sábado, 9 de noviembre de 2019

“Ignoran los déspotas que el pueblo, la masa adolorida, es el verdadero jefe de las revoluciones”.




.Orlando Guevara Núñez
Esta afirmación del Héroe Nacional cubano, José Martí, nos ayuda a comprender mejor el fenómeno que está estremeciendo hoy los cimientos del corrompido sistema capitalista en disímiles puntos de nuestra América.
Casos representativos con Chile y Ecuador, donde millones de personas se lanzan a las calles y reclaman sus derechos pisoteados. Los gobiernos traidores, queriendo ocultar la realidad, acusan a naciones extranjeras de incitar a esas rebeliones. Pero son incapaces de reconocer que los verdaderos culpables son la pobreza, la explotación, y el saqueo que padecen sus pueblos, sometidos a un solo dictamen: el del imperio norteamericano, con sus tentáculos mortales de la CIA, del FMI y otros mecanismos estranguladores.
La actual posición de AMLO en México, la victoria de Alberto y Cristina en Argentina, la derrota electoral del gobierno en Colombia, y las manifestaciones en otros puntos de nuestra geografía continental, son un claro signo de las masas están decididas a luchar por el mundo mejor que hoy es posible.
La firmeza de las revoluciones de Cuba, de Venezuela, de Nicaragua y de Bolivia, enfrentando y venciendo agresiones, sanciones, bloqueo, siempre acompañado de las mentiras y el intento de aislamiento, demuestran que los pueblos, cuando adquieren conciencia sobre sus derechos, y están dispuestos a defenderlos, son, sencillamente, invencibles.
La reciente victoria de Cuba en la ONU frente al bloqueo económico, comercial y financiero a este país durante 60 años, confirma la fortaleza de quienes luchan con la razón de su parte. En las calles de nuestra sufrida América, muchos de sus hijos están luchando para hacer realidad los sueños de Bolívar y de Martí, continuados por Fidel y Chávez y ahora por Díaz-Canel y Maduro.
La historia demuestra que los capitalistas no pueden existir sin los trabajadores, los campesinos, los estudiantes, los intelectuales y otros sectores de la sociedad, pero éstos sí pueden vivir sin los capitalistas.
Y la  victoria será de los pueblos, es decir, de los verdaderos jefes de las revoluciones.

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