lunes, 27 de abril de 2015

Santiago de Cuba, del combate a la victoria (12 )



                            
                                       
                                                    Gloria Cuadras de la Cruz,

                                                   mujer de flor y fusil

 .Orlando Guevara Núñez

“Después del Moncada nos dimos cuenta de que Fidel era el hombre que necesitábamos”. Así definiría Gloria Cuadras de la Cruz una de sus razones para incorporarse al Movimiento Revolucionario 26 de Julio, desde su fundación en Santiago de Cuba.
La historia revolucionaria de esta ciudad no podría escribirse sin mencionar a la destacada santiaguera que desde muy joven – y hasta su último aliento- combatió la opresión, denunció a los gobiernos corruptos y no faltó nunca a la acción que preconizó en su lucha por la conquista primero y la consolidación después, de la libertad de la Patria.
Formó parte de la primera dirección del Movimiento Revolucionario 26 de Julio en Oriente, ocupando el cargo de Responsable de Propaganda. Eso aconteció en 1955.
Su trayectoria revolucionaria había comenzado muchos años atrás. En 1930, participa en la fundación del Directorio Estudiantil de Santiago de Cuba y en manifestaciones resulta lesionada por la represión policial. En 1933 integra el Comité del plantel del Instituto santiaguero que toma el centro y forma parte de la comisión depuradora de los elementos entreguistas, hasta que a fines de ese año se traslada a la capital cubana y es colaboradora del revolucionario antiimperialista Antonio Guiteras Holmes.
Al año siguiente, de nuevo en su natal Santiago de Cuba, por sus acciones es otra vez detenida y maltratada. Sus inquietudes revolucionarias y espíritu de justicia y honradez, la llevan en 1947 a la fundación del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) liderado por Eduardo Chibás.
Desde el mismo golpe de estado del dictador Fulgencio Batista, el 10 de marzo de 1952, expresa públicamente su rechazo al cuartelazo y su oposición al impostor. Crea el Frente Cívico de Mujeres Cubanas para oponerse a la dictadura y luchar por la libertad y los derechos ciudadanos.
Desde mayo de 1953, Gloria Cuadras inicia una audaz labor como comentarista radial en la entonces CMCR santiaguera y desde abril de 1955 mantiene- hasta abril de 1956- el espacio Cuba Libre, a través del cual fustiga a la tiranía. “Yo misma lo hacía, lo dirigía y lo leía”, afirmó. “En esa hora hablábamos de Fidel, de sus ideales, de aquellos muchachos del Moncada, y lo hacíamos para toda la provincia, porque queríamos desmentir los horrores y las mentiras que decían Chaviano, Tabernilla y Batista”.
El asalto al Cuartel Moncada, el 26 de Julio de 1953, es un hecho trascendente en la vida de Gloria Cuadras. Ya conocía a Fidel desde el Partido Ortodoxo, pues ambos eran delegados a la Asamblea Provincial de Oriente por dicha organización. Al conocerse la noticia del asalto, en unión de otros compañeros, sale a la calle, tratando de localizar y salvar a los combatientes revolucionarios.
Luego participa en el rescate y custodia de los cadáveres de los asaltantes, para evitar que los esbirros los desaparecieran.
Sobre ese hecho de tanto contenido humano y revolucionario, diría la heroína del Moncada, Melba Hernández Rodríguez del Rey: “En este caso tengo que referirme a una gloriosa compañera que todos ustedes recuerdan, a Gloria Cuadras de la Cruz – y al esposo de ella-, quienes desde el primer instante en que empezaron a trasladar los cuerpos de nuestros compañeros muertos para el cementerio Santa Ifigenia, se ligaron a nosotros. Ellos cuidaron nuestros gloriosos cadáveres hasta dejarlos depositados en Santa Ifigenia y siempre nos mandaron mensajes de que estaban bien cuidados y de que se les ponían flores. Siempre muy cerca de nosotros el pueblo de Santiago de Cuba y muy especialmente el caso ejemplar de esa luchadora que se llamó Gloria Cuadras y de su esposo, Amaro Iglesias, un compañero muy querido, a quien cada vez que voy a Santiago de Cuba lo visito”.
La persecución policial no impide que Gloria asista al juicio celebrado a los moncadistas, en el Palacio de Justicia, para expresarles su apoyo moral.
La acción del 30 de noviembre de 1956 encuentra a Gloria Cuadras, junto a Frank País, como partícipe de la acción que levantó en armas a la ciudad para apoyar el desembarco del Granma. Integra el Estado Mayor de esa gesta gloriosa.
A fines de 1958- luego de las páginas heroicas escritas en la clandestinidad, se incorpora como combatiente del Segundo  Frente Oriental que llevara el nombre de su querido jefe. La Revolución triunfante de 1959 le daría a esta incansable e inclaudicable mujer la satisfacción de ver realizados sus más caros sueños, los mismos que había defendido con su palabra, con su acción y hasta con sus propios dientes, con los cuales marcó la mano de un connotado esbirro batistiano durante un enfrentamiento en plena calle de Santiago de Cuba.
A esa Revolución dedicó el resto de su vida, en un intenso quehacer que sólo fue interrumpido por la muerte, ocurrida el 25 de agosto de 1987, en la ciudad que tanto amó.
En el Comité Provincial del Partido Comunista de Cuba trabajó durante sus últimos años y fue integrante de ese organismo, participando como Delegada en los dos primeros Congresos de la máxima organización política de la sociedad cubana.
Ahora su recuerdo se agiganta como símbolo del patriotismo, la abnegación y la talla combatiente de la mujer cubana. A ella la recordamos siempre como lo que fue: mujer de flor y fusil.

