viernes, 31 de diciembre de 2021

Primero de Enero de 1959, Del combate a la victoria

 

                                       

 

 

.Orlando Guevara Núñez

El primer día de enero de  1959, el pueblo cubano despertó  con una noticia que estremeció a toda la nación. El tirano Fulgencio Batista había huido del país. El Ejército Rebelde había derrumbado a la sangrienta dictadura que durante siete años sumió a Cuba en el oprobio y el crimen.

Pero eso no significaba todavía el triunfo completo de la Revolución. En la capital cubana asumió el mando una junta militar que pretendía engañar al pueblo e impedir la verdadera victoria revolucionaria.

En Oriente, las fuerzas del Primer, Segundo y Tercer  Frentes Orientales, bajo el mando del Comandante en Jefe Fidel Castro y los Comandantes Raúl Castro y Juan Almeida, habían barrido con los principales bastiones enemigos.

La noticia de la huida de Batista, encontró  a Fidel en el Central América (hoy América Libre) en Contramaestre, donde había establecido su Comandancia.

La reacción del máximo jefe del Ejército Rebelde  resultó  inmediata y certera. La decisión fue marchar sobre Santiago de Cuba. De Contramaestre salió para Palma Soriano y desde allí, a través de Radio Rebelde, dirigió su histórica alocución a las fuerzas rebeldes y al pueblo de Cuba.

“Cualesquiera que sean las noticias procedentes de la capital, nuestras tropas no deben hacer alto al fuego por ningún concepto. Nuestras fuerzas deben proseguir sus operaciones contra el enemigo en todos los frentes de batalla. Acéptese sólo conceder parlamento a las guarniciones que deseen rendirse”.

“Las operaciones militares proseguirán inalterablemente mientras no se reciba una orden expresa de esta Comandancia, la que solo será emitida cuando los elementos militares que se han alzado en la capital se pongan incondicionalmente a las órdenes de la jefatura revolucionaria”.

La consigna de ¡Revolución si, golpe militar no! fue proclamada por el Comandante en Jefe, junto al llamado al pueblo a prepararse para la huelga general revolucionaria si fuese necesario.

Ese histórico 1ro. de  enero, Fidel dirige, también desde Palma Soriano a través de Radio Rebelde, una ardiente y patriótica alocución al pueblo de Santiago de Cuba, donde afirma que la guarnición de esa ciudad, atrincherada en el Moncada, está cercada y que si ese día, a las 6:00 de la tarde no ha depuesto las armas, las tropas rebeldes avanzarían sobre la capital oriental y tomarían por asalto las posiciones enemigas.

Como parte de las acciones rebeldes, unos cien combatientes clandestinos, armados, socavaban el maltrecho poder de las fuerzas batistianas en las entrañas de la ciudad.

 “! La historia del 95 no se repetirá! !Esta vez los mambises entrarán en Santiago de Cuba!

Pero las tropas batistianas estaban ya desmoralizadas, vencidas e incapaces de soportar el empuje rebelde en Oriente. Las Columnas Invasoras de Camilo y el Che, combaten con igual destreza y audacia en su marcha hacia Occidente, rindiendo guarniciones, acorralando y venciendo al enemigo.

Es así como ese mismo turbulento 1ro. de enero de 1959, el coronel Rego Rubido, al frente de la guarnición del Moncada, acepta la rendición incondicional, durante una entrevista sostenida con Fidel en El Escandel, próximo a El Caney, en las cercanías de Santiago de Cuba.

Al término de esa capitulación, Raúl Castro parte hacia la ciudad de Santiago de Cuba, a hacerse cargo de la fortaleza. Un testigo excepcional de la entrada de Raúl al Moncada, el coronel ® Raúl Guerra Bermejo (Maro) recuerda así aquel episodio:

“Cuando el jefe (Raúl Castro) empezó a ascender las escaleras, para que no se me perdiera en medio de la multitud, le agarré el cinto por detrás. Subimos a la oficina de Rego Rubido, precisamente el lugar donde otrora Raúl había sido conducido prisionero y después interrogado por el general Díaz Tamayo.

