.Orlando
Guevara Núñez
Acudiendo a un reclamo de
humanidad y solidaridad, muchos profesionales cubanos de la salud están
ya en diversos países, ayudando a combatir la pandemia del Covit-19. Ellos están retratados en este Verso Sencillo
de José Martí: Vino el médico amarillo/a
darme su medicina/con una mano cetrina y la otra mano al bolsillo. Yo tengo
allá en un rincón/ un médico que no manca/ con una mano muy blanca/ y otra mano
al corazón.
Así, símbolos de la pureza, son las manos de
nuestro ejército de las batas blancas,
prestas siempre a salvar una vida, a curar, aliviar o prevenir un mal, en el
lugar donde sean necesitados, aunque, como en este caso - la lucha contra una
terrible enfermedad- ese empeño ponga en juego su propia vida.
Así responden los representantes de nuestro sistema
de salud desde que en este pequeño
archipiélago la medicina dejó de ser una mercancía y el enfermo un cliente.
Desde que el derecho a la vida – el más humano de los derechos humanos- es patrimonio de todos
los cubanos.
Sigan los enemigos de la Revolución cubana, al
tiempo que se revuelcan en su propio lodo, tratando de desacreditar a los
médicos cubanos. Ellos siguen y seguirán estando allí, donde un enfermo los necesite,
sin importarles si piensa o no piensa igual,
sin preguntar en qué cree o deja de creer. Lo que importa es preservar vidas.
Y esto lo hace un pequeño país, bloqueado hace 60
años por el imperio yanqui, privado de adquirir medicinas y equipos médicos.
Pero allí están, con el mismo amor, dedicación y sacrificio que trabajan en
defensa de la salud de su propio pueblo. Y allí seguirán, hasta que hagan falta.
Y cuando terminan su tarea, regresarán con la humildad que los caracteriza,
solo con la satisfacción del deber cumplido.
Aquí quedan muchos dispuestos también a prestar su
ayuda en cualquier lugar del mundo que se les necesite. Son los mismos que día
a día, noche a noche, sostienen la vitalidad de nuestro sistema de salud. Los
mismos cuyas manos blancas se posan en el corazón de todos los cubanos. Una
ejemplar prédica martiana.
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