.Orlando Guevara Núñez
Hace apenas dos o tres días,
haciendo coro al mandato de sus amos norteamericanos, el secretario general del
Ministerio de Colonias Yanquis (OEA), Luis Almagro, ante un auditorio integrado
por la mafia contrarrevolucionaria, abogó por intensificar las actividades para derrocar el socialismo
en Cuba e instaurar de nuevo el capitalismo en nuestro país.
Se aprendió bien el bocadillo
y dijo que el socialismo cubano era la
peor enfermedad del continente.
Algunos abogaron por la
activación del Tratado Interamericano de Defensa Recíproca, ya no solo contra
Venezuela, sino también contra Cuba. Hablaron sobre las recientes medidas que
recrudecen el bloqueo y ratificaron el propósito de exterminar a la Revolución
cubana.
Son los mismos ladridos de
los mismos perros con los mismos collares. Han pasado ya 11 presidentes
norteamericanos, desde Eisenhower hasta Trump y ni las amenazas, ni las
agresiones, ni los sabotajes, ni el bloqueo, han podido doblegar al pueblo
cubano.
Recuérdese que en abril de
1960 el plan estuvo bien definido: “El único medio previsible para enajenar el
apoyo interno es a través del desencanto y el desaliento basados en la
insatisfacción y las dificultades económicas. Debe utilizarse prontamente
cualquier medio concebible para debilitar la vida económica de Cuba. Una línea
de acción que tuviera el mayor impacto es negarle dinero y suministros a Cuba
para disminuir los salarios reales y monetarios a fin de causar hambre,
desesperación y el derrocamiento del gobierno”.
El pueblo cubano ha pagado un
alto precio para continuar siendo lo que
es y no volver nunca a lo que fue antes del 1ro. de enero de 1959. Recuerdo que
en aquellos convulsos momentos iniciales, ante los ataques imperialistas,
expresó el compañero Raúl Castro: La Revolución cubana es como una estaca, que
mientras más golpes le dan, más profundo penetra en el corazón del pueblo.
Así ha sido. Así está siendo. Y así será siempre. Revolcados en su propio estiércol, los yanquis y sus lacayos
no reparan en lanzar mentiras, en recrudecer el bloqueo genocida, en tratar de
aislar a Cuba, en ahogarnos económicamente, en causarnos dificultades. Pero el
legado de nuestro Comandante en Jefe, Fidel Castro, de Raúl y ahora de Díaz-Canel está bien
claro: ¡Jamás regresaremos al capitalismo!
Y Fidel fue bien preciso. Si no quieren tener el socialismo
a 90 millas de sus costas, ¡Que se
muden! Lástima que Trump, Pompeo, el
difunto Bolton y el resto de la
pandilla, no hayan asimilado la verdad martiana de que los verdaderos jefes de
las revoluciones son los pueblos. Y la enseñanza fidelista de que nacimos en un
país libre que nos legaron nuestros padres y primero se hundirá la Isla en el
mar antes que consintamos en ser esclavos de nadie.
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