sábado, 25 de abril de 2015

Eliseo, Capitán San Luis, Rolando






.Orlando Guevara Núñez


Día negro.  Con esas dos palabras, sintetizó el Comandante Ernesto Che Guevara su dolor ante la muerte en la guerrilla boliviana, el 25 de abril de 1967, de Eliseo Reyes Rodríguez, el Capitán San Luis, Rolando en esa gloriosa gesta.
Había nacido  Eliseo   en el territorio  santiaguero  de  San    Luis -cerca de donde se forjó la familia de los Maceo-Grajales-el 27 de abril de 1940. El quinto entre once hermanos de un humilde hogar que cuando él tenía sólo ocho años de edad fue a residir a La Caridad de Pedernal, en las estribaciones de las montañas, en el mismo municipio.
Se sabe que en una ocasión, ante una conversación sobre la preferencia de Ramón Grau San Martín o Carlos Prìo Sacarás
-connotados politiqueros de la época prerrevolucionaria- para la presidencia del país, la poca edad de Eliseo no lo invalidó para emitir un juicio corroborado luego por la historia. Luego de colocar a ambos en igual rango de poca credibilidad, emitió su sentencia: Esto como único se resuelve es a tiros.
La oportunidad de actuar como pensaba se le presentó temprano. En agosto de 1957, con 17 años de edad, marcha hacia la Sierra Maestra y se incorpora a la guerrilla dirigida por el Comandante en Jefe Fidel Castro.
Pronto ingresa a la Columna 4 –segunda creada por el Ejército Rebelde- bajo las órdenes del jefe de esta fuerza, el Comandante Ernesto Che Guevara, donde actúa como eficaz mensajero. Y cuando el Che solicita voluntarios para bajar al llano, entre los dispuestos y seleccionados se encuentra Eliseo Reyes. Cuentan que al conocer él su aprobación para la nueva misión, exclamó que era de San Luis, e iría a ese lugar. Y de ahí nació su nombre de guerra  San Luis.
A partir de entonces integró la Columna 8 Ciro Redondo, al mando del Che, que junto a la Columna 2 Antonio Maceo, con el Comandante Camilo Cienfuegos como jefe, protagonizó la invasión de Oriente hacia Occidente, reeditando la hazaña militar realizada a fines del siglo XIX por los generales del Ejército Libertador Cubano, Máximo Gómez Báez y Antonio Maceo Grajales.


                              En la paz como en la guerra


Al triunfar la Revolución, con 18 años de edad, el ya Capitán San Luis, ocupa la jefatura de la Policía Militar en La Cabaña, en la capital del país. Se inicia así, en la paz,  otra brillante hoja de servicios del joven combatiente a  la Patria.
Jefe Militar de Sancti Spìritus. Escogido para integrar la jefatura de la Dirección de Inteligencia G-2, del Estado Mayor del Ejército Rebelde. Sus cualidades lo llevan a desempeñarse, en octubre de 1962, como Delegado del Ministerio del Interior en la provincia de Pinar del Río, donde fue un puntal en la lucha contra los enemigos internos y externos de la Revolución.
Sus cualidades crecen en el fragor de la lucha. Es así como en octubre de 1965, al constituirse el Comité Central del Partido Comunista de Cuba, entre sus miembros se cuenta el capitán Eliseo Reyes Rodríguez, San Luis.
Un día de julio de 1966, a sus manos llega una petición de su jefe en la Sierra Maestra y durante la invasión. “Vuelvo a necesitar el esfuerzo de ustedes que fueron fieles en la Sierra Maestra. Si está dentro de las posibilidades, espero de la colaboración”. La petición era del Che.

