.Orlando Guevara Núñez
El gobierno imperialista de los Estados Unidos es un
pulpo venenoso que pretende asfixiar a
los gobiernos progresistas en todo el
mundo. En el caso de nuestra América, el principal objetivo de esa tan absurda
como fracasada política son Cuba, Venezuela y Nicaragua. Y de forma más
solapada, pero no menos ruin, Bolivia.
Tentáculos de ese mismo pulpo son el Ministerio de
Colonias Yanquis (OEA), los gobiernos de Brasil y Colombia, junto a otros que
clasifican entre los caínes denunciados por José Martí en la segunda mitad del
siglo XIX.
Como animal al fin, ese pulpo se auto erige como Dios del
Universo. Todo cuanto esté hecho fuera de sus moldes, es para él incompatible con la libertad, la democracia y
los derechos humanos. No hay ley internacional que respete, derecho que no
viole. Ese pulpo, antes de atacar, utiliza la mentira, las sanciones. Y pone en
función cada uno de sus tentáculos.
Los cubanos conocemos muy bien a ese grotesco animal.
Lleva más de 60 años tratando de ahogarnos. Y no ha podido. Tentáculo que ha
puesto sobre Cuba, ha sido cercenado.
Pero como la yerba mala, rebrotan y crecen abonados por el odio, la prepotencia
y el mercenarismo.
Lo mismo está sucediendo ahora en Venezuela. Los golpes sucios
contra ese hermano país, habrían bastado para que no durara el gobierno un mes
en el poder, si no tuviera el decidido apoyo del pueblo.
El presidente Trump, quien invocando la seguridad
nacional de los Estados Unidos es el primero en arriesgarla, lanza sobre Cuba,
Venezuela y Nicaragua las más brutales amenazas, y adopta las más criminales
medidas de bloqueo para hacer sufrir a nuestros pueblos. Su estupidez no le
alcanza para entender que cada agresión nos hace más fuertes y más invencibles.
Pese a esa sucia política. Aquí estamos. Y estaremos. Y cuando
Trump y su pandilla hayan todos pasado al basurero de la historia- como ha sucedido con más de una decena de presidentes yanquis junto a sus cómplices- aquí
seguiremos los cubanos, venezolanos, nicaragüenses y bolivianos, haciendo más
revolución. Y, con seguridad, en el futuro, seremos más, mientras ellos serán
menos. Aquí estaremos, mutilando cada tentáculo que trate de asfixiarnos, hasta
que el pulpo se quede sin ellos.
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