. Orlando Guevara Núñez
La Policía Nacional
Revolucionaria nació en pleno fragor del combate, sólo a cinco días del triunfo
del Primero de Enero de 1959. Ella fue una continuación histórica de la Policía
Rebelde, fundada por el entonces Comandante y
jefe del Segundo Frente Oriental Frank País, Raúl Castro, el 28 de
octubre de 1958.
Así, los combatientes que
desde su fundación la integraron, tuvieron la misión de luchar contra los
desmanes de elementos oportunistas y delincuentes, y
trabajar por el orden en las propias zonas liberadas.
La historia recoge que fue en
esta tierra santiaguera, específicamente en San Luis, donde el 5 de enero de
1959 se creó la primera estación de la Policía Nacional Revolucionaria del
país.
Muchos de sus fundadores
recuerdan hoy con justificado orgullo aquellos cruciales momentos, cuando
tuvieron que enfrentar tareas para ellos nuevas y complejas, sin adecuados
conocimientos profesionales, pero con
suficiente fidelidad a la ética, a los principios, a la Revolución que
nacía, al pueblo del cual eran parte.
Había que borrar de raíz la
imagen que sobre la antigua Policía tenía la población. Porque el papel de ese órgano represivo contra el
pueblo había desaparecido, cediendo su lugar a uno nuevo, a la Policía Nacional
Revolucionaria, instrumento de ese
pueblo para consolidar la libertad conquistada y acompañarlo en su empeño de
romper las viejas estructuras explotadoras y sobre ellas erigir un nuevo tipo
de sociedad, donde las instituciones armadas y veladoras del orden estaban para servirla y no para servirse de
ella.
La concepción de Fidel y de
Raúl dotó desde el inicio a la Policía Nacional Revolucionaria no solo de los
métodos y tareas, sino, sobre todo, de un contenido profundamente
revolucionario. Incluso antes de que triunfara la Revolución, ese fue el
estilo, ese fue el principio.
La tarea fue ardua. Por un
lado, el enfrentamiento al delito común, a la especulación, por la protección
de la propiedad social e individual, junto al mantenimiento del orden. Y por
otro lado, la lucha sin tregua contra los elementos de la tiranía batistiana
que era necesario detener y juzgar, contra el terrorismo, los sabotajes, las
provocaciones y otras maniobras contrarrevolucionarias que caracterizaron esos
primeros años de existencia de la Revolución.
Fue creciendo la obra de la
Revolución, y junto a ella las misiones
de la Policía Nacional Revolucionaria. Tareas más grandes y complejas,
requerían de oficiales y combatientes más capaces, más profesionales. Y ese
objetivo no ha cesado nunca, porque la superación ha sido meta propuesta y
alcanzada en todas las etapas. Y sobre ese pilar de conciencia, de profesionalidad
y de fidelidad al pueblo, descansa la fortaleza de nuestra Policía y su
condición de firme baluarte en la preservación de los bienes, la seguridad y la
tranquilidad de nuestro pueblo.
A las tareas iniciales, se
suman hoy otras muchas, todas importantes, como las del Tránsito, Extinción de
Incendios, Carné de Identidad, Orden Interior e incontables misiones que han
tenido siempre en nuestros combatientes de la Policía no sólo el más decidido
apoyo, sino también el más estricto cumplimiento.
En las actuales
circunstancias, tienen los combatientes de la Policía Nacional Revolucionaria
un alto papel en la lucha contra las actividades delictivas, contra las
ilegalidades y las manifestaciones de corrupción. Ese tipo de actividad, que
por sus efectos negativos en nada se diferencia de la acción
contrarrevolucionaria, debe ser no solo detectada y denunciada, sino también,
combatida y sancionada, ejerciendo el pleno derecho del pueblo a defenderse de
todo cuanto lesione sus intereses económicos, políticos y sociales.
El socialismo, como han
reiterado Fidel y Raúl, es una sociedad basada en el orden, no en el caos y las
indisciplinas sociales.
Nuestro Comandante en Jefe,
en ocasión del aniversario 40 de la Policía Nacional Revolucionaria, convocó a
la lucha por lograr que Cuba fuera no sólo el país más seguro de la región,
sino del mundo, con un nivel de seguridad que prácticamente muy pocos pueblos
conocen.
Al celebrar este nuevo aniversario de su fundación, nuestra
Policía tiene sobradas razones para sentirse orgullosa de su lucha, de su obra
y de su permanencia siempre fiel al lado del pueblo. Y el Partido, el gobierno,
las organizaciones revolucionarias y el pueblo, están asistidos de la misma
razón para sentirse orgullosos de su Policía.
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