(…) Acto seguido, se subió al buró, después de ordenar que lo pegaran a la pared y cogió un retrato de Batista que estaba colgando y le dio otro, con una foto de Francisco Tabernilla, jefe del Estado Mayor General del Ejército, a Rego Rubido. Primero estrelló el de Batista contra el piso y gritó: ¡Viva la Revolución! Vio que Rubido estaba dudoso, y le espetó: ¿lo tiras o no lo tiras? El hombre por fin lo tiró. Raúl volvió a decir: ¡Viva la Revolución!

Esa misma noche del primero de enero de 1959, Fidel, desde el balcón del Ayuntamiento, frente al Parque Céspedes, proclama el triunfo definitivo de la Revolución cubana. Es ya la madrugada del día dos cuando se produce ese acontecimiento, el más trascendente en la historia de la nación cubana.

Día inolvidable de gloria. Combatientes del Ejército Rebelde y de la Lucha Clandestina se funden con el pueblo. Las puertas y ventanas tantas veces abiertas a los luchadores por la libertad en los momentos más difíciles de la lucha, se abrían esta vez para los vencedores.

Y así nació  una nueva historia de la nación cubana.  Una nueva etapa de la Revolución que no ha sido nunca traicionada. Una Revolución que cumplió los sueños del Moncada y no ha dejado de forjar otros  que convierte en realidad su pueblo heroico.

 

¡Para un pueblo esclavo no hay más año nuevo que el que se abra con la fuerza de su brazo por entre las filas de sus enemigos: el primer día de año nuevo será el primer combate por nuestra libertad!


.Orlando Guevara Núñez

 

La Revolución  cubana confirmó, el 1ro. de enero de 1959, esta máxima martiana, expresada en un artículo publicado por el periódico Patria  el 5 de enero de 1894, que tituló, precisamente, Año nuevo. Habla Martí de las penurias de los cubanos en el país y en el exilio: miseria, cárceles, limosnas,  ¡Ese- dijo- es el año nuevo para los cubanos!  Habla de desamparo y abandono. Y de las ansias de redención.

Leyendo este artículo, se nos parecen preludio de alborada las palabras de Martí.

Hace, en ese momento, otra reflexión: “Quien ve a su pueblo en desorden y agonía, sin la puerta visible para el bienestar y el honor, o le busca la puerta, o no es hombre, o no es hombre honrado”.

“El que se conforma con una situación de villanía- escribe- es su cómplice”. Se refiere al sacrificio necesario y al hecho de que quienes quieren  sacrificarse  tienen como enemigos a quienes no quieren  sacrificarse, y afirma que de hombres de sacrificio necesita la libertad.

Plantea la interrogante de  si ese año nuevo ha de servir para mantener los males de la colonia en Cuba. Y ofrece una respuesta concreta: ¡Para echar todo eso abajo es para lo que nos ha de servir el año nuevo!

Tendrían que transcurrir  65 años para que pudiera cumplirse el sueño de José Martí, sobre lo que debería ser un año nuevo en la  Cuba oprimida.

 

 

Como la tanqueta de Maffo: ¡Sin marcha atrás!

 


 

.Orlando Guevara Núñez

 

El 30 de diciembre de 1958,  a las 5:30 de la tarde, las fuerzas de la tiranía batistiana guarecidas en la fortaleza de Maffo, aledaña a Contramaestre, admitían su derrota y se rendían incondicionalmente ante el Ejército Rebelde, bajo el mando directo del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. Luego de 20 días de combates, llegaba a su fin una de las más difíciles y decisivas batallas por la liberación definitiva de la Patria.

En los almacenes del Banco de Fomento Agrícola e Industrial de Cuba (BANFAIC), de este pequeño poblado, se habían refugiado la jefatura de un batallón de infantería, una compañía del mismo batallón, así como también las guarniciones de Contramaestre, del propio Maffo y del Central América, acosadas por la ofensiva rebelde.

