miércoles, 3 de enero de 2018

La gran proeza del pueblo cubano




.Orlando Guevara Núñez
La  gran proeza del pueblo cubano a partir del 1ro. de enero de 1959 ha sido, sin duda, haber construido la Revolución y haber sabido defenderla durante hace ya 59 años. Así lo expresó Raúl Castro. Y así lo suscribimos los que en aquel amanecer glorioso nos decidimos a iniciar el verdadero camino de la libertad y la independencia.
Ningún pueblo en este continente ha tenido que luchar un tiempo tan largo y en condiciones tan difíciles por su existencia como nación soberana. Y si hoy preservamos la vida, es porque hemos sabido  correr  todos los riesgos y hemos estado  dispuestos a perderla para seguir siendo lo que somos y no regresar jamás a lo que fuimos.
Los gobiernos de los Estados Unidos, su  Agencia Central de Inteligencia y los asesinos, ladrones y terroristas de origen cubano, a su abrigo, han utilizado los métodos más brutales para destruir a la Revolución.
En los primeros años, no hubo un día sin sabotajes, incendio de cañaverales, ametrallamiento a instalaciones industriales, infiltraciones de grupos armados con el objetivo de sabotear la economía y asesinar a dirigentes de la Revolución. Desde 1962 se oficializó el bloqueo económico, comercial y financiero que todavía existe  y se recrudece.
En esa ocasión Cuba se quedó sin tener a quien venderle ni a quien comprarle. El  objetivo proclamado fue asfixiar al pueblo, matarlo por hambre y enfermedades o rendirlo por cobardía. Pero supimos resistir y vencer. Años después, a raíz de la caída del Campo Socialista y de la URSS se repitió la misma situación: el país sin poder comprar ni vender a nadie. Y  volvimos a resistir y volvimos a vencer.
Cuba, cuya tecnología dependía principalmente de los Estados Unidos, se quedó sin suministro de materias primas y venta de piezas de repuesto.
Los cubanos hemos demostrado que los pueblos son invencibles cuando se deciden a defenderse. Ya habíamos aprendido del Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, que el enemigo solo nos parecerá grande si nos acostumbramos a mirarlo de rodillas. Y nunca nos hemos arrodillado ante el imperio agresor.
Hemos sabido responder golpe por golpe. Cuando nos rebajaron la cuota azucarera, se nacionalizaron 36 centrales azucareros yanquis. Cuando nos eliminaron la cuota, fueron nacionalizados todos los centrales. Cuando nos quitaron el suministro de petróleo, recibimos la generosa ayuda de la URSS, y cuando el gobierno norteamericano ordenó no refinarlo, fueron nacionalizadas las refinerías. Hicimos la Reforma Agraria frente a las presiones, amenazas y sabotajes.
Cuando el gobierno norteamericano organizó, entrenó, armó y dirigió 399 bandas contrarrevolucionarias armadas en el territorio cubano, no les dimos tregua, y fueron eliminados o hechos prisioneros los casi 4 000 integrantes. Miles de milicianos protagonizaron esa epopeya.
Cuando se produjo la invasión mercenaria de Playa Girón, con más de un millar y medio de efectivos militares y un numeroso y moderno armamento, con el fin de crear aquí un gobierno provisional que diera paso a la intervención yanqui, el pueblo entero, con Fidel al frente, la derrotó en menos de 72 horas.
Y durante la Crisis de Octubre de 1962, cuando fuimos objeto de un cerco militar y una amenaza de exterminio nuclear, nos erguimos como pueblo y derrotamos a los agresores. Esa vez los cubanos nos ganamos el honor de escuchar a Fidel diciendo que se sentía orgulloso de ser hijo de este pueblo.
Cuando triunfó la Revolución, el país contaba con una situación precaria en la salud. Y encima de eso, de los 6 000 médicos existentes, alentados por el imperio, la mitad abandonaron el país. Pero ya han sido graduado más de cien mil y este pequeño país mantiene, en unos 60 países, mas de 50 000 profesionales de este sector salvando vidas, aliviando males, curando enfermedades, incluso previniéndolas.
En solo un año, Cuba eliminó el analfabetismo y es hoy, como lo soñó Martí, un pueblo culto y libre.
Cuando la OEA –conocida en Cuba como Ministerio de Colonias Yanquis- nos expulsó de su seno y todos los países, con la honrosa excepción de México, cumpliendo órdenes yanquis rompieron sus relaciones con nosotros, no nos amilanamos. Y declaramos, en la voz de Fidel, que rompían con nosotros los gobiernos títeres, poro no los pueblos.
Nuestro pueblo ha sufrido penurias, privaciones, agresiones, amenazas, calumnias, pero seguimos en pie. Más de 3 400 cubanos perdieron la vida en actos de sabotaje. Fidel dijo un día que hemos hecho una Revolución más grande que nosotros mismos. Y es la Revolución que seguimos engrandeciendo, perfeccionando y defendiendo. 
Este es el pueblo martiano y fidelista, capaz de sacrificarse por sí mismo y por cualquier causa justa en cualquier latitud del mundo.
Hay un fenómeno que no pueden ni podrán entender nunca nuestros enemigos: la mayor obra de la Revolución  es el pueblo y la mayor obra del pueblo es la Revolución. Por eso somos invencibles. Y los seguiremos siendo. Esa es la gran proeza de los cubanos.

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