.Orlando Guevara Núñez
Este aforismo fue escrito
por José Martí el 1ro. de mayo de 1883, y publicado en el
periódico La Nación, Buenos Aires,
los días 16 y 17 de junio de igual año.
El artículo está referido a Washington Irving, un norteamericano político, escritor, abogado, periodista, con
una vasta obra literaria, nacido un siglo atrás y fallecido en noviembre de
1859.
Martí elogia la obra de este
destacado escritor y afirma que su
centenario es el centenario de la independencia de la Literatura
Americana. Y de él dice que: “La frase coloreada y opulenta, como mañana de
bosque continental a sol tranquilo, imponía majestad, y se deshacía en
colores”.
Se refirió al hombre que
“tuvo siempre su alma en paz en medio de los furores de la guerra” Y escribió estas sabias palabras: ¡No es
grande el que se deja arrebatar por la vida,
sino el que la doma! ¡No el que va, palpitante y rugiente, por donde sus
pasiones, o las ajenas, lo empujan, sino el que clava los pies en medio de la
vía, y enfrena a los demás, y a sí
propio, y ve – como por sobre dosel- sus pasiones domadas!
Habla Martí sobre la
grandeza de Washington Irving y sobre el homenaje que por esos días recibe en
el campo de la literatura. Y escribe otras palabras que anteceden a las del
título de este trabajo: ¡Decid que está enfermo de muerte el pueblo que no
cultiva filialmente los laureles que dan sombra
a la tumba de sus héroes!
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