Las características constructivas, trincheras, casamatas y una muralla de sacos de arena, convertían al lugar en una fortaleza difícil de penetrar. El enemigo contaba con buenas armas y solo la certeza de la derrota lo condujo a la capitulación.

Cercar al enemigo, hostigarlo sin tregua y batir a los refuerzos que acudieran en su ayuda, interrumpir las comunicaciones, vías de acceso y tomar poblados, había sido la táctica guerrillera desde que se concibió la Campaña de Oriente u Operación Santiago, que barrería a las fuerzas opresoras de sus cuarteles y dejaría abierto el camino para el postrer combate en la capital oriental, Santiago de Cuba.

Mientras se peleaba en Maffo, los combates de San José del Retiro, en Jiguaní, y de Palma Soriano, liberaban esas localidades los días 19 y 27 de diciembre, respectivamente.

En ambos casos los combates fueron cruentos y la victoria costó vidas valiosas al Ejército Rebelde. Las pérdidas enemigas en hombres, armas y posiciones fueron considerables.

En el BANFAIC, el enemigo había rechazado propuestas rebeldes de tregua para buscar un entendimiento y evitar mayores derramamientos de sangre, desdeñando así su única salvación. La ilusión de un refuerzo salvador no llegaría nunca a ser real y en ese empeño fue derrotado un batallón procedente de Bayamo, sufriendo decenas de bajas.

Los combatientes revolucionarios pelearon en Maffo con singular valor y heroísmo. Eran pocos los metros que separaban a los contendientes. La aviación batistiana bombardeaba indiscriminadamente la zona. Metralla calibres 30 y 50, bombas de 250 y 500 libras caían sobre la indefensa población y una de ellas mató a tres niños.

Pero el cerco de acero no cedía y poco a poco estrangulaba a la resistencia enemiga. Las reservas de agua y alimentos se agotaban, mientras que un altoparlante situado frente al BANFAIC ofrecía informaciones y partes sobre el desarrollo de la guerra, denunciaba las inmoralidades del régimen opresor, difundía música e himnos y explicaba el trato rebelde a quienes se rendían y dejaban de luchar contra el pueblo.

El 29 de diciembre, llega a la zona de operaciones de Maffo el Comandante Raúl Castro y, ante la negativa del enemigo a rendirse, se prepara un carro que con una manguera rociaría gasolina a las naves fortificadas para luego prenderles fuego. Pero no hizo falta esa operación, porque al día siguiente la capitulación sellaba la victoria rebelde.

Había sucumbido el último reducto militar batistiano entre Bayamo y Santiago de Cuba. Un comandante, cinco tenientes y 124 soldados prisioneros, al menos un muerto y diez heridos. Un total de 130 armas y 58 000 balas capturadas. Ese fue el saldo de pérdidas del enemigo.

Las tropas rebeldes del Primer y Tercer  Frentes orientales, habían tenido cinco muertos y 20 heridos, quienes con su propia sangre escribieron la historia de esta  batalla.

Cuentan muchos combatientes de aquella heroica jornada, que una tanqueta utilizada por el Ejército Rebelde en la confrontación, no tenía marcha atrás. Su mecanismo sólo respondía al avance. Así marchan hoy los pobladores de esta localidad. Y así avanza la Revolución a 63  años de la epopeya victoriosa: sin marcha atrás, como la tanqueta de  Maffo.

 

¡Para un pueblo esclavo no hay más año nuevo que el que se abra con la fuerza de su brazo por entre las filas de sus enemigos: el primer día de año nuevo será el primer combate por nuestra libertad!


.Orlando Guevara Núñez

 

La Revolución  cubana confirmó, el 1ro. de enero de 1959, esta máxima martiana, expresada en un artículo publicado por el periódico Patria  el 5 de enero de 1894, que tituló, precisamente, Año nuevo. Habla Martí de las penurias de los cubanos en el país y en el exilio: miseria, cárceles, limosnas,  ¡Ese- dijo- es el año nuevo para los cubanos!  Habla de desamparo y abandono. Y de las ansias de redención.

