.Orlando
Guevara Núñez
Vilma
Espín Guillois cumple hoy 90 años de edad. Y digo cumple, porque ella sigue
viviendo en su pueblo. En Santiago de Cuba nació y creció. Aquí se hizo mujer.
Y se hizo revolucionaria, mucho antes de que triunfara la Revolución. Pero su
vida y su obra trascendieron fronteras nacionales e internacionales.
Ella
nos legó su ejemplo de patriota cuando un día, siendo estudiante de la
Universidad de Oriente, frente al acoso de la tiranía batistiana, evocó estos versos de nuestro José María Heredia,
también santiaguero:
“Que
si un pueblo su dura cadena/ no se
atreve a romper con sus manos/ bien le es fácil mudar de tiranos/ pero nunca
ser libre podrá”. Después,
Santiago de Cuba la vio convertida en luchadora clandestina, desafiando la
muerte, luchando por la vida de los demás.
Acompañó
al máximo jefe clandestino, Frank País García, en las más riesgosas misiones.
Estuvo junto a él en la formación de organizaciones para el combate, como Acción Revolucionaria
Oriental, Acción Nacional Revolucionaria,
hasta llegar al Movimiento Revolucionario 26 de Julio.
Cumplió
la tarea de viajar a México, donde se entrevistó con el máximo jefe revolucionario,
Fidel Castro, y regresó con instrucciones y mensajes para la acción que tuvo
lugar en Santiago de Cuba, el 30 de noviembre de 1956, para apoyar el
desembarco de los expedicionarios del Granma, con el objetivo de reiniciar la
lucha armada por esta región oriental. En esa epopeya protagonizada por los
jóvenes del 26 de Julio, figura Vilma
como integrante del Estado Mayor de Frank País.
Las
calles de Santiago de Cuba conocieron de esa intensa labor clandestina. Desde
aquí, Vilma, en compañía de Frank País, visitó a las guerrillas de la Sierra
Maestra, a las cuales apoyó de forma efectiva. Sobre esa visita, diría en su
panegírico el Comandante José Ramón Machado Ventura: (…) “Allí participó en
hechos trascendentes; tuve la oportunidad de encontrarme y conversar con ella en la Sierra; la recuerdo
siempre diligente, comunicativa y acreedora de la confianza de la máxima
dirección de la Revolución”.
Durante
la clandestinidad y la lucha guerrillera, los nombres de Alicia, Mónica,
Déborah y Mariela, encubrieron el nombre real que ganó un merecido espacio en
la historia cubana: Vilma. Su audacia se impuso a los peligros en Santiago,
este pequeño y rebelde pedazo de tierra que ella misma calificara como la Ciudad sin Cerrojos, porque sus puertas
permanecían abiertas para proteger a los revolucionarios, aún en los momentos
más difíciles de la lucha.
Su
capacidad y cualidades de dirigente, condujeron a que el propio Frank País la
nombrara Coordinadora Provincial del Movimiento Revolucionario 26 de Julio en
la otrora provincia de Oriente, al asumir él otras tareas en la clandestinidad.
Y desde ese cargo incrementa sus acciones, hasta su incorporación al Ejército
Rebelde, a mediados de 1958, en el Segundo Frente Oriental Frank
País, donde permaneció hasta la victoria revolucionaria del 1ro. de enero de
1959. Allí dejó su huella en la organización de las fuerzas rebeldes y de la
actividad civil, económica y social de los territorios liberados.
Luego
vendría la tarea de edificar la obra por la cual se había luchado. En esa
tarea, la figura de Vilma ganó nuevas dimensiones humanas y revolucionarias.
Directora
de la emisora Radio Rebelde; Presidenta, desde su fundación, en 1960, de la
Federación de Mujeres Cubanas; su incansable y fructífera labor a favor de los
derechos de la mujer cubana y su plena incorporación a la sociedad; el alcance
más allá de nuestras fronteras en esa noble misión, que la llevaron a
Vicepresidenta de la Federación Democrática Internacional de Mujeres.
Miembro
del Comité Central del Partido Comunista de Cuba desde su fundación en 1965, y
de su Buró Político desde 1980 hasta 1991; Diputada a la Asamblea Nacional del
Poder Popular desde su fundación en
1976; Integrante del Consejo de Estado de la República de Cuba; Presidenta de
la Comisión de Prevención y Atención
Social; creadora y orientadora del Centro Nacional de Educación Sexual;
febril actividad en otras instituciones, tales como su presidencia del Instituto de la Infancia,
y Directora de Desarrollo del Ministerio de la Industria Alimenticia.
Esa
es la Vilma que recordamos hoy, más que por su muerte, por su fructífera vida.
La mujer dulce, sencilla, de extraordinaria sensibilidad humana; la heroína del
Llano y de La Sierra, de la clandestinidad y la guerrilla.
La
Ingeniera Química Industrial que subordinó su profesión al oficio de forjar la
libertad y el bienestar de su pueblo.
La
Vilma condecorada por el Consejo de Estado, con el Título de Heroína de la
República de Cuba y la Orden Playa Girón. La Vilma de Santiago, la de Cuba.
¡Vilma
vive!, afirmó Fidel, al hablar sobre el deceso de la combatiente
revolucionaria.
Y
es cierto que vive, no como recuerdo de un pasado heroico, sino, sobre todo,
como fuerza de un presente de lucha. Así rendimos los cubanos, a nuestros
héroes, el mejor homenaje, el homenaje de todos los días. ¡Vilma sigue entre
nosotros!
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