.Orlando Guevara
Núñez
Aquí no voy a
hablar del bloqueo de Estados Unidos a Cuba con cifras globales, ni citar los
graves daños a la población. Me circunscribiré a mi centro laboral, el periódico
Sierra Maestra, sobre todo a partir
del desplome del Campo Socialista y de la Unión Soviética, cuando nuestro país
quedó- por segunda vez en solo tres décadas- casi sin tener a quien venderle ni a quién
comprarle. El bloqueo imperial, en ese momento, apretó sus tenazas contra el
pueblo cubano.
En aquel
momento, se editaban 55 mil ejemplares diarios. Y empezó a disminuir el papel.
Como la impresión era directa, dependíamos de rollos fotográficos que comenzaron
a escasear hasta casi desaparecer. Nuestros fotorreporteros no podían tirar más
de tres o cuatro fotos en cada cobertura
y, al llegar al periódico, tenían que, con cuidado, abrir el rollo y cortarlo.
Faltaron quimicales para el revelado, papel para la impresión. Había que decidir
muy bien qué trabajos periodísticos podían llevar fotos. Hasta las cuartillas
para escribir faltaron.
Una gran
limitación fueron las cámaras fotográficas, no solo antiguas, sino, además, con
falta de piezas para arreglarlas.
Recuerdo las
limitaciones en el transporte para los periodistas. De los cinco vehículos
disponibles para ese fin, hubo que pasar a conservación tres, al tiempo que la
gasolina se redujo a 60 litros para todas las actividades del diario. Así, en la
casi totalidad de los casos, los periodistas y fotorreporteros recibían la
misión de trabajo y se agenciaban, por su cuenta, el traslado a los lugares y su
regreso. Aún así, nunca un trabajo periodístico dejó de llegar a la Redacción
por esas limitaciones.
En 1990, fue
inaugurado el Poligráfico de Santiago de Cuba, lo cual representó un avance
tecnológico. Se pasó de la impresión directa a la de off sett y, gradualmente,
las máquinas de escribir fueron cediendo su lugar a las computadoras. La viaja
rotativa Hoe, norteamericana, fabricada en 1917, sin piezas de repuesto, era
sustituida por una máquina soviética.
Pero fue el
momento de mayores problemas en el suministro de papel. Así la tirada tuvo que
reducirse de una forma drástica. El Sierra Maestra, de tamaño grande, se
redujo a tabloide. Fue necesario reducir el número de ejemplares primero; luego renunciar
a la salida diaria, con ediciones de tres o dos veces por semana, con ocho y hasta con
cuatro páginas.
Recuerdo que en
aquella ocasión saqué los números. Teniendo en cuenta la reducción en el número
de periódicos y sus páginas. Nos quedamos, a la semana, con solo el 12 por
ciento del espacio. Hasta que se
estableció el periódico como semanario, con
50 000 ejemplares, categorías que no ha podido dejar atrás, aún cuando se
edita para una provincia con más de un millón de habitantes y un territorio tan
relevante como lo es Santiago de Cuba.
El acceso a las
nuevas tecnologías de la información ha sido también limitado como consecuencia
del bloqueo. Hasta en aspectos básicos, como la disponibilidad de computadoras y
el acceso a internet, de forma individual, por parte de los periodistas,
incluyendo las limitaciones en la superación, el colectivo del periódico Sierra
Maestra ha sufrido y sigue sufriendo los
embates de esa absurda política imperial que ellos llaman embargo para encubrir
el verdadero nombre: bloqueo, guerra económica, genocidio.
Así, el
periódico Sierra Maestra, surgido en plena
lucha clandestina contra la dictadura batistiana, en 1957, ha acompañado a la
Revolución y a su pueblo, combatiendo siempre, defendiendo los principios
revolucionarios, reflejando el quehacer de los santiagueros, sin amilanamientos
ante las dificultades ni las privaciones.
El bloqueo
imperialista se mantiene. Por eso, este 27 de octubre será de nuevo tema de
discusión en el seno de las Naciones Unidas. El resultado los sabemos de
antemano. Los pueblos seguirán patentizando su rechazo a tan criminal medida.
Los cubanos, seguiremos aportando nuestra resistencia, hasta que la victoria sea
total. Ese momento, seguro quedará plasmado para la historia en las páginas de
Sierra Maestra
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