jueves, 14 de mayo de 2020

Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra




.Orlando Guevara Núñez

El mismo día y en la misma ocasión en que José Martí expresó este pensamiento, dijo otros bien conocidos en Cuba y más allá de nuestras fronteras. Helos aquí:
¡Los árboles se han de poner en fila, para que no pase el gigante de las siete leguas!
Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y, hemos de andar en cuadro apretado, como La Plata en las raíces de Los Andes
Crear es la palabra de pase de esta generación.

El vino, de plátano; y si sale agrio, ¡es nuestro vino!

 No hay odio de razas, porque no hay razas

 Peca contra la Humanidad el que fomente y propague la oposición y el odio de las razas.

Injértese en nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas.
 Todas estas  frases martianas, aparecen en un mismo  ensayo, uno de los  más conocidos  del Apóstol  cubano: Nuestra  América, publicado en el periódico El Partido Liberal, México, el 30 de enero de 1891 Es un profundo análisis sobre  la situación entre  las huellas del colonialismo español, los peligros de las pretensiones norteamericanas y las limitaciones propias de los pueblos que están llamados a prepararse para ejercer por sí mismos su independencia.
“Lo que queda de aldea en América –dice-  ha de despertar. Estos tiempos no son para acostarse con el pañuelo en la cabeza, sino con las armas de almohada: las armas del juicio, que vencen a las otras”. “El desdén del vecino formidable, que no la conoce – alerta-  es el peligro mayor de nuestra América; y urge, porque el día de la visita está próximo, que el vecino la conozca, la conozca pronto, para que no la desdeñe.  Por ignorancia llegaría, tal vez, a poner en ella la codicia. Por el respeto, luego que la conociese, sacaría de ella las manos”.
Los cubanos, tomamos de José Martí, con plena conciencia, su legado de que Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra. Frente al mismo  principal enemigo de Cuba y América, el gigante de las siete leguas. Solo que a las trincheras de ideas, les hemos sumado las de piedra. Y por eso somos y seremos invencibles. Es nuestro modesto aporte a la lucha antiimperialista en este  sufrido continente.

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