.Orlando Guevara Núñez
Este 26 de septiembre se cumplirán 59 años del discurso del
Comandante en Jefe Fidel Castro en la Asamblea General de la Organización de
Naciones Unidas (ONU) en el cual denunció la política agresiva del gobierno de
los Estados contra Cuba, la explotación imperialista y del sistema colonial,
defendió el derecho de los pueblos a su libertad e independencia, a la paz y el
desarrollo, y fijó con toda claridad la política interna y exterior de la
Revolución cubana.
En fecha tan temprana para el proceso revolucionario cubano,
Fidel, al analizar los acontecimientos internacionales de esos tiempos, las
maniobras imperiales contra Cuba y la actuación de la ONU ante éstos, afirmó que
(...) "Nuestro pueblo que ha aprendido en esta escuela de los últimos
acontecimientos internacionales, sabe que a última hora, cuando su derecho ha
sido negado, cuando sobre él se enciman las fuerzas agresivas, le queda el
recurso supremo y el recurso heroico de resistir, cuando su derecho no sea
garantizado ni en la OEA
ni en la ONU".
Ante las amenazas abiertamente expresadas por el gobierno
yanqui, Fidel habló como pocos mandatarios lo habían hecho hasta entonces en ese
escenario. El propio Keneddy, entonces candidato a la presidencia de los
Estados Unidos, quien aprobó luego la invasión mercenaria de Playa Girón, había
afirmado,haciendo gala de la prepotencia y el cinismo de todos los gobernantes yanquis: "Debemos usar toda la fuerza de la OEA para impedir que Castro
interfiera con otros gobiernos latinoamericanos, y devolver la libertad a
Cuba." "Debemos dejar sentada nuestra intención de no permitir que la Unión Soviética
convierta a Cuba en su base en el Caribe, y aplicar la doctrina de
Monroe." "Debemos hacer que el Primer Ministro Castro comprenda que
nos proponemos defender nuestro derecho a la Base Naval de
Guantánamo." "Y debemos hacer saber al pueblo cubano que simpatizamos
con sus aspiraciones económicas legítimas" "que conocemos su amor por
la libertad, y que nunca estaremos contentos hasta que la democracia vuelva a
Cuba"
Cada uno de esas afirmaciones fue replicada por el
Comandante en Jefe con breves, concisas y valientes palabras. "Por nuestra
parte, con todo respeto, debemos decirle que los problemas del mundo no se
resuelven amenazando ni sembrando miedo; y que nuestro humilde y pequeño
pueblo, ¡qué le vamos a hacer!... Estamos ahí, mal que le pese, y la Revolución seguirá
adelante, mal que le pese: y que, además, nuestro humilde y pequeño pueblo
tiene que resignarse a su suerte, y que no siente ningún miedo por sus amenazas
de uso de armas atómicas.
En el tema de la lucha por la paz, luego de fustigar la
política guerrerista y el desastre causado por las guerras a la humanidad,
Fidel hizo una precisión que puso al
desnudo la verdadera razón de las agresiones imperiales y guerras de rapiña:
"Para qué darle más vuelta a la cuestión. Este es el quid de la cosa,
incluso, el quid de la paz y de la guerra, el quid de la carrera armamentista o
del desarme. Las guerras, desde el principio de la humanidad, han surgido,
fundamentalmente, por una razón: el deseo de unos de despojar a otros de sus
riquezas. ¡Desaparezca la filosofía del despojo, y habrá desaparecido la
filosofía de la guerra! ¡Desaparezcan las colonias, desaparezca la explotación
de los países por los monopolios, y entonces la humanidad habrá alcanzado una
verdadera etapa de progreso!"Mientras ese paso no se da, mientras esa
etapa no se alcanza, el mundo tiene que vivir constantemente bajo la pesadilla
de verse envuelto en cualquier crisis, en una conflagración atómica. ¿Por qué?
Porque hay quienes están interesados en mantener el despojo, hay quienes están
interesados en mantener la explotación".
Con claridad meridiana, denunció a los monopolios como los
verdaderos enemigos del desarme "porque además de que con las armas
defienden a esos intereses, la carrera armamentista siempre ha sido un gran
negocio para los monopolios". Como los cuervos, afirmó, los monopolios se
nutren de los cadáveres que nos traen las guerras.Al explicar la posición de la Revolución cubana, el
jefe revolucionario no dejó lugar a las dudas ni falsas interpretaciones. Habló
con entera claridad y evocó los principios proclamados por la Asamblea General
del Pueblo de Cuba, con la presencia de más de un millón de cubanos, el 2 de
septiembre de ese propio año, acontecimiento conocido como Primera Declaración
de La Habana. En
pleno ejercicio de su soberanía, allí fue aprobado, explicó Fidel:"El
derecho de los campesinos a la tierra; el derecho del obrero al fruto de su
trabajo; el derecho de los niños a la educación; el derecho de los enfermos a
la asistencia médica y hospitalaria; el derecho de los jóvenes al trabajo; el
derecho de los estudiantes a la enseñanza libre, experimental y científica; el
derecho de los negros y los indios a la 'dignidad plena del hombre'; el derecho
de la mujer a la igualdad civil, social y política; el derecho del anciano a
una vejez segura; el derecho de los intelectuales, artistas y científicos a
luchar, con sus obras, por un mundo mejor; el derecho de los Estados a la
nacionalización de los monopolios imperialistas, rescatando así las riquezas y
recursos nacionales; el derecho de los países al comercio libre con todos los
pueblos del mundo; el derecho de las naciones a su plena
soberanía, el derecho de los pueblos a convertir sus fortalezas militares en
escuelas, y armar a sus obreros" --porque en esto nosotros tenemos que ser
armamentistas, en armar a nuestro pueblo para defendernos de los ataques
imperialistas--, "campesinos, estudiantes, intelectuales, al negro, al
indio, a la mujer, al joven, al anciano, a todos los oprimidos y explotados,
para que defiendan, por sí mismos, sus derechos y sus destinos."
Al concluir su discurso, Fidel expresó al plenario de las
Naciones Unidas: "Algunos querían conocer cuál era la línea del Gobierno
Revolucionario de Cuba. Pues bien, ¡esta es nuestra línea!"Al
regreso de ONU, se produjo en La
Habana, el 28 de septiembre de 1960, en histórica
concentración de pueblo presidida por Fidel, la creación de los Comités de
Defensa de la Revolución.
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