Orlando Guevara Núñez
Entre otros trabajos publicados en Patria, el 5 de enero de 1894, aparece uno titulado El plato de lentejas. Es ahí donde aparece este concepto martiano sobre el valor de la cultura.
Analiza Martí la medida anunciada por el gobierno colonial español de permitir que “los cubanos negros pueden tener asiento en los lugares públicos, y sitio en los paseos y en las escuelas, sin diferencia del cubano blanco”.
Y en un análisis sobre la esclavitud en Cuba, a la que calificó como el “hecho tremendo” afirmó que fue la Revolución de 1868, la que de verdad abolió la esclavitud, cuando los cubanos se alzaron en guerra, rompieron los grilletes y convirtieron a costa de su vida la indignidad española en un pueblo de hombres libres.
Fue la Revolución la que liberó a los negros cubanos. Y España, analiza el Maestro, venía a reconocer esos derechos después de pasados 25 años. “Todo esclavo de entonces, afirmó, libre hoy, y sus hijos todos, son hijos de la revolución cubana”.
En la profundidad de su pensamiento, Martí afirma: “Pero institución como la de la esclavitud es tan difícil de desarraigarla de las costumbres como de la ley. Lo que se borra de la constitución escrita, queda por algún tiempo en las relaciones sociales”
Y es cuando va al fondo del problema, al afirmar que en todas las sociedades donde hubo esclavitud, fuese cualquiera el color de los siervos, y por diferencia fatal y patente en la cultura, de influjo decisivo, es la única condición que iguala a los hombres. A continuación añade que No hay igualdad social posible sin igualdad de cultura.
En el escrito se denuncia la intención de España de sobornar, con esas medidas, a los cubanos negros: ¡España ha llegado muy tarde! –dice- lo de España es veinticinco años después. La revolución hizo todo eso antes. ¡Jamás se apartarán los brazos blancos y negros que se unieron allí! ¿Y cree el español astuto que por esta imitación tardía de la justicia de la revolución, por este plato de lentejas, de derechos que están hace veinticinco años por la revolución reconocidos, les ha comprado a los cubanos negros la progenitura de su honor?
A esa interrogante, el mismo Martí responde: “Se engaña España”. Y plantea que los cubanos negros aspiran a su libertad verdadera, a la felicidad, justicia, cultura de los hombres, y al trabajo, no como negros, sino como cubanos.
Sólo la Revolución de 1959, hizo realidad esta noble aspiración.
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