viernes, 19 de agosto de 2022

No hay tirano que afronte a un pueblo en pie

 


Orlando Guevara Núñez

A estas palabras, agregó Martí  otras que encierran una verdad  inobjetable: “Los pueblos dormidos, invitan a sentarse sobre su lomo, y a probar el látigo y la espuela en sus  ijares”. Estos pensamientos están contenidos en un amplio artículo, fechado en Nueva York, el 19 de enero de 1883, y publicado en el diario argentino La Nación, el 18 de marzo de igual año.  

El análisis corresponde a cómo fueron las festividades de fin de año en esa ciudad. Expresa que hubo diferencias en relación con otros años. Que antes, todas las puertas estaban abiertas y ahora muchas se cerraron. Y ofrece un criterio sobre los cambios en esa sociedad. “El ansia de la fortuna bebe en flor, como abeja venenosa, las mieles de la vida. Ni al corazón mismo se le abren las puertas hasta que no se tienen vencidas ya las de la fortuna. En los nuevos ancianos hay como el descontento de haber vivido; en los nuevos jóvenes, como el miedo de no vivir bastante”.

Menciona personalidades fallecidas, aconteceres coincidentes con el fin de año. Pero apunta que en ese pueblo no hay tiempo para contar los muertos, ni el muerto les parece árbol arrancado del jardín, y  que la vida es demasiado exigente para que la memoria sea bastante fiel.  Se refiere, y caracteriza, a otras ciudades de los Estados Unidos.

De forma especial se refiere a un político, Benjamín Butler, gobernador de Boston. Fue republicano y luego demócrata, al cual los diarios lo señalan como posible candidato a la presidencia de la República.

 De este hombre  dice que “sabe ver y verá ahora que el país está descontento de los audaces, pródigos y soberbios republicanos, y que los demócratas que pudieran sucederles, no se dan prisa a acreditarse de desinteresados, modestos, compactos y probos; y que la República, fatigada acaso de tanto logrero, buscador de oficio, cómplice de contratistas, e instrumento de politicastros, que son plaga que roe uno y otro partido, tiende la vita colérica en busca de nueva aurora”

Opina que Butler está a lo que nace y se pone a que le den de lleno los rayos de la nueva luz. En este contexto, expresa otro pensamiento: “Todo hombre nace rey; la labor está en hallar en sí los útiles con que se hace el trono”.

Ofrece juicios sobre el poder. Dice que La libertad  ha de ser práctica constante para que no degenere en una formula banal. “El mismo campo que cría la era, cría las ortigas, Sostiene, sobre la base de las sociedades analizadas,  que todo poder amplia y prolongadamente ejercido, degenera en casta. Con la casta vienen los intereses, las altas posiciones, los miedos de perderlas, las intrigas para sostenerlas. Las castas se entrebuscan, y se hombrean unas a otras”.

Hace Martí un análisis de las rivalidades entre el partido Demócrata y el Republicano. Llega a la conclusión de que mutuamente se atacan, pero cada uno es portador de los vicios que corroen al  otro. Casi al final del artículo, vierte otro criterio que retrata la realidad de los Estados Unidos en la época analizada: “Tal va estando ya la virtud, que es necesario ponerla del lado del interés para que venza”. Aún  hoy, para esa nación, el análisis martiano tiene vigencia.

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