martes, 1 de octubre de 2019

Raíces martianas del Partido Comunista de Cuba



.Orlando Guevara Núñez

El Partido Comunista de Cuba tiene sus raíces en el Partido Revolucionario Cubano, fundado por nuestro Héroe Nacional, José Martí, el 10 de abril de 1892. El 5 de enero de ese mismo año, se habían  aprobado las bases y estatutos de esa organización, creada  “Para lograr con el esfuerzo reunido de todos los hombres de buena voluntad, la independencia absoluta de Cuba y fomentar y auxiliar la de Puerto Rico”.
Fue José Martí el primero en organizar un partido único para dirigir una lucha cuyo fin sería, como lo proclamó en sus bases: no con el fin de precipitar la guerra, ni lanzar al país a un movimiento mal dispuesto, sino ordenar la guerra generosa y breve, que asegure en la paz y el trabajo la felicidad de todos los habitantes de Cuba.
El Partido Revolucionario Cubano logró unir a los patriotas que habían luchado por la independencia de Cuba durante muchos años. Su base social estuvo integrada por obreros emigrados que centavo a centavo contribuyeron a reunir recursos para sufragar los gastos de la contienda que estallaría el 24 de febrero de 1895 y cuyo triunfo sería escamoteado por la intervención norteamericana que transformaría a Cuba, de colonia de España, en neocolonia de los Estados Unidos.
Al término de la guerra, Tomás Estrada Palma, sucesor de José Martí como Delegado, subordinado ya a los dictámenes de los Estados Unidos, decidió  disolver el Partido Revolucionario Cubano, alegando que “Nuestra obra ha terminado porque la Patria está redimida”. La obra martiana en la fundaciòn y direcciòn de ese Partido, sucumbía bajo las garras imperiales. Ese hecho acontenció en diciembre de 1898.
El legado martiano, sin embargo, mantuvo vivo el ideal independentista. Así, en las dos primeras décadas de la república, entre frustraciones y ansias libertarias, se van creando las condiciones para el resurgir de la lucha, esta vez con nuevos ingredientes patrióticos y revolucionarios.
Ya en 1924, como muestra de su madurez y proyección política, un joven de inmensa estatura política, Julio Antonio Mella, había ingresado a la Agrupación Comunista de La Habana, creada por Carlos Baliño, quien en 1892, en compañía de José Martí, fundara el Partido Revolucionario Cubano. Y el 16 de agosto de 1925, ambos dirigentes daban vida al Partido Comunista de Cuba, cordón umbilical que uniría los ideales independentistas martianos de finales del siglo XIX, con los nuevos objetivos del siglo XX, enriquecidos entonces con las nuevas corrientes políticas del marxismo-leninismo.
Ese Partido en su primera etapa -1925 - 1935 -  se trazó una estrategia  primero  agraria y antiimperialista y luego otra de carácter socialista, hasta que a partir de 1936  cifró sus esperanzas de reivindicación en una lucha cívica que condujera a una Asamblea Constituyente, tribuna para la consecución de las reivindicaciones insertadas en su programa político. Su táctica, sin embargo, no tuvo los resultados esperados. 
En 1939, para respaldar sus aspiraciones electorales, adoptó el nombre de Partido Unión Revolucionaria Comunista y formó coalición política con Fulgencio Batista, quien se agenciaba apoyo de otras fuerzas para llegar a la presidencia. El costo político de ese paso fue desfavorable. Es en 1944 que adopta el nombre de Partido Socialista Popular.
Los comunistas cubanos, en todas las etapas, fueron objeto de feroces persecuciones, de campañas difamatorias, de encarcelamiento y asesinato de sus líderes. Para quienes gustan de hablar sobre democracia y pluripartidismo, basta, para rebatir esa mentira, la realidad de que en Cuba, en 36 años de existencia del Partido Comunista – desde 1925 hasta 1961- descontados los años a partir del triunfo revolucionario, esa organización política actuó sólo ocho años en la legalidad y seis de forma semilegal, debiendo desenvolverse, el resto del tiempo, sumido en la ilegalidad.
Nuestro actual Partido Comunista de Cuba es heredero de todas esas luchas, y fruto genuino de la unidad en la ideología y en la acción de las fuerzas revolucionarias cubanas, bajo la dirección de Fidel, de Raúl y otros muchos dirigentes, en estrecha vinculación con el pueblo.
Durante la guerra contra la tiranía de Fulgencio Batista, muchas organizaciones se unieron al empeño por la libertad. Cada una con sus concepciones y métodos, pero todas con un mismo fin. El espíritu unitario   fue decisivo en ese proceso.
Al Movimiento Revolucionario 26 de Julio correspondió el papel protagónico en esa cruenta lucha que condujo a la victoria revolucionaria del 1ro. de enero de 1959. Fue el Ejército Rebelde el artífice indiscutible de la destrucción de la tiranía y la toma del poder político necesario para emprender la obra vislumbrada por Fidel en La historia me absolverá.
En esa lucha, además del Movimiento Revolucionario 26 de Julio con su Ejército Rebelde, se destacaron el Partido Socialista Popular y el Directorio Revolucionario 13 de Marzo.
Al triunfar la Revolución, estas organizaciones mantuvieron e incrementaron sus  relaciones de trabajo, pero permanecieron con sus direcciones independientes. Así se desenvolvieron hasta los primeros meses de 1961. El 16 de abril de ese propio año, durante el sepelio de las víctimas de los bombardeos del día anterior a los aeropuertos de Ciudad Libertad, San Antonio de los Baños y Santiago de Cuba, por aviones procedentes de Puerto Cabezas, en Nicaragua, preludio de la invasión de Playa Girón, Fidel Castro proclamó el carácter socialista de la Revolución.
Ese día el pueblo, con sus fusiles en alto, juró defender esa  Revolución y esas ideas. Después de ese acontecimiento histórico, se fraguó la unidad definitiva de las organizaciones revolucionarias en una sola.
El 24 de junio de 1961, tuvo lugar un Pleno del Comité Nacional del Partido Socialista Popular, donde participaron el Movimiento Revolucionario 26 de Julio y el Directorio Revolucionario 13 de Marzo. En gesto altruista y de hondo contenido patriótico, Blas Roca, quien durante 27 años había dirigido el Partido Socialista Popular, puso en manos de Fidel el cargo de Secretario General, de forma simbólica, pues minutos después se adoptaría el acuerdo de disolver ese organismo, para facilitar el proceso de unidad ya concebido. Igual decisión adoptaron las otras dos organizaciones revolucionarias.
Quedaban así  unidas las tres principales fuerzas en una sola: las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI). Comenzó entonces el proceso de estructuración en los distintos niveles y la creación de los Núcleos Revolucionarios Activos de las ORI. En ese proceso se cometieron graves errores sectarios que desvinculaban de las masas al organismo dirigente, incubaban privilegios, oportunismos, cerraban las puertas a revolucionarios honestos y desacreditaban y restaban autoridad al máximo organismo de dirección revolucionaria. Los integrantes de las ORI eran escogidos de forma unipersonal y arbitraria, dando cabida a elementos sin cualidades para integrar la vanguardia.
El 8 de marzo de 1962, fue oficialmente constituida la Dirección Nacional de las ORI. El 22 de ese propio mes, se dio a conocer que el nuevo organismo  designó a Fidel Castro como su Secretario General y a Raúl Castro Segundo Secretario, al tiempo que Blas Roca asumía la dirección del periódico Hoy, hasta entonces órgano del Partido Socialista Popular.
El 26 de marzo de ese mismo año, el compañero Fidel hizo pública una severa crítica a los métodos sectarios de las ORI. Expuso, al mismo tiempo, las vías para dejar atrás esos errores y para construir una nueva organización, con métodos nuevos, donde serían las masas las que elegirían de su seno a los mejores trabajadores, cantera que nutriría a las organizaciones de base con militantes ejemplares, respaldados por su actitud intachable y su prestigio y autoridad ante sus compañeros. Nacía así El Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC), también con Fidel y Raúl al frente.
Ese  Partido, como consecuencia de su desarrollo y del fortalecimiento de la ideología socialista, tanto en su seno como entre las masas, en ocasión de  constituirse el  primer Comité Central –el 3 de octubre de 1965- adoptó el nombre de Partido Comunista de Cuba, el Partido de todas nuestras  batallas, el Partido de todo el pueblo cubano.

Desde el Partido de Martí hasta el Partido de Fidel, nuestra historia ha sido de lucha y de combates por nuestra verdadera libertad e independencia. Nuestro sacrificio de ayer y de hoy se abrazan ahora en la victoria.

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