martes, 2 de noviembre de 2021

Las glorias no se deben enterrar, sino sacar a la luz

 

Orlando Guevara Núñez

 


Cuando José Martí escribió esta aseveración, lo hizo en una carta enviada al General Máximo Gómez. Y el único referente de fecha que tiene es el año 1878. 

Le pide al Generalísimo- con el argumento de que está escribiendo un libro- información sobre  los principales  cargos que pueden hacerse a Carlos Manuel de Céspedes, y las razones posibles para su defensa, porque su propósito es ése: defenderlo.

Se interesa por una carta que Ignacio Agramonte envió a Céspedes sobre “renuncia de mando y mantenimiento de pensión”  Y, en correspondencia con su criterio de sacar a la luz las glorias, le expresa a Gómez que algún día ha de escribir su historia.

Martí escribe esta carta desde Guatemala. Y se presenta ante él: “De mí tal vez nadie le dé razón, Rafael Mendive  fue mi padre: de la escuela fui a la cárcel y a un presidio, y a un destierro, y a otro. Aquí vivo, muerto de vergüenza porque no peleo. Enfermo seriamente y fuertemente atado, pienso, veo y escribo”. Le confiesa, en silencio, admirar a los que merecen y envidiar a los que luchan.

También le dice al viejo guerrero, reiterándole la petición, que tiene prisa de estudiar ese tema y de publicar las hazañas escondidas de nuestros grandes hombres. “Seré cronista, ya que no puedo ser soldado”, le afirma. Y le  solicita no extrañe ese lenguaje, pues “Cuando se sirve bien a la patria, se tienen en todas partes muchos amigos viejos”.

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