                          Bueno, muchachos, me voy

La solicitud fue aceptada sin reparos. Y ante dos compañeros suyos dejó testimonio de su alegría por la riesgosa misión. Bueno, muchachos, me voy. Voy a cumplir una misión revolucionaria fuera de Cuba. Ustedes saben que eso es lo que yo anhelaba (…) que ese es mi mayor sueño.

Así nacía Rolando. En noviembre de 1966, se produce el reencuentro de Eliseo con el Che, quien apunta que con la llegada de éste y Marcos, (Antonio Sánchez Dìas,Comandante  Pinares) a Bolivia ya eran seis.

De todos es conocida la rigurosidad del Che para evaluar a sus subordinados. Sus conceptos sobre las cualidades que debían estar presentes en un cuadro revolucionario – de las cuales era él mismo un alto exponente- eran aplicados de forma tal que sólo los méritos y el aval de la conducta podían respaldar a quien se evaluaba para una responsabilidad.
Las decisiones y las definiciones hecha por el Che sobre Eliseo Reyes, son un fiel rasero para medir la estatura del héroe. Al estructurar el mando de la guerrilla boliviana, Rolando es designado como Comisario Político, junto al revolucionario boliviano Inti Peredo, caìdo después en la lucha clandestina. En una ocasión lo calificaría como  El cuadro más completo, tanto en lo político como en lo militar, de todos los componentes de la guerrilla.
En su diario de campaña, al resumir los resultados del mes de abril de 1967, el Che se refería a dos severas pérdidas. Una, la de Jesús Suárez Gayol (El Rubio) también cubano, caído en combate el día 10. Otra, la de Rolando, sobre quien escribe: La muerte de este último es un severo golpe, pues lo pensaba dejar a cargo del eventual segundo frente.

                            El mejor hombre de la guerrilla

En muchas de las páginas del diario del Che en Bolivia, aparece el nombre de Rolando. Sus labores como explorador, organizador de emboscadas y otros importantes quehaceres de la guerrilla en las difíciles condiciones en las cuales operaba. En una ocasión, ante la ausencia del Comandante Juan Vitalio Acuña Núñez (Vilo en Cuba y Joaquín en la gesta boliviana) Rolando es designado por el Che como jefe de la retaguardia.
El 25 de abril, durante una acción guerrillera contra el ejército, Eliseo Reyes cae gravemente herido. Balas de una ametralladora calibre 30 habían hecho impacto en una de sus piernas, partiéndole el fémur y todo el paquete vasculonervioso.
Al conocer la noticia, el Che se impacientó hasta la llegada de los compañeros con el herido. Y cuando se dispuso a ponerle plasma, el Capitán San Luis ofrendó su último aliento.
En el fragor de una guerra, la muerte podría parecer algo natural. Pero es precisamente en medio de ella que los combatientes revolucionarios se hermanan más y se tiende entre ellos un sentimiento que trasciende la amistad para insertarse en la sangre.
Hemos perdido al mejor hombre de la guerrilla, y naturalmente, uno de sus pilares, compañero mío desde que, siendo casi un niño, fue mensajero de la Columna 4, hasta la invasión y esta nueva aventura revolucionaria. Estas palabras brotaron de lo más profundo del alma del Che.
Un testigo de aquel momento, describiría luego la consternación en el último adiós al Capitán San Luis.  Y allí se para Che y lleno de dolor afirma: hemos perdido a uno de los más valientes, a uno de los más queridos de nuestros compañeros. Y vemos como si quisiera seguir hablando, pero ya no pudiera. Y cuando abrimos una sepultura y ponemos a San Luis, Che se viró de espaldas (…) y lo vimos sacar el pañuelo sin darnos el frente. Luego, como siempre, se dominó y dice: ¡Haber, carijo, a su lugar! ¡No nos van a matar aquí a todos!
Una evocación del Comandante Ernesto Che Guevara, tomada del poeta chileno Pablo Neruda y dirigida al Libertador Simón Bolívar, reflejaba el hondo dolor de todos ante la muerte del Capitán San Luis: Tu pequeño cadáver de capitán valiente, ha extendido en lo inmenso su metálica forma.
                               
