lunes, 28 de enero de 2019

Martí sigue viviendo en el alma de la Patria




.Orlando Guevara Núñez

Hace hoy 166 años del natalicio de José Martí. Solo vivió 42 años. Pero ese corto tiempo bastó para convertirse  en inmortal. Para los cubanos, es el Maestro, el Apóstol de nuestra independencia, el Autor Intelectual del asalto al Cuartel Moncada, nuestro Héroe Nacional. El más universal de los cubanos.
Cuando  apenas tenía 16 años de edad, nos enseñó, en su poema Abdala, que  El amor a la patria no es el amor ridículo a la tierra ni a la yerba que pisan nuestras plantas, que es odio invencible a quien la oprime, es el rencor eterno a quien la ataca.
De él aprendimos que los grandes derechos no se compran con lágrimas, sino con sangre, y que un principio justo, desde el fondo de una cueva, puede más que un ejército.
Antes del triunfo revolucionario de enero de 1959, los sueños martianos estaban encerrados en mármoles. Se nos hablaba del Martí poeta, periodista, soñador, pero no del Martí revolucionario, latinoamericanista, independentista. Se silenciaba al Martí, antiimperialista, fundador del Partido Revolucionario Cubano.
La inmensa mayoría de los cubanos, no aprendíamos la esencia de las verdaderas ideas martianas. Ni su propósito de hacer la guerra necesaria para construir después la república con todos y para el bien de todos.
Sí, Martí, existía solo encerrado en mármoles. Estaba a punto de morir en la memoria de su pueblo. Hasta aquella gloriosa mañana del 26 de julio de 1953, cuando los asaltantes  liderados por Fidel vinieron a Santiago de Cuba y a Bayamo, a ofrendar su vida y su sangre para que él no muriera, para que siguiera viviendo en el alma de la Patria.
Fue entonces que los mármoles se rompieron. Y las ideas martianas comenzaron a extenderse, a hacerse convicciones, a convertirse en acciones de pueblo. Y sufrieron prisión, marcharon al exilio, navegaron en el Granma, escalaron las montañas, recorrieron las calles, los llanos. Hasta convertirse en Revolución triunfante.
José Martí renació con la obra de la Revolución cubana. Su pensamiento nos alimenta cada día para defender las conquistas alcanzadas. El camino recorrido durante 60 años, ha estado guiado por sus ideas.
De seguimos el legado de que: ¡Antes que cejar en el empeño de hacer libre  y próspera a la patria, se unirá el mar del Sur al mar del Norte, y nacerá una serpiente de un huevo de águila!
Y de su mejor discípulo, Fidel Castro, aprendimos los cubanos que nacimos en un país libre que nos legaron nuestros padres, y primero se hundirá la Isla en el mar antes que consintamos en ser esclavos de nadie.
Hoy, en el cementerio de Santa Ifigenia, iremos los santiagueros, en nombre de todos los cubanos, a ofrendarle a nuestro Héroe Nacional el tributo agradecido a su memoria. E iremos con la satisfacción de haber cumplido un deseo por él expresado: el de tener ante su tumba, rotas las cadenas del colonialismo. Y rotas, además, las cadenas del imperialismo.

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