Hace un rato, a las 9:00 de la noche de este 30 de marzo,
junto a mi familia, salí al balcón de mi
apartamento. Dedicamos un sentido aplauso a nuestros trabajadores de la
medicina. A los que están en Cuba y son firmes guardianes de nuestra salud. Y a
los que en disímiles latitudes del mundo luchan por la salud de otros, en
ejemplar demostración de lo que vale y puede la solidaridad humana. Pensé en la
doctora que esta mañana visitó mi casa, interesándose por la salud de todos. Y,
lo confieso, pensé en los millones de seres humanos que en el planeta que habitamos, no tienen la
dicha de poder aplaudir a sus profesionales de la salud, como lo hacemos
nosotros, no por culpa de ellos, sino por vivir en sistemas donde ese derecho
humano sigue siendo un negocio, la medicina una mercancía y el paciente solo cliente. Esos aplausos de los cubanos
agradecidos, seguirán creciendo. Y el sonido de las manos, seguirá siendo un
reflejo del palpitar en los corazones.
lunes, 30 de marzo de 2020
Es ley natural infalible que lo que esto dan, esto tengan; y que lo que estos no dan, no tengan esto
.Orlando Guevara Núñez
En este caso se está
dirigiendo Martí a su hermana Amelia y está abordando el tema de las virtudes y
correspondencia en el amor, de las cualidades que lo hacen falso o verdadero.
La carta tiene fecha de febrero 28 de 1883 y está firmada en Nueva York.
Con ternura le dice: “Tú
eres abierta, sincera, caliente de corazón, caritativa, pura, generosa. Quien
no lo es, es odioso, cualesquiera que sean sus galas de inteligencia o de
hermosura. Y si la falta de esas buenas cualidades es lamentable en el hombre,
en la mujer, que creemos urna y hogar natural de ellas, es abominable”.
Cada cual recibirá lo que
merece, lo que se haya ganado y no lo que crea merecer sin ganárselo, ha ahí el
mensaje martiano.
sábado, 28 de marzo de 2020
Lo honrado es la brega: y no ver, con los brazos cruzados, como bregan otros
.Orlando Guevara Núñez
Firmada en Nueva York, en
octubre de 1893, escribió Martí una carta a su amigo Sotero Figueroa,
Secretario del Cuerpo de Consejo de esa ciudad de Estados Unidos. En esa misiva
está contenido este pensamiento.
Asevera que “nosotros
encendemos el horno para que todo el mundo coma en él pan”. Y agrega que él, si
vive, se pasará la vida a la puerta del horno, impidiendo que le nieguen pan a
nadie y menos, por lección de caridad, a quien no trajo harina para él. Ese
espíritu de justicia y en contra de las desigualdades, fue una constante en su
vida. “Valgámonos a tiempo de toda nuestra virtud, para levantar, en el
crucero del mundo, una república sin despotismo ni castas”.
La irreconciliable lucha del bien contra el mal
.Orlando Guevara Núñez
El mundo entero se estremece hoy ante los efectos de la
epidemia del Covid -19. Los fallecidos se cuentan ya por miles. Los contagiados
se multiplican. El pánico crece. La cifra de desocupados y desprotegidos emula
con los efectos de la enfermedad.
Al mismo tiempo, la mayoría de las naciones multiplican
sus esfuerzos para detener la pandemia. Muchos científicos se desvelan buscando
remedios y tratando de obtener una vacuna. Los trabajadores de la salud, en
todo el mundo, ocupan sus puestos en primera línea.
Pero hay deshonrosas excepciones en este colosal
esfuerzo, en franco desprecio al ser humano, incluyendo a sus propios pueblos.
El ejemplo más bochornoso es el de los Estados Unidos, el país más rico del
mundo- en recursos- y más pobre en ética y moral.
Así, en medio del auge de la pandemia, el gobierno
imperialista norteamericano mantiene y
refuerza el férreo bloqueo contra Cuba, trata de obstaculizar la colaboración
médica con otros países para combatir el Covid-19 y hace el mayor esfuerzo para destruir a la
Revolución.
Es el mismo imperio agresor que ha enviado a decenas de
miles de soldados a países a la Europa azotada por la epidemia; el mismo que
incrementa el suministro de armas a los terroristas de Siria, que aumenta las
sanciones a Irán. El mismo imperio brutal que promueve y apoya las sanciones
contra Venezuela, que ofrece millones de dólares por la vida de Nicolás Maduro
y busca apoyo en gobiernos lacayos, como Brasil y Colombia, para invadir al
país bolivariano.