                                  Presencia del héroe

Este 25 de abril se cumple un nuevo  año de la caída del héroe. Faltaban dos días para que cumpliera 27 años de edad. Eliseo Reyes Rodríguez, San Luis, Rolando. Guerrillero cubano y boliviano. Revolucionario de Cuba y de la América irredenta donde hoy Bolívar y Martì continúan levantando pueblos para completar sus obras inconclusas.

Eliseo, San Luis, Rolando. Joven a quien debemos recordar, más que por su muerte, por la obra de su vida. En él, nuestra presente y las futuras generaciones, tienen y tendrán un paradigma de revolucionario, válido para los tiempos presentes y los que están por venir.

domingo, 19 de abril de 2015

Playa Girón: el día de la victoria


.Orlando Guevara Núñez

El mes de abril es un alto símbolo en la historia de combate y de victoria de la Revolución cubana. El 15 de ese mes, en 1961, fueron bombardeados los aeropuertos de Ciudad Libertad, San Antonio de los Baños y Santiago de Cuba, con el saldo de siete muertos y decenas de heridos.
Al día siguiente, en el entierro de las víctimas, Fidel proclamó el carácter socialista de la Revolución y el pueblo, con los fusiles alto, salió a defender esas ideas a costa de su propia vida.
Por ese hecho el 16 de abril se conmemora la fundación del Partido Comunista de Cuba y se celebra el Día del Miliciano.
En la mañana del 17, se produjo la invasión mercenaria, contra la cual, desde el primer momento, lucharon los combatientes cubanos, derrotándola en menos de 72 horas.
El 19 de abril de 1961 fue un día de indescriptible júbilo para los cubanos. Ese día,  a las 5:30 de la tarde –  fue tomado el último reducto enemigo durante la invasión mercenaria de Playa Girón. Rotunda victoria del pueblo agredido; aplastante y bochornosa derrota para los agresores, la CIA y el gobierno imperialista de los Estados Unidos. El parte oficial Nro. 4, del Comandante en Jefe Fidel Castro, ofrecido al día siguiente, así lo informaba.
Las imágenes de la victoria recorrieron el mundo entero. Era el pueblo miliciano, obrero y campesino que había salvado su suelo de las botas imperiales. Se había hecho trizas  el propósito de los Estados Unidos de intervenir militarmente en Cuba.  Las imágenes de la derrota fueron conocidas también: mercenarios prisioneros, desmoralizados; esbirros y asesinos, latifundistas y otros explotadores, con la amargura de ver escapar la oportunidad de regresar a Cuba al capitalismo salvaje que el pueblo había decidido cambiar para siempre por el socialismo.
La primera reacción de la CIA fue tratar de ocultar la verdad sobre la agresión, haciéndola aparecer como una operación de apoyo a las bandas alzadas. Pero la mentira duró muy poco tiempo. El propio presidente de los Estados Unidos tuvo que reconocer la paternidad de la agresión.
Estábamos ante un hecho de trascendencia histórica mucho más allá de las fronteras cubanas. Se había producido la primera derrota militar del imperialismo norteamericano en América.
Las armas enemigas nada pudieron frente a la moral, el patriotismo y la valentía de los cubanos.
Algunos datos demuestran el descalabro de los invasores: fueron muertos 89 y hechos  prisioneros  1 197; un total de 12 aviones B-26 fueron derribados; los cinco tanques Sherman,  arrebatados al enemigo; un inmenso arsenal de armas modernas ocupadas. Algunos mercenarios habían reembarcado, huyendo de forma desorganizada. Se comprobó una vez más que el mercenario pelea hasta donde vea en peligro su vida.
Después, las presentaciones públicas, televisadas, de los mercenarios. Sus declaraciones de que vinieron “embarcados” o sea, engañados; otros, como cocineros; tres falsos sacerdotes invocaron a Dios para santificar el crimen. Connotados criminales durante la tiranía, enfrentaban ahora la justicia revolucionaria, la justicia del pueblo.
Muchos de los mercenarios se asombraron ante la presencia de Fidel en las comparecencias televisivas. Ellos, desde el mismo momento del desembarco, llegaron matando. Ahora, el propio Fidel les preguntaba cómo habían sido tratados luego de ser prisioneros. Ninguno pudo hablar de maltrato, ni de vejaciones. Los heridos habían sido curados, todos estaban bien atendidos. La ética que se había forjado en las Fuerzas Armadas Revolucionarias cubanas desde el mismo inicio de la lucha, se prolongaba ahora ante un enemigo criminal que venía a destruir a la Revolución, había segado la vida de 157 cubanos y herido a centenares.
La agresión imperialista demostró también que Cuba no estaba sola. En muchos países hermanos de América Latina, cientos de manifestantes se lanzaron a las calles en defensa del país agredido. Hubo decenas de heridos, detenidos, y en algunos casos, muertos que el pueblo cubano suma hoy a sus muertos gloriosos.
Muchos expresaron su deseo de venir a combatir, a defender a Cuba. En Europa,  los Estados Unidos y Asia, también la solidaridad se puso de manifiesto.
Las agresiones imperiales, hasta hoy, no han cesado. Han pasado de un gobierno a otro, se han recrudecido bajo otras formas, pero están ahí, sin que haya cambiado en nada el objetivo de destruir a la Revolución cubana.
Los cubanos, sin embargo, hemos resistido y continuaremos resistiendo, convencidos de que como en Playa Girón, la victoria será siempre de nuestro pueblo.
Las recientes conversaciones entre Cuba y Estados, con el propósito de reiniciar relaciones diplomáticas, abren una esperanza de normalización, sobre la base del mutuo respeto. Pero el bloqueo está intacto, como lo están las leyes de Ajuste Cuba, la Helms-Burton, la Torricelli. Ahí está el oprobio de la Base Naval de Guantánamo.
Ahora somos mucho más fuertes. Nuestra fortaleza y nuestra unidad nos hacen invencibles, aunque las mentiras sigan siendo un arma utilizada sin escrúpulos contra la Revolución. Cuba continuará siendo lo que ha sido en este más de medio siglo de constante batallar: un ejemplo de la capacidad de los pueblos, por pequeños que sean, para defender su dignidad, su decoro, su independencia y su derecho a escoger su propio destino. Esa fue una hermosa lección de la victoria de Playa Girón.



