.Orlando Guevara Núñez
El doctor Juan Amado Díaz Sarduy y la doctora Melba Puzo Hansen, fallecieron aquí en la semana que concluye. Ambos Hijos Ilustres de Santiago de Cuba, condición otorgada por la Asamblea Municipal del Poder Popular. Los dos integrantes del Grupo de Las Ardillas, nombre adoptado por los alrededor de 200 médicos egresados en diciembre de 1960.
Dr. Juan Amado Díaz Sarduy. Nacido en Cienfuegos, el 3 de noviembre de 1933. Fue director del Hospital Rural de La Pimienta, donde hizo sus pos graduación. Dr. en Ciencias Médicas. Profesor Titular, Consultante y de Mérito de la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba. Especialista de 2do. Grado en imagenología. Jefe del Grupo Provincial de esta especialidad durante más de 30 años. Fundador del Partido Comunista de Cuba. Laboró en el Hospital Provincial Saturnino Lora.
Dra. Melba Puzo Hansen. Santiago de Cuba la vio nacer el 9 de octubre de 1925. Especialista de 1er. Grado en Pediatría. Profesora Instructora. Se ha consagrado, al pie de las camas de los niños enfermos por diarreas, a su esmerada atención, salvando así miles de vidas infantiles. Ha tenido una destacada participación en las organizaciones del Sindicato y del Partido en su centro. Vanguardia Nacional durante varios años. Única representante femenina en el Grupo de Las Ardillas residente en esta ciudad. Se mantuvo trabajando en su especialidad en el Hospital Infantil Sur (La Colonia).
Sarduy y Melba formaron parte, junto a su grupo, de los primeros médicos que en Cuba entregaron al Comandante en Jefe, Fidel Castro, su compromiso de renunciar al ejercicio de la medicina privada y marchar hacia las montañas cubanas pare llevar hasta ellas los servicios de salud. No preguntaron cuánto iban ganar en salario. Desempeñaron también un papel importante en el desarrollo de la docencia médica, labor en la cual nació la Escuela de Medicina santiaguera, convertida hoy en el Instituto Superior de Ciencias Médicas.
La historia revolucionaria, de consagración y sacrificio de estos profesionales de la salud, no caben en una nota periodística. Cuando se despidieron de la Universidad, expresaron un deseo: “Que cuando pasados los años nos reunamos, de entre esa mezcla de sacrificios y angustias, alegrías y sorpresas que nuestra profesión conlleva, sobresalga la satisfacción del deber cumplido”.
Hoy, al despedirse físicamente Sarduy y Melba hicieron sobresalir su satisfacción por el deber cumplido. Y pueden agregar otra: la satisfacción por el cariño, el respeto y la eterna gratitud de su pueblo que los recordará como paradigmas de nuestro glorioso ejército de las batas blancas.
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