.Orlando Guevara Núñez
En mi memoria permanece con
nitidez aquel día de octubre de 1976.
Estaba, junto a miles de cubanos, en la hermana República Popular de Angola.
Fuimos convocados por la Jefatura para recibir una información. Y la sorpresa
fue cuando comenzamos a escuchar una grabación con la voz de nuestro Comandante
en Jefe Fidel Castro.
Las primeras palabras nos
llenaron de dolor e indignación. Comenzamos a conocer y entender la terrible
verdad, el crimen horrendo.
Familiares de los cubanos asesinados
el 6 de octubre;
Compatriotas:
Conmovidos, luctuosos, indignados, nos
reunimos hoy en esta histórica Plaza para despedir, aunque solo sea casi
simbólicamente, los restos de nuestros hermanos asesinados en el brutal acto de
terrorismo perpetrado contra un avión civil en pleno vuelo con 73 personas a
bordo, de ellas 57 cubanos. La mayor parte de los restos yacen en las
profundidades abismales del océano, sin que la tragedia haya dejado a los
familiares allegados ni aun el consuelo de sus cadáveres. Solo los restos
mortales de ocho cubanos han podido ser recuperados. Ellos se convierten así en
símbolo de todos los caídos, el único resto material al que daremos sepultura
en nuestra tierra de quienes fueron 57 saludables, vigorosos, entusiastas,
abnegados y jóvenes compatriotas nuestros. Su edad promedio apenas rebasaba los
30 años aunque sus vidas eran ya, sin embargo, inmensamente ricas en su aporte
al trabajo, al estudio, al deporte, al afecto de sus familiares allegados y a
la Revolución.
El
silencio era absoluto. La gravedad del hecho nos hería en lo más profundo. Y a
ello se juntaba el pesar por no estar junto
a nuestro pueblo en momentos de tanto dolor. Poníamos todo el asunto a los detalles.
“En pleno vuelo el avión fue destruido por
una carga explosiva a los pocos minutos de haber despegado del aeropuerto de
Barbados. Con heroísmo indescriptible los bravos y expertos pilotos de la nave
hicieron un supremo esfuerzo para hacerla regresar a tierra, pero el equipo,
ardiendo y casi destruido, solo pudo permanecer en el aire unos minutos más.
Contaron, sin embargo, con el tiempo y la entereza suficiente para explicar que
había ocurrido una explosión a bordo, que la nave ardía e intentaban regresar a
tierra. Es inimaginable el drama que tiene que haber significado para los
pasajeros y los tripulantes la explosión y el incendio encerrados en una nave
aérea a una altura aproximada de 6 000 metros”
Fidel mencionaba
nombres de terroristas sobre quienes todos los indicios apuntaban como culpables del crimen. Los
acontecimientos posteriores le dieron la razón. Reseñó también otros actos
terroristas ejecutados ese mismo año
contra el pueblo de Cuba. Detrás de ellos, la CIA, organizaciones
contrarrevolucionarias y el gobierno de los Estados Unidos.
Y,
como siempre, el aliento de Fidel, sembrando nuevas fuerzas para continuar
desarrollando y defendiendo la Revolución.
“Podríamos preguntarnos qué se
pretende con estos crímenes. ¿Destruir la Revolución? (Exclamaciones de:
"¡No!") Es imposible. La Revolución emerge más vigorosa frente a cada
golpe y cada agresión, se profundiza, se hace más consciente, se hace más fuerte.
¿Intimidar al pueblo? (Exclamaciones de: "¡No!") Es imposible. Frente
a la cobardía y la monstruosidad de crímenes semejantes el pueblo se enardece,
y cada hombre y mujer se convierte en un soldado fervoroso y heroico dispuesto
a morir”
La
emoción de nuestro eterno Comandante en Jefe, penetró raudo en nuestros pechos. El silencio profundo se convirtió en fuerza mayor para cumplir
ahora con más decisión nuestro deber internacionalista.
¡Nuestros tripulantes, nuestros
heroicos trabajadores del aire y todos nuestros abnegados compatriotas
sacrificados cobardemente ese día, vivirán eternamente en el recuerdo, en el
cariño y la admiración del pueblo! (Aplausos) ¡Una patria cada vez más
revolucionaria, más digna, más socialista y más internacionalista será el
grandioso monumento que nuestro pueblo erija a su memoria y a la de todos los
que han caído o hayan de caer por la Revolución!
“Hacia nuestros hermanos guyaneses y
coreanos inmolados ese día, va también nuestro recuerdo más ferviente en estos
instantes. Ellos nos recuerdan que los crímenes del imperialismo no tienen
fronteras, que todos pertenecemos a la misma familia humana y que nuestra lucha
es universal “
“No podemos decir que el dolor se
comparte. El dolor se multiplica. Millones de cubanos lloramos hoy junto a los
seres queridos de las víctimas del abominable crimen. ¡Y cuando un pueblo enérgico y viril
llora, la injusticia tiembla!
Y después de 43 años, ¡la injusticia sigue
temblando!
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