Leyendo este artículo, se nos parecen preludio de alborada las palabras de Martí.

Hace, en ese momento, otra reflexión: “Quien ve a su pueblo en desorden y agonía, sin la puerta visible para el bienestar y el honor, o le busca la puerta, o no es hombre, o no es hombre honrado”.

“El que se conforma con una situación de villanía- escribe- es su cómplice”. Se refiere al sacrificio necesario y al hecho de que quienes quieren  sacrificarse  tienen como enemigos a quienes no quieren  sacrificarse, y afirma que de hombres de sacrificio necesita la libertad.

Plantea la interrogante de  si ese año nuevo ha de servir para mantener los males de la colonia en Cuba. Y ofrece una respuesta concreta: ¡Para echar todo eso abajo es para lo que nos ha de servir el año nuevo!

Tendrían que transcurrir  65 años para que pudiera cumplirse el sueño de José Martí, sobre lo que debería ser un año nuevo en la  Cuba oprimida.

 

Las manos de cada nación deben estar libres para desenvolver sin trabas el país, con arreglo a su naturaleza distintiva y a sus elementos propios


Orlando Guevara Núñez

Una excelente definición martiana sobre el derecho de los pueblos a su autodeterminación. Y fue importante el contexto en que expuso esta idea: se trata del informe leído por él  ante la Conferencia Monetaria Internacional Americana, celebrada en Washington, y a la cual  él asistió como delegado por el Uruguay.

El 30 de marzo de 1891 cumplió Martí el encargo de la Comisión que estudió las propuestas hechas a ese cónclave por la delegación de los Estados Unidos en relación con la creación de una o más monedas internacionales. Y expuso un contundente documento, con el espíritu de los pueblos de América, no de una potencia aspirante a la preponderancia sobre los demás. 

En el análisis, Martí llega a la conclusión de que “El oficio del continente americano no es perturbar el mundo con factores nuevos de rivalidad  y de discordia, ni restablecer con otros métodos y nombres el sistema imperial por donde se corrompen y mueren las repúblicas”.  Dijo que ese oficio no es levantar  a un mundo contra otro, ni amasar con precipitación elementos diversos para un conflicto innecesario e injusto,

Habla sobre la utilidad de un sistema de moneda internacional, pero con la aceptación de todos en el mundo. Apunta que los pueblos no se rebelan contra las causas naturales de su malestar, sino contra los que nacen de algún desequilibrio o injusticia. Aduce que fijar los cambios es robustecer la libertad y que todo acto equitativo en provecho de la masa laboriosa contribuye a afirmar la libertad pública.

Esa moneda universal, explica Martí, necesita condiciones de seguridad, y la califica de “empresa digna de las naciones democráticas, conveniente a la paz internacional e indispensable para el goce completo de la libertad doméstica”

Luego de un análisis sobre el carácter del oro y la plata como valor monetario; y su vinculación con el comercio, en su informe, Martí puntualiza que “Las puertas de cada nación deben estar abiertas a la actividad fecundante y legítima de todos los pueblos”. Opina que “los pueblos todos deben reunirse en amistad y con la mayor frecuencia dable, para ir reemplazando, con el sistema de acercamiento universal, por sobre la lengua de los istmos y la barrera de los mares, el sistema muerto para siempre, de dinastías y grupos”.

En la propuesta final, la Comisión representada por Martí aprueba no recomendar en ese momento la moneda internacional, teniendo en cuenta la posición de Europa respecto a la plata y los diversos tipos de relación entre el oro y la plata en varios de los países integrantes de la Comisión.

Considera posible la adopción del bimetalismo, mediante el establecimiento de una relación igual entre el oro y la plata por los grandes poderes comerciales. Y apoya la celebración de una Conferencia Monetaria Universal para tratar sobre el asunto, con la participación de todas las repúblicas.