Orlando Guevara Núñez
Versos profundos, podría decirse. Fueron publicados en Nueva York, en el año 1891 El propio Martí, en el prólogo, explica cuáles motivos los inspiraron. “Fue aquel invierno de angustia en que por ignorancia, o por fe fanática, o por miedo, o por cortesía, se reunieron en Washington, bajo el águila temible, los pueblos hispanoamericanos”
Martí veía, en ese convite, un peligro para los pueblos de nuestra América y para Cuba. Y llama a estos versos “sencillez, escrita como jugando”.
“Se imprimen estos versos porque el afecto con que los acogieron, en una noche de poesía y amistad, algunas almas buenas, los ha hecho ya públicos. Y porque amo la sencillez, y creo en la necesidad de poner el sentimiento en formas llanas y sinceras”.
Los Versos Sencillos fueron dedicados por José Martí a sus amigos Manuel Mercado, mexicano, y Enrique Estrázulas, uruguayo.
He aquí algunos de esos versos, tan conocidos por los cubanos.
Yo soy un hombre sincero- de donde crece la palma- y antes de morirme quiero- echar mis versos del alma.
. Yo he visto al águila herida, volar al azul sereno, y morir en su guarida la víbora del veneno.
. Con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar: el arroyo de la sierra me complace más que el mar.
. Si ves un monte de espumas, es mi verso lo que ves; mi verso es un monte y es un abanico de plumas.
. Mi verso es de un verde claro y de un carmín encendido: mi verso es un ciervo herido que busca en el monte amparo.
. No me pongan en lo oscuro a morir como un traidor: ¡yo soy bueno, y como bueno, moriré de cara al sol!
. Yo pienso cuando me alegro, como un escolar sencillo, en el canario amarillo, ¡Qué tiene el ojo tan negro!
. Yo quiero cuando me muera, sin patria, pero sin amo, tener en mi losa un ramo de flores, y una bandera
. Rojo, como en el desierto, salió el sol al horizonte: y alumbró a un esclavo muerto colgado a un ceibo del monte
. Vamos, pues, hijo viril: vamos los dos, si yo muero, me besas, si tú… ¡prefiero verte muerto a verte vil!
. Yo sé de un pesar profundo entre las penas sin nombres: / ¡La esclavitud de los hombres es la gran pena del mundo!
. ¿Del tirano? Del tirano/ dí todo, ¡dí más; y clava con furia de mano esclava sobre su oprobio al tirano!
. Cultivo una rosa blanca, en julio como en enero, para el amigo sincero que me da su mano franca.
. Tiene el leopardo su abrigo en un monte seco y pardo: ¡Yo tengo más que el leopardo porque tengo un buen amigo!
. ¡Verso, nos hablan de un Dios a donde van los difuntos: verso, o nos condenan juntos o nos salvamos los dos!
A esta colección pertenecen dos joyas de la poesía martiana: La niña de Guatemala y La bailarina española.
No hay comentarios:
Publicar un comentario