.Orlando Guevara Núñez
En esta metáfora, deja
sentada Martí la gran verdad de que las revoluciones no son obras pasivas, sino
fruto de la turbulencia, de la acción transformadora, de hombres y pueblos
enfrentados a grandes obstáculos para lograr sus propósitos de redención.
Epopeya de cambios que estremecen a los pueblos y a la humanidad. Sin frialdad
ni tibieza. El nombre de revolución, en sí mismo, encierra un contenido
hirviente: revolucionar, destruir males y fundar bienes. En sus Cuadernos de Apuntes,
Nro. 206, figura ese pensamiento.
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