.Orlando Guevara Núñez
Extenso
escrito de Martí, con un tema central: la muerte del presidente de los Estados
Unidos, James A. Garfield, fallecido el 19 de septiembre de 1881, víctima de un
asesinato. El trabajo periodístico está fechado el 1ro. de octubre de ese año,
y publicado en La Opinión Nacional, de
Caracas, 18 días después.
Describe
la conmoción nacional – y más allá- de la muerte de este mandatario, sobre
quien escribió en disímiles oportunidades. Y afirma que “A este hombre lo ha
matado un elemento oculto, que obra poderosamente contra las fuerzas de
construcción, entre las fuerzas de destrucción de la humanidad: un elemento
rencoroso, inteligente e implacable: el
odio a la virtud”.
Se estaba
refiriendo, evidentemente, no al hombre que ejecutó el atentado, ya en prisión,
sino a los intereses que estaban detrás
del crimen.
Habla
sobre la generosidad y honestidad del presidente asesinado. Dice que un mártir es como un padre y como hermano de
los hombres en cuyo beneficio muere. Y que así están todos en esa nación,
como si hubiesen perdido a su padre o a su hermano.
En
hermosa metáfora, apunta Martí, después de expresar que el caudal de los
pueblos son sus héroes, que “Los hombres son pequeños maguas que chocan
y se
quiebran, y de los vasos rotos surge esencia de amor que alienta al vivo”.
Y el
párrafo final encierra una verdad palpable: “La tierra es una lid tempestuosa,
en que los hombres, como ápices de brillantes y chispas fúlgidas, saltan,
revolotean, lucen y perecen; la tierra
es un mortal combate cuerpo a cuerpo, ira a ira, diente a diente, entre la ley
del amor y la ley del odio.
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