.Orlando Guevara Núñez
Es una verdad -dicha y aceptada - que la época en que José Martí escribió las Escenas Norteamericanas, marca su desarrollo en el periodismo y la literatura. En la lectura de esas crónicas, se advierte su capacidad para interpretar los grandes cambios económicos y sociales en Estados Unidos y su posición al lado de la justicia y de los que sufren en una sociedad cuyos patrones condena.
Un ejemplo claro que avala estas consideraciones, es su Descripción de la primera votación de las mujeres en Kansas, fechada el 10 de abril de 1887, dirigida al director de la publicación argentina La Nación, donde tuvieron espacio muchos otros trabajos suyos.
Antes de entrar en la materia anunciada en el título, Martí retrata la sociedad de ese tiempo en el país que surge a la opulencia. La violencia, el robo, la corrupción y otros acontecimientos de la vida social. Pero se refiere a otros de trascendencia en los cuales “se ve cambiar al mundo”. Tiene la percepción de que se está produciendo un cambio global, del cual expresa manifestaciones concretas.
Se nota la intención periodística de llevar a los lectores el conocimiento sobre sucesos grandes: la influencia de los inmigrantes, el conflicto entre los católicos sobre los temas de la libertad y de la propiedad de la tierra y el derrumbe de los grandes partidos políticos.
En el tema de los partidos políticos, se plasma con claridad la visión crítica de Martí sobre éstos, nacida de su concepción política. Esos partidos, ahora en decadencia, “han pervertido en el mando los ideales que les dieron vida”.
Y se refiere también la crónica a un elemento nuevo dentro de la política de los Estados Unidos: la creación de un partido de los trabajadores, y “el alzamiento victorioso de la clase trabajadora”. Y con una expresión que define su posición ante ese hecho, califica a los trabajadores como “gigantes sujetos a frágiles ligaduras”.
Desde el punto de vista periodístico, Martí informa sobre un acontecimiento de actualidad, pero a la vez juzga, aunque no tome postura en la propuesta de cambios. Sus argumentos sugieren. No es su objetivo la posición personal. Pero cumple con dar los elementos para que los interesados se ilustren.
Otro fenómeno importante que acontece en los Estados Unidos, como resultado de los analizados hasta aquí, los resume Martí en pocas palabras, pero de una forma diáfana. “Ya se agrupa en dos parcialidades enormes la población norteamericana, de un lado las masas como se llaman a sí mismos, de otro lado las clases” . Luego de la enumeración y evaluación de los acontecimientos expuestos en esta escena, llega Martí al tema central: la primera votación de las mujeres en Kansas.
Su definición primera es la de un hecho al que los demás no se igualan en “novedad y riqueza de color”. Es un hecho noticioso. Pero el periodismo de Martí es esencialmente analítico y por eso va primero a la exposición de elementos y propósitos que alientan esa reivindicación de las mujeres en Kansas, que tardaría muchos años para generalizarse en los Estados Unidos.
Pone al desnudo la verdad de que esa decisión no responde a un sentimiento humano, ni de real reconocimiento a los derechos de las mujeres a la igualdad. No existe intención de igualdad social. Las interioridades de la política en los Estados Unidos son abordadas por Martí con palabras muy medidas, pero certeras y directas. “Todo se hace en ella a hurtadillas, con insinuaciones, con rivalidades, con chismes (…) al que asoma a ella con amor a la patria y franca lengua, lo escarnecen, lo aíslan, lo acorralan”.
Su primera apreciación sobre el desarrollo de esas elecciones, resume su criterio: “notable bullicio, febril energía, los modos muy agresivos, el fin puro y confuso, la originalidad poca, un instrumento, esta vez al menos, de las pasiones de los hombres”.
Las interioridades del proceso son expuestas como argumentos para denunciar la esencia de esa lucha por el poder. La igualdad fingida entre personas negras y blancas; la compra de votos; las injurias entre los candidatos; las ofensas llevadas a los más íntimos planos. Martí narra algunas, otras son dichas por los protagonistas.
Una afirmación metafórica sirve para que Martí resuma el ambiente del fin de la campaña electoral: “Se oía en las ciudades, la noche antes de las elecciones, abejear la cólera”.
Sobre el día de los comicios, Martí pasa a una narración sobre los hechos, pero sin omitir juicios que matizan el enfoque. Al final de la votación, una apreciación suya la define en su esencia: “No se ha peleado a lo púgil, sino a lo serpiente”. O lo que es lo mismo: una lucha no entre contendientes apegados a la ley y a la justicia, sino matizada por la traición, la ofensa y el veneno.
Proponer soluciones, como fue característica de Martí en su ejercicio periodístico, demostrada principalmente en el periódico Patria, no está presente en esta escena norteamericana. No era su propósito. El relata la realidad de un país que no es el suyo. Y su ética lo conduce a la narración, a la exposición de los hechos, al examen que responde a su visión, a su nivel profesional y a su óptica política, humana y revolucionaria.
Puede afirmarse, eso sí, que la crónica pone al desnudo una realidad deformadora de esos valores en los Estados Unidos en momentos, precisamente, que ese país emerge con ansias de extender su influencia y dominio sobre la América nuestra. Y en ese sentido, además del valor periodístico y literario, es importante la contribución para conocer las entrañas corrompidas de una sociedad que sus gobernantes, de forma altiva y prepotente, han querido, desde esos tiempos, imponer a nuestros pueblos.
No hay, repetimos, propuestas. Pero la sagacidad de Martí utiliza con brillantez otro recurso, bautizado como subliminal en los tiempos actuales. Y al exponer los hechos, obliga a la reflexión, al respaldo o al rechazo de los lectores. Una lección de periodismo para todos los tiempos.
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