héroe Nacional que de hombres de sacrificio necesitaba  la libertad.  Y que para echar abajo los males del colonialismo era  para lo que debía servir el año nuevo a los cubanos.
Aquel glorioso día de enero, lavó  también una afrenta a nuestro pueblo, pues en igual fecha de 1899, el gobierno interventor de los Estados Unidos  había nombrado  un gobernador suyo en Cuba. Así nuestro  país pasaba, de colonia de España, a neocolonia  norteamericana.
Seis décadas se cumplen del acontecimiento más relevante del siglo XX en Cuba, con trascendencia más allá de sus fronteras. Fecha síntesis de centenarias luchas, desde La Demajagua hasta el Moncada, desde Céspedes hasta Fidel. Desde el ¡Independencia o Muerte! y ¡Libertad o Muerte! de los mambises del siglo XIX, hasta el ¡Patria o Muerte! y ¡Socialismo o Muerte! de los mambises del siglo XX. Sacrificio  y sangre de muchas generaciones.
Correspondió a Santiago de Cuba el honor de haber sido escenario de la proclamación de aquella victoria. La historia quiso reconocer el esfuerzo y el martirologio cubano, simbolizado en esta ciudad. Aquí nació Antonio Maceo, el Titán de Bronce, cuya caída marca el homenaje a todos los caídos en nuestras guerras independentistas; y, como símbolo de continuidad, exactamente 38 años después del holocausto de San Pedro, nació aquí Frank País García, héroe de la lucha clandestina quien, al caer, signó el día de homenaje a todos los mártires de la Revolución en su última etapa de lucha.
Esta es la ciudad de  mujeres heroicas, desde Mariana hasta Vilma.  Aquí vinieron Haydée y Melba, también dispuestas a ofrendarle a Martí su sangre para que él no muriera en el año de su centenario. Aquí lucharon obreros, dirigentes comunistas, de la estirpe de Juan Taquechel López y Cecilio Sánchez Valiente. Y mujeres de la talla de Gloria Cuadras de la Cruz.
Santiago de Cuba. La infatigable Santiago, la calificó José Martí: capital moral de la Revolución, la llamó Fidel: fragua y crisol, la definió Raúl. En esta ciudad se festeja el aniversario 60 del triunfo de enero de 1959, en representación de todos los cubanos.
Aquel día  fueron realidad los sueños de los patriotas de nuestras gestas independentistas del siglo XIX, simbolizados en Céspedes, Agramonte, Maceo, Martí y Gómez.  Los sueños de los revolucionarios de la república mediatizada, representados en Mella, Villena y Guiteras. Los sueños de la Generación del Centenario, encabezada por Fidel y Raúl.  Los sueños de Frank, de José Antonio, Y comenzaron a forjarse sueños nuevos, alimentados ya por todo el pueblo.
Duro y largo, como lo previó Fidel, ha sido el camino. Lo primero fue destruir todo el aparato militar y de gobierno que había sostenido a la tiranía. Al mismo tiempo, desmontar el sistema explotador capitalista,  como única vía para alcanzar la justicia social y afianzar la verdadera libertad, independencia, soberanía y bienestar de nuestro pueblo.
El ideal martiano de que un pueblo no es independiente cuando ha sacudido las cadenas de sus amos, sino cuando se ha arrancado de su ser los vicios de la vencida esclavitud, y de que el amor patrio no estriba en afianzar la libertad, sino en labrar un pueblo en que la libertad se afiance, fue, en toda su dimensión, interpretado y aplicado por la dirección revolucionaria cubana.
Ese pueblo, el nuestro, es, sin duda, la obra más grandiosa de la Revolución. El pueblo hizo la Revolución y la Revolución hizo al  pueblo. Y en estos 60 años, los dos han seguido creciendo y fortaleciéndose. Por eso somos invencibles.
Poco tiempo transcurrió después del triunfo para cumplir los sueños expresados por Fidel en su alegato La historia me absolverá.  Cuba libre y soberana. Ni analfabetos, ni niños sin escuela y maestros. La educación gratuita para todos. La salud al servicio gratuito del pueblo. Ni latifundistas, ni desalojos, ni campesinos sin ser dueños de la tierra que trabajan.
Una patria grande, sin explotación del hombre por el hombre, dueña de sus recursos, Y de su destino. El trabajo como derecho para todos. Nadie  abandonado a su suerte. Cumplido el sueño martiano de que la ley primera de la república fuera el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre. Pero esas conquistas han costado un alto precio.
Desde los días iniciales del triunfo, los otrora explotadores, criminales, políticos corruptos y otras lacras desplazadas del poder, recibidos como héroes en los Estados Unidos, apoyados, estimulados y financiados por ese gobierno, hicieron todo lo posible por destruir la Revolución y regresar al país al pasado capitalista.
