.Orlando Guevara Núñez
En una crítica literaria juzgó José Martí la obra del poeta y dramaturgo mexicano Agustín F. Cuenca, partiendo de uno de sus dramas, La Cadena de Hierro, título escogido para su trabajo. El autor había nacido en 1850 y falleció en 1884. El artículo de Martí fue publicado en Revista Universal, de México, el 27 de agosto de 1876
Comienza el análisis: “La grandeza, esquiva con los hombres, presidió benévola la durable creación de Agustín Cuenca”. Y continúa: así se conquista la gloria: asaltándola. Habla de dos entidades en la obra de Cuenca, una débil y vaga, dominante la otra. Y opina que este hombre fue grande porque no se ciñó a lo establecido, sino que se basó en la creación. Dice: “la inspiración no acepta más que una ley: la falta de toda ley, la independencia” y que “no hay cátedras para el genio: él no sigue reglas, él las crea”.
No todo es elogio. Señala que para un autor dramático existe una victoria mayor que arrebatar a los espectadores con su obra, y es la de arrebatarlos después de haberlos lastimado. Y relaciona varios aspectos negativos anteriores en la creación del artista.
Ahora, plantea dos interrogantes ¿Es realista la obra de Cuenca? Y afirma que no, porque es falsa; ¿Es útil? Sí, porque es bella. Dice que la crítica destruiría esta obra, y el aplauso la reharía siempre. Hace una breve valoración sobre los personajes del drama. Y al final escribe: La inspiración es la anticipación de lo futuro; solo anticipándose a él, se vive en él. La grandeza está en la verdad y la verdad en la virtud.
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