.Orlando Guevara Núñez
"Un pueblo instruido será siempre fuerte y libre". Este
pensamiento martiano sufría el más bárbaro ultraje en Cuba antes del triunfo de
la Revolución. Y quien pretenda, con honestidad, analizar las diferencias del
capitalismo y el socialismo en la educación, valgan algunos datos.
En
la Cuba capitalista: En
1953, cuando Fidel atacó el Cuartel Moncada, el drama de la educación no podía
ser peor; el 23,6 por ciento de la población mayor de 10 años era
analfabeta, mientras que sólo el 55,6 por ciento de los niños entre seis y 14 años estaban matriculados en las
escuelas, aunque muchos se veían obligados a abandonarla para incorporarse al
trabajo como medio de subsistencia. Un
millón y medio de habitantes mayores de seis años no tenían ningún grado
escolar aprobado, al tiempo que la matrícula sólo registraba el 52 por ciento de los niños de siete años, el
43,7 por ciento de los de ocho y el 36,6 por ciento de los de nueve.
Entre los 15 y 19 años, en
la flor de su juventud, sólo el 17 por ciento de los cubanos recibía algún tipo
de educación, mientras que el grado cultural promedio de los mayores de 15 años
no llegaba al tercero.
En el país existían sólo 53
464 graduados universitarios, entre ellos 37 292 en la capital del país, con
una población analfabeta de seis a nueve años que llegaba a 44,5 por ciento en La Habana, al tiempo que en
Oriente alcanzaba un 81,2 por ciento, llegando a un 89 por ciento en las zonas
rurales.
Así, en 1958, los datos eran
desgarradores. Un millón de analfabetos absolutos, más de un millón de
semianalfabetos, 600 000 niños sin escuelas mientras que 10 000 maestros
estaban sin trabajo.
Esa era la obra de la
democracia capitalista en Cuba. Esos eran los derechos humanos burgueses en
nuestro país. Ese era el capitalismo brutal. Y a ese era el pueblo al cual le
decían el socialismo era malo.
En
la Cuba socialista: “El pueblo más
feliz es el que tenga mejor educados a
sus hijos, en la instrucción del
pensamiento, y en la dirección de los sentimientos”.
Este pensamiento martiano fue evocado por Fidel en su autodefensa durante el
juicio que lo condenó a 15 años de prisión por los hechos del 26 de julio de
1953. Y comenzó a hacerse realidad a partir del triunfo del 1ro. de enero de
1959.
En septiembre de 1959, fueron
creadas en Cuba 10 000 aulas. Y como hecho sin precedente en la historia cubana
y más allá, 69 cuarteles fueron convertidos en escuelas para más de 40 000
alumnos. El 26 de diciembre de 1959,
fue proclamada la primera Reforma Integral de la Enseñanza. Luego, 3 000
maestros voluntarios marcharon hacia las montañas, a luchar contra la
ignorancia heredada del brutal sistema capitalista. Y 150 000 muchachas
campesinas pasaron por becas en la capital del país, en escuelas organizadas en
las mansiones abandonadas por los esbirros y explotadores que habían salido de
nuestro territorio.
En 1961, más de 100 000
cubanos, principalmente jóvenes, se integraron a la ardua tarea de la
alfabetización, enseñando a leer y escribir,
en solo un año, a 707 000
adultos. Ya, en junio de ese mismo año, había sido proclamada la Ley de
Nacionalización de la Enseñanza y el carácter gratuito de la educación en todos
sus niveles. El 22 de diciembre de 1961, Cuba fue declarada Territorio Libre de
Analfabetos.
Hoy el sistema educacional cubano está declarado
por la UNESCO como el mejor de América Latina. Es totalmente gratis para todos los cubanos, sin discriminación de
ningún tipo. Se gradúan en las universidades, en un año, más del total de
universitarios que tenía el país cuando fue asaltado el Moncada. Cuba ha
graduado, también de forma gratuita, a decenas de miles de hermanos de
distintos continentes, como profesionales de la salud y otras especialidades.
Miles de maestros cubanos han prestado su colaboración en muchos países. Y más
de ocho millones de personas, en distintas latitudes del mundo, han aprendido a
leer y escribir con el método cubano Yo
sí puedo.
A este pueblo culto y libre
es al que se quiere borrar de la faz de la tierra, por su osadía de haber
erradicado el capitalismo que lo oprimía y haber forjado y defendido el
socialismo que lo redimió.
Aún en los más difíciles momentos del bloqueo yanqui, ninguna escuela se ha cerrado, ningún maestro ha quedado sin aulas y ningún niño sin escuelas y maestros.Ahora, cabe preguntar, ¿cuál sistema, si se les diera a escoger, preferirían los pueblos de nuestro continente –y más allá? ¿El de la Cuba capitalista o el de la Cuba socialista? Para no predisponer criterios, podrían omitirse los nombres de capitalismo y socialismo. Y exponer solo los resultados. Pero ante la cobardía de hacerlo de esa forma, el gobierno imperialista de los Estados Unidos sigue enarbolando la falacia de que el socialismo es lo peor que existe y por eso hay que erradicarlo. Algún día, serán los pueblos, como lo hizo el cubano, quienes impongan sus reales intereses y sus verdades
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