lunes, 6 de enero de 2020

Honrar a los muertos es vigorizar a los vivos





.Orlando Guevara Núñez

Así comienza el artículo del  Apóstol   sobre un poeta español,  cuyo nombre aparece en el título, junto al motivo del homenaje: Centenario de Calderón. Fue publicado en  La Opinión Nacional,  de Caracas, Venezuela, en 1881.
Lo califica como el más alto poeta que ha rimado en romance. Y se refiere a la magnitud de las actividades en España por el centenario del poeta. Y sobre él dice: “hombre de su tiempo y de todos los tiempos, filósofo rebelde y siervo manso, rey de suyo y soldado de reyes, gran meditabundo, gran emperador, gran triste, sacerdote más que por creencia en lo divino, por desdén en lo humano: Calderón de la Barca”.
Después de enumerar  las muchas honras en la sociedad, en la prensa y la población, concluye el análisis: “Pero es lo cierto que cuando el centenario pase, España tendrá una gloria más, por haber celebrado bien sus glorias. Que no merece tenerlas el pueblo que no sabe respetarlas”.

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