Canto a Fidel
Vámonos
ardiente profeta de la aurora, por recónditos senderos inalámbricos a liberar el verde caimán que tanto amas. Vámonos, derrotando afrentas con la frente plena de martianas estrellas insurrectas, juremos lograr el triunfo o encontrar la muerte. Cuando suene el primer disparo y se despierte en virginal asombro la manigua entera, allí, a tu lado, serenos combatientes, nos tendrás. Cuando tu voz derrame hacia los cuatro vientos reforma agraria, justicia, pan, libertad, allí, a tu lado, con idénticos acentos, nos tendrás. Y cuando llegue el final de la jornada la sanitaria operación contra el tirano, allí, a tu lado, aguardando la postrer batalla, nos tendrás. El día que la fiera se lama el flanco herido donde el dardo nacionalizador le dé, allí, a tu lado, con el corazón altivo, nos tendrás. No pienses que puedan menguar nuestra entereza las decoradas pulgas armadas de regalos; pedimos un fusil, sus balas y una peña. Nada más. Y si en nuestro camino se interpone el hierro, pedimos un sudario de cubanas lágrimas para que se cubran los guerrilleros huesos en el tránsito a la historia americana. Nada más. Che Guevara Canto a Fidel México, 1956. |
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