martes, 22 de septiembre de 2020

Fidel Castro en la ONU, hace 60 años: el episodio del Hotel Harlem


 

Del discurso del Comandante en Jefe Fidel Castro en la Asamblea General de la ONU, el 26 de septiembre de 1960

                                            Fragmentos

 


“Cuando nosotros fuimos obligados a abandonar uno de los hoteles de esta ciudad, y nos dirigimos hacia la sede de las Naciones Unidas, mientras se hacían otras gestiones, hay un hotel, un hotel humilde de esta ciudad, un hotel de los negros de Harlem, que nos dio alojamiento.  La respuesta llegó mientras nosotros conversábamos con el señor Secretario General.  Sin embargo, un funcionario del Departamento de Estado hizo todo lo posible por impedir que nosotros nos alojásemos en ese hotel.  En ese instante, como por arte de magia, empezaron a aparecer hoteles en Nueva York.   Y hoteles que habían negado alojamiento a la delegación cubana anteriormente, se ofrecieron entonces para alojarnos hasta gratis.  Mas nosotros, por elemental reciprocidad, aceptamos el hotel de Harlem.  Entendíamos que teníamos derecho a esperar que se nos dejase en paz.  No, no se nos dejó en paz”.

“Ya en Harlem, en vista de que no se pudo impedir nuestra estancia en aquel lugar, comenzaron las campañas de difamación.  Comenzaron a esparcir por el mundo la noticia de que la delegación cubana se había alojado en un burdel.  Para algunos señores, un hotel humilde del barrio de Harlem, de los negros de Estados Unidos, tiene que ser un burdel.  Y además, han estado tratando de cubrir de infamia a la delegación cubana, sin respeto siquiera para las compañeras que integran o trabajan con nuestra delegación”.

“Si nosotros fuésemos de la calaña de hombres que se nos quiere pintar a toda costa, no habría perdido su esperanza el imperialismo, como la ha perdido hace mucho rato, de comprarnos o seducirnos de alguna manera.  Mas como la esperanza la han perdido desde hace mucho rato, y no tuvieron nunca razón para albergarla, al menos, después de afirmar que la delegación cubana se alojó en un burdel debían reconocer que el capital financiero imperialista es una ramera que no puede seducirnos.  Y no precisamente "La Ramera Respetuosa" de Jean Paul Sartre”.

 

 

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