El explicables que con todas esas ocupaciones, al
gobierno de Trump le quede poco tiempo para atender la tragedia de su propio
país ante la epidemia que ya le cuesta
más de 1 600 muertos y 100 000 contagiados.
Otro tentáculo del pulpo imperial, Israel, se ocupa de
lanzar cohetes hacia el territorio palestino, mientras que el Trump brasileño
reproduce en su país toda la incoherencia y desidia del mandatario yanqui, provocando la ira de
sus pobladores.
En todos estos casos, sin embargo, las mentiras son en
poco tiempo puestas en la picota pública. Y la realidad le gana terreno a los
engaños.
Cuba, en este contexto, sigue luchando por la vida de su
pueblo, sin escatimar esfuerzos, sin dejar a una sola persona desprotegida. Y
contribuyendo a salvar vidas en decenas
de países del mundo. Es la irreconciliable lucha del bien contra el mal.
viernes, 27 de marzo de 2020
27 de marzo de 1976: victoria de la independencia angolana
.Orlando Guevara Núñez
El 27 de
marzo de 1976, fueron retirados de la
República Popular de Angola los últimos soldados sudafricanos que habían
invadido el país para cercenar la independencia ganada por los combatientes
angolanos y defendida también por los internacionalistas cubanos.
Recuerdo bien ese día. Los cubanos estábamos allí,
frente a frente a los sudafricanos. La decisión cubana era que si ese día ellos
no se retiraban, nuestras fuerzas comenzarían una ofensiva hasta expulsarlos.
Los minutos pasaban lentamente. El plazo fijaba como
hora límite las 9 de la mañana de ese día. Sabíamos que si era necesario el
combate, el precio de la victoria sería caro, pero la lograríamos.
Esperábamos con tensión, pero con decisión. Y cuando
llegó la hora cero, solo esperábamos las órdenes de nuestros jefes. Pero todo
permaneció en calma. Y desde entonces tuvimos la certeza de que la única
explicación era que el enemigo había abandonado sus posiciones.
En esos momentos, unos 36 000 cubanos combatíamos junto a los angolanos para salvar su
independencia. Hasta que aquel 27 de
marzo de 1976, los últimos militares sudafricanos trascendían el río
Cunene y se internaban en territorio de
Namibia, país entonces dominado por el régimen del apartheid. Sudáfrica había
claudicado
Pensamos que aquel sería el fin de la guerra en
Angola. Pero no fue así.
Cuba y Angola habían acordado la permanencia un
tiempo más de las tropas cubanas en ese país, con el fin de contribuir a
consolidar la independencia y ayudar a la preparación de los angolanos para
asumir esa misión. La decisión fue acertada, pues las fuerzas reaccionarias
reorganizaron la lucha, y fueron necesarios nuevos, grandes y decisivos
combates donde la sangre de patriotas de ambos países se mezclaron en ese
hermano suelo, hasta la victoria final.
Vendrían nuevas epopeyas gloriosas, entre éstas la de Cuito Cuanavale. Sudáfrica otra vez
derrotada, la independencia de Angola había sido preservada, la de Namibia se
había alcanzado, y el apartheid quedaba definitivamente destrozado
La Operación Carlota, nombre de esa
misión cubana en Angola, proseguiría hasta el 25 de mayo de 1991. Ya desde 1976, el
hoy General de Ejército Raúl Castro había dicho que “De Angola nos llevaremos
la entrañable amistad que nos une a esa heroica nación, el agradecimiento de su
pueblo y los restos mortales de nuestros queridos hermanos caídos en el
cumplimiento del deber”.
En Angola perdieron la vida 2016 cubanos, entre ellos 787 en acciones
combativas, y el resto en accidentes o por enfermedades. Un hecho que retrata
en toda su dimensión el espíritu
internacionalista del pueblo cubano, es que la participación en esa misión fue
enteramente voluntaria. El 7 de diciembre de 1989, tuvo lugar en Cuba la
Operación Tributo, ocasión en que fueron
traídos a su querida tierra los restos de los combatientes caídos en esa
y otras misiones internacionalistas. Y en hombros del pueblo, aquí fueron
sembrados.
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