.Orlando Guevara Núñez
Octubre de 1962, está registrado en la historia del
conflicto entre Cuba y los Estados Unidos –podría decirse mejor, en la guerra
de Estados Unidos contra Cuba- como un momento trascendente para todo el mundo.
Tuvo lugar la llamada Crisis del Caribe o Crisis de Octubre, motivada por el
pretexto imperial de la instalación en territorio cubano de los cohetes
soviéticos de largo alcance. . Subrayo lo de el
pretexto de los cohetes, porque el intento de derrocar a la Revolución tenía planes muy concretos para realizarse en ese propio mes.
Bloqueo naval, amenaza de exterminio nuclear. Innumerables planes agresivos. Toda la fuerza
de un imperio, enfilada contra un pueblo pequeño.
Y de nuevo el pueblo a las trincheras. Las mujeres a suplir
el puesto de los combatientes movilizados. Los estudiantes preparándose para
combatir. La agresión era inminente. Sabíamos el peligro de exterminio que se
cernía sobre nosotros. Pero mientras más crecían las posibilidades de un ataque
a nuestro suelo, más se agigantaba la decisión de defendernos hasta el último aliento.
Y todo ello sin perder ni siquiera la alegría que nos identifica.
Seguíamos con atención todas las noticias. No perdíamos
detalles sobre las orientaciones de nuestro Comandante en Jefe. En ningún
momento disminuyó la confianza en la dirección de la Revolución. Con nuestro
máximo jefe compartimos la idea de instalar aquí los cohetes y el desacuerdo
con que los desmantelaran.
Apoyamos el principio de no permitir ninguna inspección
enemiga sobre nuestro territorio, de rechazar todo tipo de chantajes. Y
vibramos de patriotismo el día que un avión espía U-2 fue derribado cuando
volaba sobre el indómito Oriente. Y más profunda fue la emoción cuando Fidel,
valorando la grandeza de aquellos momentos, dijo que más que nunca se sentía
orgulloso de ser hijo de este pueblo. Nosotros, desde luego, nos sentíamos
orgullosos de Fidel y dispuestos a seguirlo hasta el final. La definición de
ese fenómeno, de ese sentimiento individual y de pueblo, la encontré después en
una afirmación hecha por Fidel, acerca de que nuestros misiles morales no
podrían ser desmantelados jamás.
En Playa Girón nos habíamos enfrentado a una Brigada
mercenaria y salido victoriosos. Durante
la Crisis de Octubre, el enfrentamiento era contra el propio gobierno de los
Estados Unidos, quien sabíamos poseía los medios para una destrucción total. Y
también vencimos. En Girón vencimos con las armas y la sangre derramada. Ahora
vencíamos con la moral y las ideas.
Analizando hoy aquella epopeya gloriosa, vale la afirmación
de que preservamos la vida porque fuimos capaces de arriesgarla. Es una lección
con vigencia para todos los tiempos.
En aquel momento, Fidel planteó, como condición para una paz
duradera entre Cuba y los Estados Unidos, cinco puntos que hoy, a más de medio
siglo, mantienen , en lo fundamental, su vigencia, aún cuando se han
restablecido las relaciones diplomáticas entre ambos países: Cese del bloqueo
económico, cese de todas las actividades subversivas, cese de los ataques
piratas, cese de todas las violaciones de nuestro espacio aéreo y naval, y la
retirada de la Base Naval de los Estados Unidos en Guantánamo.
Lo cierto es que, con cohetes o sin
cohetes instalados, el gobierno imperialista de los Estados Unidos se había
propuesto – y ponía en práctica un vasto plan de actividades para lograrlo- el
derrocamiento de la Revolución cubana en ese mismo octubre. Documentos ya desclasificados, ponen en voz
del propio gobierno imperialista sus planes, integrados en el llamado Proyecto
Cuba u Operación Mangosta, puesto en práctica
después del descalabro sufrido en Playa Girón.
Fue un proyecto criminal, de apoyo
total a la contrarrevolución, de sabotajes, de
vuelos piratas causando pérdidas económicas y de vidas humanas, dearreciamiento del bloqueo, de planes de atentados a
dirigentes de la Revolución, de calumnias, amenazas, de intentos de
aislamiento.
En la Operación Mangosta, cifró el
gobierno norteamericano sus esperanzas de destruir totalmente a la Revolución,
en un plazo de ocho meses, con un cronograma que de marzo a octubre de 1962 así
se definía:
MARZO: inicio de las acciones; ABRIL-JULIO: Fortalecimiento
de las actividades clandestinas. 1ro. AGOSTO: Desencadenar los mecanismos para
la sublevación; AGOSTO-SEPTIEMBRE:
Incremento de las acciones subversivas; OCTUBRE: Revuelta generalizada; FINALES DE OCTUBRE: Reconstrucción del
gobierno cubano.
Desde luego que este plan contaba con una medida calculada:
la intervención militar norteamericana en nuestro país. Y así, por el propio
gobierno agresor, estaba definido: Estados Unidos apoyará y sostendrá la
rebelión en Cuba con todos sus recursos, incluyendo el uso de su fuerza militar
para garantizar la sustitución del régimen comunista por un nuevo gobierno
adecuado para Estados Unidos.
El cronograma establecido, no tomó en cuenta un factor
determinante: el heroísmo del pueblo cubano, la inteligencia y audacia de
nuestros órganos de la Seguridad del Estado,
y la capacidad y prestigio de la dirección de la Revolución.
Fueron largos meses de lucha que costaron vidas cubanas,
innumerables recursos, vigilia constante.
Al final, el mes de octubre de 1962 fue escenario del bochornoso fin de la
Operación Mangosta, que sucumbió junto a los dramáticos momentos de la crisis
que tomó el nombre de este mes. Resumiendo: dos victorias cubanas concretadas
en un solo octubre. Esos hechos demuestran que no solo con el bloqueo, ha
tratado el imperio norteamericano de doblegar al pueblo cubano. Y el fracaso ha
sido total.
No hay comentarios:
Publicar un comentario