.Orlando Guevara Núñez
El Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca
(TIAR) ha sido otra de las piezas a
disposición del gobierno imperialista de los Estados Unidos para amenazar y
agredir a los pueblos latinoamericanos. En estos momentos se revive contra
Venezuela. Pero en fecha temprana como 1963, estuvo en el disparadero para
atentar contra la vida de la Revolución Cubana.
En enero de ese año,
el embajador de los Estados Unidos en la ONU, el gringo Adlai
Stevenson dijo que su país “podría en
cualquier momento desencadenar una acción militar contra la Isla, invocando el
TIAR”.
En marzo de ese mismo año, el presidente Kennedy dictaba nuevas medidas
para tratar de estrangular a la
Revolución cubana. Y en junio siguiente, el embajador yanqui en la OEA Delessep
Morrison, se pronunciaba por una agresión a Cuba, a través del TIAR. Siempre
con la mentira como arma para fabricar pretextos, en este caso, “de producirse
una provocación cubana en América Latina”. E insistió en buscar “un caso
concreto” para involucrar al TIAR. Si alguien es experto para inventar esos
pretextos, es gobierno genocida de los Estados Unidos.
Esta maquinaria bélica había sido creada en 1947, con el objetivo de que un ataque a cualquier
país de la región fuera considerado como un ataque a todos los países miembros. Sin embargo, Estados Unidos trató de movilizarlo
contra Cuba, y luego para justificar la intervención norteamericana en la
República Dominicana, en 1965. Pero otra fue la historia cuando en 1982 el
Reino Unido atacó a Argentina, en el conflicto por las Islas Malvinas. Los
gobernantes yanquis no solo se opusieron a la activación del TIAR, sino que,
apoyaron a la potencia extranjera que agredía a un país latinoamericano.
Así, para el imperio yanqui, el TIAR no es un medio de
defensa de los pueblos contra una agresión extranjera. Es, en esencia, un
mecanismo para atacar a los pueblos soberanos que no se pliegan a sus
intereses. Por eso ahora, sacan al TIAR de la sepultura que ellos mismos le
abrieron en 1982, para secundar su guerra sucia contra la Revolución
Bolivariana.
El TIAR, en aquellos momentos, no pudo hacer nada contra
Cuba. Ni antes, ni ahora. Tampoco podrá nada contra Venezuela.
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