Cuba sufrió criminales sabotajes que costaron la vida de 3 478 hijos suyos y 2 099 heridos incapacitados. Día a día, quema de cañaverales, destrucción de recursos en fábricas y otras importantes instalaciones. Vuelos piratas y ametrallamientos. Secuestros de naves aéreas y marítimas. Creación de  299 bandas armadas con 3 995 mercenarios, que asesinaron a campesinos, obreros, maestros, a niños y personas indefensas. Intentos de asesinar a nuestros dirigentes, que en el caso de Fidel sumaron 638 fracasos.
Infiltraciones de grupos armados en nuestro territorio. Agresiones como la invasión mercenaria de Playa Girón, en 1961. Amenaza de exterminio total, durante   la Crisis de Octubre de 1962, cuando preservamos la vida porque fuimos capaces de arriesgarla en aras de nuestra libertad y decisión de seguir siendo lo que somos y no regresar  jamás a lo que fuimos.
Y junto a eso, el bloqueo criminal que hoy persiste y se recrudece. Dos veces, en solo tres décadas, Cuba quedó prácticamente sin tener a quien comprarle ni a quien venderle. Nuestra tecnología, dependiente en gran parte del país bloqueador, quedó sin piezas de repuesto y, en muchos casos, sin materias primas. Intentos de aislamiento, campañas difamatorias. Provocaciones desde la ilegal Base Naval de Guantánamo.
Guerra bacteriológica que causó cuantiosas pérdidas en nuestras plantaciones agrícolas. Enfermedades en animales. Introducción del virus del dengue. Y siempre, junto al crimen, la mentira, intentando atribuir al socialismo, como sistema, dificultades provocadas, principalmente, por el bloqueo y la política agresiva de la principal potencia imperialista del mundo.
Nadie ha sido más crítico con los errores cometidos,  que nuestros propios dirigentes, encabezados por Fidel y Raúl. Ellos han sido- siguen siendo y serán- nuestros guías. En su pensamiento, acción y ejemplo, nos inspiramos para los combates presentes y los que están por venir.
Solo un pueblo como el nuestro ha sido capaz de enfrentar, resistir y derrotar esa política de guerra económica y de asfixia política a la que ha sido sometido durante estos 60 años de Revolución. Aún así somos un pueblo solidario e internacionalista. Cientos de miles de cubanos, en estos 60 años han marchado hacia otras tierras del mundo para contribuir a la independencia de otros pueblos, a salvar vidas, curar enfermedades y prevenirlas. A combatir la ignorancia
La Revolución cubana marcó en la América nuestra el inicio de su lucha por la segunda independencia, preconizada por Martí. Y ha contribuido a esa lucha con el heroísmo cotidiano y con victorias como la de Playa Girón, a  partir de la cual –al decir de Fidel- esos pueblos fueron un poco más libres.
Por esas razones, la solidaridad con  Cuba  es cada día mayor, y los aisladores son los aislados. Los cubanos hemos   sabido defender la Revolución. Por eso hemos sobrevivido.
Hoy estamos enfrascados en el proceso que culminará el próximo 24 de febrero con el referendo sobre la  nueva Constitución de la República de Cuba. Ese día, más que por un documento, estamos convocados a votar por un sistema,  el socialismo, con la seguridad de que otra vez, volveremos a abrazarnos en la victoria.
Aquella inolvidable noche del Primero de enero de 1959, en el Parque Céspedes, Fidel les dijo a los cubanos:
“Tengo la satisfacción de haber creído profundamente en el pueblo de Cuba y de haberles inculcado esa fe a mis compañeros. Esa fe, que más que una fe es una seguridad completa en todos nuestros hombres. Y esa misma fe que nosotros tenemos en ustedes es la fe que nosotros queremos que ustedes tengan en nosotros siempre”
Fidel no le falló nunca a su pueblo. Y el pueblo no le ha fallado, ni le fallará nunca a Fidel. Por eso ahora, a 60 años de aquel momento glorioso, ante su sentida  presencia, un coro de voces agradecidas, desbordadas de patriotismo, repetirán un compromiso válido para todos los tiempos: ¡Comandante en Jefe, ordene!  ¡Seguiremos cumpliendo!
Con esa convicción marcharemos hacia el 2019, frente a nuevos desafíos y seguros de la victoria, como lo ha expresado  nuestro Presidente, Díaz-Canel. Alentados por el recuerdo de Camilo, por el ¡Aquí no se rinde nadie…! de Almeida y por el ¡Hasta la victoria siempre!  del Che. Como un inquebrantable haz de pueblo, bajo la dirección del Partido, marcharán la UJC, las organizaciones de masas y sociales, nuestra gloriosa Asociación de Combatientes y nuestras instituciones armadas.
Enalteceremos la gloria del Moncada, del  30 de noviembre, del Granma, de la Sierra Maestra y de la clandestinidad. Santiago ¡Seguirá siendo Santiago!
Este aniversario 60 de la Revolución  compartimos con nuestros dirigentes la alegría del triunfo. Festejamos los sueños alcanzados. Y seguiremos forjando sueños,  trabajaremos con tesón para alcanzarlos y renovaremos siempre nuestra capacidad de soñar y de seguir haciendo.

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