sábado, 2 de mayo de 2020

Leña al horno, que va a necesitarse pronto el fuego





.Orlando Guevara Núñez

A su queridísimo hermano de luchas, Fermín Valdés Domínguez, está dirigida la carta en que Martí expone este aforismo. Está fechada en Nueva York, en mayo de 1894, 
Se está refiriendo, sin duda, a la cercanía del inicio de la guerra por la independencia cubana. Le habla sobre la difícil vida de los cubanos en el exilio. Y le afirma que “por fortuna vivimos unos cuantos, que moriremos por  abrirles tierra”. Y más adelante: “Creo que ya vamos hasta por la cintura en la maravilla. Sudo muerte; pero vamos llegando. Y tengo una fe absoluta en mi pueblo, y mejor mientras más pobre: a ver si me falla. Esa sí que sería puñalada mortal”.
Le expresa a Fermín su alegría por la creación de un nuevo Club “Que no valdrá porque lleve nuestros nombres, sino por las virtudes que en nosotros creen ver sus fundadores, que con serlo, se revelan capaces de ellas”. Y se lamenta de que “Por ahí es por donde nuestra tierra está pecando: por los feos y escasos que andan, por ahí, el amor y la amistad”.
En esta misiva hace Martí una alusión a las ideas socialistas. Comienza celebrándole  a Fermín “el cariño con que tratas, y tu respeto de hombre, a los cubanos que por ahí buscan sinceramente, con este nombre o aquel, un poco más de orden cordial, y de equilibrio indispensable, en la administración de las cosas de este mundo”. Se está refiriendo, precisamente, a los portadores de de esas ideas. Y a continuación expone: “por lo noble se ha de juzgar: y no por esta o aquella verruga que le ponga la pasión humana”.
Y vierte un criterio: “Dos peligros tiene la idea socialista, como tantas otras: el de las lecturas extranjerizas, confusas e incompletas,  y el de la soberbia y rabia disimulada  de los ambiciosos, que para ir levantándose en el mundo empiezan por fingirse, para tener hombros donde alzarse, frenéticos defensores de los desamparados”. Y ejemplifica con el caso de Marat, en Francia, y otros.
Sin embargo, le afirma a su amigo: “Pero en nuestro pueblo no es tanto el riesgo, como en sociedades más iracundas y de menos claridad natural; explicar será nuestro trabajo, y liso y hondo, como tú lo sabrás hacer: el caso es no comprometer la excelsa justicia por los modos equivocados o excesivos de pedirla”
Como se sabe, al inicio, Martí objetó la prédica de los socialistas de utilizar la violencia contra los capitalistas para ganar sus derechos, así como también la aplicación en los Estados Unidos de las ideas de los anarquistas, surgidas en las condiciones de Europa, no de este país.  Y luego fustigó al capital por su explotación a los obreros. Y creó al Partido Revolucionario Cubano para dirigir la guerra, como única vía para la independencia, y fundar luego la república con todos y para el bien de todos.
Otra sentencia  en esta carta: “No hay sermón como el de la propia vida”

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