domingo, 26 de diciembre de 2021

Yo ofrezco a Vd., sin temor de negativa, este nuevo trabajo, hoy que no tengo más remuneración que brindarle que el placer del sacrificio y la ingratitud probable de los hombres

 


 Orlando Guevara Núñez

 


Sabido es que esta carta está dirigida al Generalísimo Máximo Gómez Báez. Fue firmada: El Delegado José  Martí, en Santiago de los Caballeros, Santo Domingo, el 13 de septiembre de 1892La propuesta al patriota dominicano-cubano,  en nombre del  Partido Revolucionario Cubano- está contenida en el texto: (…) “Ayude  a la revolución  como encargado supremo del ramo de la guerra, a organizar dentro y fuera de la Isla el ejército libertador que ha de poner a Cuba, y a Puerto Rico con ella,  en condición de realizar, con métodos ejecutivos y espíritu republicano, el  deseo manifiesto y legítimo de su independencia”.

Luego de expresarle a Gómez sus conceptos sobre la guerra que se prepara, le dice Martí:  (…) “Si fuese un ensayo imperfecto, o una recaída histórica, o el empeño novel del apetito de renombre, o la empresa inoportuna del heroísmo fanático, no tendría derecho el Partido Revolucionario Cubano a solicitar el concurso de un hombre cuya gloria merecida, en la prueba larga y difícil y real de las virtudes más difíciles, no puede contribuir a llevar al país más conflictos que remedios, ni a arrojarlo en una guerra de mero sentimiento  o destrucción, ni a estorbar  y corromper, como en otras y muy tristes ocasiones históricas, la revolución  piadosa y radical que animó a los héroes de Yara, y le anima a Vd., hoy como ayer, la idea y el brazo”

La petición de Martí es clara, precisa y consciente del sacrificio que implica para  Gómez. Así se lo expresa:

“Los tiempos grandes requieren grandes sacrificios: y yo vengo confiado a pedir  a Vd. que deje en manos de sus hijos nacientes y de su compañera abandonada la fortuna que le está levantando con  rudo trabajo, para ayudar a Cuba a conquistar su libertad, con riesgo de la muerte: vengo a pedirle que cambie el orgullo de su bienestar y la paz gloriosa de su descanso por los azares de la revolución, y la amargura de la vida consagrada al servicio de los hombres”.

El Generalísimo no defraudó la confianza de Martí, accedió  a su petición, se sumó a la guerra, desembarcó junto a él por Playita de Cajobabo, el 11 de abril de 1895, y conjuntamente con Antonio Maceo condujo la Invasión hacia Occidente que puso en crisis el poder colonial en Cuba, pero cuya victoria fue frustrada por la intervención  norteamericana de 1898.

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