.Orlando Guevara Núñez
Rubén Martínez Villena
nació en Alquìzar, La Habana, el 20 de diciembre de 1899, apenas un
año después de una de las frustraciones políticas más traumatizantes para el
pueblo cubano: la intervención norteamericana en Cuba, mediante la cual nuestro
país pasó, de colonia de España, a neocolonia de los Estados Unidos.
De sus padres y maestros se
nutrió su educación patriótica desde niño. Pero sus profundas
convicciones de revolucionario, de comunista, latinoamericanista,
internacionalista y antiimperialista, tuvieron su crisol en la lucha.
El poeta y político
cubano estudió con profundidad el pensamiento martiano y comenzó sus
luchas tratando de que Cuba fuera como la había concebido y quería para ella
nuestro Héroe Nacional. El ideario martiano tuvo en él no sólo a un admirador,
sino a un luchador para materializarlo.
Al estudiar el pasado
histórico cubano, el joven Villena comprendió con celeridad los grandes males
que aquejaban a la nación. Y en su afán de erradicarlos, evolucionó no sólo en
las vías para lograrlo, sino también en los grandes objetivos políticos,
económicos y sociales que irían a la raíz de los problemas.
A los valores del pensamiento
martiano, se unen en Villena las enseñanzas de Carlos Baliño y las de Julio
Antonio Mella, a quien había conocido en 1923. Cada paso político
radicaliza su formación como dirigente, como pensador y como luchador activo.
La Protesta de los Trece,
está reconocida como su primera acción política de envergadura, que marcó la
aparición en la historia cubana de una nueva generación de intelectuales con
ideas revolucionarias. Su protagonismo en organizaciones como Falange de Acción
Cubana, el Grupo Minorista y el Movimiento de Veteranos y Patriotas, formaron
parte de su desarrollo.
Pero es su encuentro con
Julio Antonio Mella, fundador del Partido Comunista de Cuba, un factor decisivo
que convierte a Villena en un dirigente de talla superior. Hasta ese momento,
sus luchas se circunscribían a objetivos limitados, que adquieren mayor
dimensión cuando Mella le enseña que los problemas del país requerían de una
revolución económica, política y social, antiimperialista y de los
trabajadores.
Un reflejo de esa evolución
es cuando en 1924 escribe en la revista Venezuela Libre, órgano de la Liga
Antiimperialista, dirigida por Mella, que la publicación no solo tiene el
fin de luchar desde la tierra de Martí por devolver a la civilización y la
democracia a la tierra de Bolívar, sino librar de obstáculos el camino a una
gran confederación indo latina que proteja a estos pueblos contra el poder
absorbente del imperialismo yanqui.
Se lamenta de la desunión y
el servilismo en América Latina y cifra en la unidad y la lucha las esperanzas
de redención.
A través de Mella, estudia
textos de contenido marxista-leninista, entre ellos El imperialismo, fase
superior del capitalismo; El Estado y la Revolución y el Manifiesto Comunista.
En ese quehacer Villena se pertrecha de concepciones más profundas acerca de la
lucha y concluye que es inevitable la necesidad de romper la dependencia
neocolonial cubana respecto a los Estados Unidos y dirigir la lucha hacia el
derrocamiento del capitalismo y por la construcción del socialismo.
En septiembre de 1927 Rubén
Martínez Villena ingresa al Partido Comunista de Cuba. En 1930, redacta un
Manifiesto del Comité Central de esa organización, donde se expone con claridad
una línea de acción: Despertar a las masas obreras y campesinas e ir al frente
de ellas a la Revolución obrera y campesina, contra la dictadura machadista y
contra su amo, el imperialismo yanqui.
Como objetivo se traza
el derribamiento del régimen capitalista y la instauración de la
dictadura del proletariado para expropiar a los expropiadores y para edificar
la sociedad socialista en que no existan ni explotados ni explotadores, sino
solo productores, organizados en fraternal cooperación con los productores de
otros países.
En 1930, la salud del joven
revolucionario se había quebrantado de una forma irreversible, como consecuencia
de una tuberculosis. Así, luego de la gran huelga de marzo de ese año y la
organización de las disímiles tareas bajo su dirección, marchó hacia la
entonces Unión Soviética, donde fue recluido en un sanatorio. Aún en esas
condiciones, no dejó de trabajar. De una larga estancia en ese país, partió
hacia los Estados Unidos, donde estableció rápido contacto con los emigrados
revolucionarios cubanos y el Partido Comunista estadounidense, a la vez que
escribió numerosos artículos a favor de la lucha cubana.
De regreso a Cuba, desde su
lecho de enfermo continuó dirigiendo la huelga general que en 1933 derrocó al
tirano pro imperialista Gerardo Machado. Y aún moribundo, continuaba hablando
de la lucha.
En la madrugada del 16 de
enero de 1934, en La Habana, dejó de latir el corazón de Rubén Martínez
Villena, el dirigente comunista, abogado, poeta, periodista y combatiente, en
plena juventud.
Hoy puede decirse que las
ideas de este ejemplar revolucionario y luchador comunista, están
materializadas en la obra de la Revolución cubana.
En su Mensaje lírico civil,
poema dedicado a su amigo, el poeta peruano José Torres Vidaurre (en 1923)
Villena expresa con indignación y pesar que Hace falta una carga
para matar bribones/ para acabar la obra de las revoluciones/ para vengar los
muertos que padecen ultraje/ para limpiar la costra tenaz del coloniaje. Para
que la República se mantenga de si/ para cumplir el sueño de mármol de Martí
(…)
Evocando esas aspiraciones de
Rubén y demostrando la continuidad de la lucha del pueblo cubano por su
independencia, el Comandante en Jefe Fidel Castro expresó en Santiago de Cuba,
en un discurso conmemorativo por un aniversario del asalto al Cuartel Moncada: Desde
aquí te decimos, Rubén: ¡el 26 de Julio fue la carga que tú pedías! Y esa
carga sigue en marcha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario