.Orlando Guevara Núñez
El Partido Comunista de Cuba tiene sus raíces
en el Partido Revolucionario Cubano, fundado por nuestro Héroe Nacional, José
Martí, el 10 de abril de 1892. El 5 de enero de ese mismo año, se habían aprobado las bases y estatutos de esa
organización, creada “Para lograr con el
esfuerzo reunido de todos los hombres de buena voluntad, la independencia
absoluta de Cuba y fomentar y auxiliar la de Puerto Rico”.
Fue José Martí el primero en organizar un
partido único para dirigir una lucha que
sería, como lo proclamó en sus bases: no con el fin de precipitar la guerra, ni
lanzar al país a un movimiento mal dispuesto, sino ordenar la guerra generosa y
breve, que asegure en la paz y el trabajo la felicidad de todos los habitantes
de Cuba.
El Partido Revolucionario Cubano logró unir a
los patriotas que habían luchado por la independencia de Cuba durante muchos
años. Su base social estuvo integrada por obreros emigrados que centavo a
centavo contribuyeron a reunir recursos para sufragar los gastos de la
contienda que estallaría el 24 de febrero de 1895 y cuyo triunfo sería
escamoteado por la intervención norteamericana que transformaría a Cuba, de
colonia de España, en neocolonia de los Estados Unidos.
Al término de la guerra, Tomás Estrada Palma,
sucesor de José Martí como Delegado, subordinado ya a los dictámenes de los
Estados Unidos, decidió disolver el
Partido Revolucionario Cubano, alegando que “Nuestra obra ha terminado porque
la Patria está redimida”. La obra martiana en la fundación y dirección de ese
Partido, sucumbía bajo las garras imperiales. Ese hecho aconteció en diciembre
de 1898.
El legado martiano, sin embargo, mantuvo vivo
el ideal independentista. Así, en las dos primeras décadas de la república,
entre frustraciones y ansias libertarias, se van creando las condiciones para
el resurgir de la lucha, esta vez con nuevos ingredientes patrióticos y
revolucionarios.
Ya en 1924, como muestra de su madurez y
proyección política, un joven de inmensa estatura política, Julio Antonio
Mella, había ingresado a la Agrupación Comunista de La Habana, creada por
Carlos Baliño, quien en 1892, en compañía de José Martí, había fundado el
Partido Revolucionario Cubano. Y el 16 de agosto de 1925, ambos dirigentes
daban vida al Partido Comunista de Cuba, cordón umbilical que uniría los
ideales independentistas martianos de finales del siglo XIX, con los nuevos
objetivos del siglo XX, enriquecidos entonces con las nuevas corrientes
políticas del marxismo-leninismo.
Ese Partido en su primera
etapa -1925 - 1935 - se trazó una
estrategia primero agraria y antiimperialista y luego otra de
carácter socialista, hasta que a partir de 1936
cifró sus esperanzas de reivindicación en una lucha cívica que condujera
a una Asamblea Constituyente, tribuna para la consecución de las
reivindicaciones insertadas en su programa político. Su táctica, sin embargo,
no tuvo los resultados esperados.
En 1939, para respaldar sus
aspiraciones electorales, adoptó el nombre de Partido Unión Revolucionaria
Comunista y formó coalición política con Fulgencio Batista, quien se agenciaba
apoyo de otras fuerzas para llegar a la presidencia. El costo político de ese
paso fue desfavorable. Es en 1944
que adopta el nombre de Partido Socialista Popular.
Los comunistas cubanos, en todas las etapas,
fueron objeto de feroces persecuciones, de campañas difamatorias, de
encarcelamiento y asesinato de sus líderes. Para quienes gustan de hablar sobre
democracia y pluripartidismo, basta, para rebatir esa mentira, la realidad de
que en Cuba, en 36 años de existencia del Partido Comunista – desde 1925 hasta
1961- descontados los años a partir del triunfo revolucionario, esa
organización política actuó sólo ocho años en la legalidad y seis de forma semilegal,
debiendo desenvolverse, el resto del tiempo, sumido en la clandestinidad.
Nuestro actual Partido Comunista de Cuba es
heredero de todas esas luchas, y fruto genuino de la unidad en la ideología y
en la acción de las fuerzas revolucionarias cubanas, bajo la dirección de
Fidel, de Raúl y otros muchos dirigentes, en estrecha vinculación con el
pueblo.
Durante la guerra contra la tiranía de
Fulgencio Batista, muchas organizaciones se unieron al empeño por la libertad.
Cada una con sus concepciones y métodos, pero todas con un mismo fin. El
espíritu unitario fue decisivo en ese
proceso.
Al Movimiento Revolucionario
26 de Julio correspondió el papel protagónico en esa cruenta lucha que condujo
a la victoria revolucionaria del 1ro. de enero de 1959. Fue el Ejército Rebelde
el artífice indiscutible de la destrucción de la tiranía y la toma del poder
político necesario para emprender la obra vislumbrada por Fidel en La historia me absolverá.
En esa lucha, además del
Movimiento Revolucionario 26 de Julio con su Ejército Rebelde, se destacaron el
Partido Socialista Popular y el Directorio Revolucionario 13 de Marzo.
Al triunfar la Revolución, estas organizaciones mantuvieron e
incrementaron sus relaciones de trabajo,
pero permanecieron con sus direcciones independientes. Así se desenvolvieron
hasta los primeros meses de 1961. El 16 de abril de ese propio año, durante el
sepelio de las víctimas de los bombardeos del día anterior a los aeropuertos de
Ciudad Libertad, San Antonio de los Baños y Santiago de Cuba, por aviones procedentes de Puerto Cabezas, en Nicaragua, preludio
de la invasión de Playa Girón, Fidel Castro proclamó el carácter socialista de la Revolución.
Ese día el pueblo, con sus
fusiles en alto, juró defender esa
Revolución y esas ideas. Después de ese acontecimiento histórico, se
fraguó la unidad definitiva de las organizaciones revolucionarias en una sola.
El 24 de junio de 1961, tuvo
lugar un Pleno del Comité Nacional del Partido Socialista Popular, donde
participaron el Movimiento Revolucionario 26 de Julio y el Directorio
Revolucionario 13 de Marzo. En gesto altruista y de hondo contenido patriótico,
Blas Roca, quien durante 27 años había dirigido el Partido Socialista Popular,
puso en manos de Fidel el cargo de Secretario General, de forma simbólica, pues
minutos después se adoptaría el acuerdo de disolver ese organismo, para
facilitar el proceso de unidad ya concebido. Igual decisión adoptaron las otras
dos organizaciones revolucionarias.
Quedaban así unidas las tres principales fuerzas en una
sola: las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI). Comenzó entonces el
proceso de estructuración en los distintos niveles y la creación de los Núcleos
Revolucionarios Activos de las ORI. En ese proceso se cometieron graves errores
sectarios que desvinculaban de las masas al organismo dirigente, incubaban
privilegios, oportunismos, cerraban las puertas a revolucionarios honestos y
desacreditaban y restaban autoridad al máximo organismo de dirección
revolucionaria. Los integrantes de las ORI eran escogidos de forma unipersonal
y arbitraria, dando cabida a elementos sin cualidades para integrar la
vanguardia.
El 8 de marzo de 1962, fue
oficialmente constituida la Dirección Nacional de las ORI. El 22 de ese
propio mes, se dio a conocer que el nuevo organismo designó a Fidel Castro como su Secretario
General y a Raúl Castro Segundo Secretario, al tiempo que Blas Roca asumía la
dirección del periódico Hoy, hasta
entonces órgano del Partido Socialista Popular.
El 26 de marzo de ese mismo
año, el compañero Fidel hizo pública una severa crítica a los métodos sectarios
de las ORI. Expuso, al mismo tiempo, las vías para dejar atrás esos errores y
para construir una nueva organización, con métodos nuevos, donde serían las
masas las que elegirían de su seno a los mejores trabajadores, cantera que
nutriría a las organizaciones de base con militantes ejemplares, respaldados
por su actitud intachable y su prestigio y autoridad ante sus compañeros. Nacía
así El Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC), también con
Fidel y Raúl al frente.
Ese Partido, como consecuencia de su desarrollo y
del fortalecimiento de la ideología socialista, tanto en su seno como entre las
masas, en ocasión de constituirse
el primer Comité Central –el 3 de
octubre de 1965- adoptó el nombre de Partido Comunista de Cuba, el Partido de
todas nuestras batallas, el Partido de
todo el pueblo cubano.
Desde el Partido de Martí
hasta el Partido de Fidel, nuestra historia ha sido de lucha y de combates por
nuestra verdadera libertad e independencia. Nuestro sacrificio de ayer y de hoy
se abrazan ahora en la victoria.