¡Solavaya!





.Orlando Guevara Núñez

Este domingo 19 de abril, el recuerdo de José Cuevas Veranes estará presente en mi memoria. Así sucede cada vez que hay un proceso electoral. Siempre que a él se le habla de las elecciones en la Cuba prerrevolucionaria, una exclamación sale disparada, más que de sus labios, de su corazón: ¡Solavaya! En el argot cubano, eso equivale a decir: ¡No quiero saber de eso!
Una vez me contó que en la zona rural donde vivía, su padre se rebeló contra la Guardia Rural al servicio de los gobiernos opresores. Y lo apalearon, golpiza que lo llevó a la muerte. La madre y los nueve hijos quedaron abandonados en la más terrible miseria.
Me relató que un día la vieja vino para Santiago de Cuba con tres hijos enfermos y llegó al único hospitalito infantil que existía en la entonces capital de Oriente. Uno sufría de gastroenteritis, otro carente de vitaminas en el cuerpo, y el tercero con tifus. Pero no tenía dinero para el pago de la asistencia médica ni de las medicinas.
Fue entonces que un politiquero – a la caza de personas humildes con esa u otras desgracias- le ofreció la solución a cambio de que le entregara la cédula electoral de ella y de su familia. El pacto tuvo que hacerse.
En otra ocasión, murió el hermano mayor, pero no había dinero para el gasto de los funerales. Uno de esos buitres de las urnas, nutriéndose del dolor de la familia, le propuso que “Si todos se unen y dan su voto, lo demás es fácil”. La dignidad no permitió esta vez la afrenta. Fue necesario conveniar un “tendido luctuoso a plazos” y cargar con la deuda durante cinco años.
Ante aquella situación, es comprensible que uno de los hermanos de José Cuevas muriera de viruela, dos de tifus, al tiempo que dos hermanas fallecieron durante el parto.
Por eso tuve en la mente a este humilde santiaguero cuando el domingo 19 de abril, bien temprano, deposité mi voto en la urna para elegir a mi Delegado a la Asamblea Municipal del Poder Popular. Sé que también él estaría presente en su colegio electoral.Y al recordar las elecciones del pasado capitalista – cuando para el imperio del Norte revuelto y brutal que nos desprecia, al decir de José Martí, éramos un país democrático- repetiré con mi amigo la exclamación que merece ser escrita con  letras mayúsculas: ¡SOLAVAYA!.