.Orlando Guevara Núñez
El gobierno de los Estados Unidos sigue usando la Casa Blanca, más que como digno recinto gubernamental, como una carpa circense, donde las payasadas sustituyen la responsabilidad y la ética. Pero podría decirse también que el epicentro mundial de la mentira y el crimen. Ahora acusan a Cuba de una presunta intervención para influir en las elecciones de su país.
No ha sido nunca práctica de la Revolución cubana ese ejercicio contra los Estados Unidos, ni contra ningún otro país. Y ellos bien lo saben. Pero necesitan de la mentira para sostener su política agresiva y genocida.
La jefatura de gobierno norteamericano actual, es la número 13 desde que el pueblo cubano alcanzó su verdadera libertad e independencia. Siete han sido republicanas y seis demócratas. Y todas han mantenido la misma intención de matarnos. Solo ha variado el método para lograrlo.
En algunos casos han escogido el método de la agresión, como cuando la invasión mercenaria de Playa Girón; en otros, tratar de intimidarnos con la amenaza de exterminio nuclear, como sucedió cuando la Crisis del Caribe. Súmese el bloqueo genocida que ya dura seis décadas, con el propósito de matarnos por hambre, enfermedades, o rendirnos por cobardía.
Uno de los métodos más brutales, ha sido la cadena de sabotajes que ha dejado al país 3 478 muertos y 2099 cubanos con discapacidad permanente; también el fomento de bandas contrarrevolucionarias armadas, la introducción de grupos mercenarios introducidos clandestinamente en nuestro territorio, con el fin de realizar actos terroristas, incluyendo el asesinato de dirigentes de la Revolución. Está demostrado que contra nuestro Comandante en Jefe, Fidel Castro, esos intentos llegaron a 638.
El afán imperialista de destruir a la Revolución cubana, su método para matarnos llegó al uso de armas criminales como la guerra bacteriológica, con introducción de enfermedades como el dengue hemorrágico. Se introdujeron plagas y enfermedades contra animales y cultivos agrícolas, como es el caso de la caña, del café, el tabaco y otros cultivos.
Trataron de matarnos mediante la asfixia económica, basada en el aislamiento, en el cerco económico, en una sucia e ilegal guerra económica que solo un gobierno con apoyo del pueblo sería capaz de resistir.
Lo mismo republicanos que demócratas han mantenido y recrudecido el bloqueo y no hay recurso violatorio de los derechos internacionales que no hayan ensayado y aplicado para consumar el crimen.
Para nosotros, los cubanos, existe la certeza de que lo determinante en esta política imperial, no ha sido el presidente de turno, ni el predominio de demócratas o republicanos en el poder. La esencia reside en el sistema imperialista, donde los grandes intereses determinan políticas y dictan conductas para proteger su fortuna, a costa de la opresión, el saqueo y el dominio sobre otros pueblos del mundo.
Para nosotros, como está demostrado, republicanos y demócratas han sido los mismos perros con los mismos collares. Algunos han ladrado menos, pero han mordido igual. Han tratado, incluso, de hacernos desaparecer mediante la autodestrucción, el suicidio, queriendo que dejemos de ser lo que somos y volvamos a ser lo que fuimos.
Hoy, convencidos de sus fracasos, pagan a mercenarios internos y externos para tratar de corroer la unidad de nuestro pueblo, debilitar nuestra voluntad y sembrar la desconfianza en la dirección de la Revolución. Y, como siempre, cometen la estupidez de querer fabricar líderes escogiendo la peor materia prima.
Los cubanos, sin embargo, seguimos vivos. Seguimos construyendo y defendiendo nuestro sistema social, el socialismo. Con nuestra irrenunciable consigna de ¡Patria o Muerte! y nuestra convicción de que ¡Venceremos!
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