jueves, 7 de diciembre de 2017

Operación Tributo: Un homenaje multiplicado




.Orlando Guevara Núñez
El 7 de diciembre de 1989, la bandera cubana, en todo el país, ondeó luctouosa a media asta; pero el patriotismo y el sentimiento solidario escalaron el mástil más alto. Ese día, en hombros de su pueblo, regresaron a la patria los restos de nuestros hermanos caídos en misiones en otras tierras del mundo.
Más que sepultados, fueron sembrados, como simiente multiplicadora del  legado martiano de que patria es humanidad y del pensamiento fidelista de que ser internacionalista es saldar nuestra propia deuda con la humanidad.
El recibimiento a los   2 289 cubanos caídos en las hermanas tierras de Angola, Etiopía y otros países, movilizó al pueblo en el tributo a quienes con su sangre habían escrito las más hermosas páginas en la historia del internacionalismo proletario.    De ellos,  2 085 cumplían misiones militares y 204 estaban en tareas civiles.
Ellos  estuvieron entre  los más de 400 000 cubanos que en esos años marcharon  voluntariamente  hacia  otros pueblos  como combatientes y colaboradores. Ese día Santiago de Cuba atesoró los restos de 256  hijos suyos.   
Desde aquella jornada de tributo,  cada 7 de diciembre, los cubanos resumimos en esa fecha el homenaje perenne a los  caídos en misiones internacionalistas. La fecha escogida  es todo un símbolo. Ese día, de 1896, cayó en combate frente al ejército colonialista español  el Mayor General Antonio Maceo Grajales. Por eso se rinde en esa fecha homenaje a  los mártires de nuestras gestas independentistas.
También un 7 de diciembre –de 1934- nació el héroe de la lucha clandestina, Frank País García, cuya muerte gloriosa, el 30 de julio de 1957, marca el tributo a los caídos en la última etapa de lucha de nuestro pueblo por su definitiva libertad e independencia.
Por el simbolismo de esta fecha, ese día de 1993 fue fundada la Asociación de Combatientes de la Revolución, que en Santiago de Cuba agrupa a más de 30 mil combatientes.
Con aquel regreso a la Patria, se cumplía un altruista deseo expresado por  Fidel y Raúl:  el de regresar de esas misiones con el único tesoro de los restos de nuestros héroes caídos para, en hombros de su pueblo, descansar para siempre en la tierra que los recogiera como simiente  para seguir multiplicándose en la presente y las futuras generaciones.

En este  nuevo . aniversario de la Operación Tributo, en los cementerios de todos los municipios santiagueros, como a lo largo de Cuba, nuestro pueblo, junto a los combatientes y  familiares de los caídos, colmará de flores las tumbas de nuestros internacionalistas caídos, ofrendándoles el más digno de los homenajes: la fidelidad a la causa por la cual ofrendaron su vida.
En este homenaje, como en años anteriores, no seremos vencidos por el silencio y la tristeza. Ni por el dolor de una ausencia que pudo no ser, sólo al precio de haber estado ausentes cuando el honor les señaló un camino. No pensaremos en la muerte, al recordar a quienes todo lo dieron por la vida.
Ellos están multiplicados en los miles de cubanos siempre dispuestos, en cualquier parte del mundo, a salvar una vida, a curar un dolor, a aliviar un mal, a eliminar las tinieblas de la ignorancia, a compartir lo que tengamos.  Multiplicados en la construcción y defensa de la obra  revolucionaaria. A todos ellos, por eso, los recordamos siempre – más que  por su muerte heroica- por el ejemplo  de su vida.

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