.Orlando Guevara Núñez
El pueblo de Santiago de Cuba, como el de todo el país,
rinde homenaje a Fidel todos los días.
Pero hoy ese tributo fue multiplicado. Se cumplen tres años de que sus cenizas
fueran depositadas en el cementerio de
esta ciudad.
Decenas de miles de personas, de todas las edades, asistieron al cementerio Santa Ifigenia. Cada
una portaba una flor. Pero no fue posible reducir la multitud en filas de uno o
dos para depositarla frente al monolito funerario. Hubiese sido interminable. Hubo
que habilitar otros depósitos.
Pero más que una flor
en la mano para Fidel, el propio Fidel desfilaba albergado en el corazón
del pueblo. Jóvenes con uniforme escolar, trabajadores, uniformes militares,
combatientes de la Revolución cubana, jubilados, todos convertidos en haz, como
mismo lo formó y alentó siempre su eterno Comandante en Jefe.
Aquí, en el Santa Ifigenia, el calor solar tuvo como contrapartida el calor de pueblo. Y
más que una marcha funeraria, era de reafirmación revolucionaria, de fidelidad
al eterno jefe. Y es que, para nosotros, Fidel sigue vivo, señalándonos el
camino. El camino al que nunca le faltarán caminantes.
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