sábado, 20 de junio de 2020

Plena vigencia de una denuncia de Fidel en la ONU






.Orlando Guevara Núñez

Recordamos aquel discurso  del Comandante en Jefe Fidel Castro en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), el 26 de septiembre de 1960,en el cual denunció la política agresiva del gobierno de los Estados contra Cuba, la explotación imperialista y del sistema colonial, defendió el derecho de los pueblos a su libertad e independencia, a la paz y el desarrollo, y fijó con toda claridad la política interna y exterior de la Revolución cubana.
En fecha tan temprana para el proceso revolucionario cubano, Fidel, al analizar los acontecimientos internacionales de esos tiempos, las maniobras imperiales contra Cuba y la actuación de la ONU ante éstos, afirmó que (...) "Nuestro pueblo que ha aprendido en esta escuela de los últimos acontecimientos internacionales, sabe que a última hora, cuando su derecho ha sido negado, cuando sobre él se enciman las fuerzas agresivas, le queda el recurso supremo y el recurso heroico de resistir, cuando su derecho no sea garantizado ni en la OEA ni en la ONU".
Ante las amenazas abiertamente expresadas por el gobierno yanqui, Fidel habló como pocos mandatarios lo habían hecho hasta entonces en ese escenario. El propio Keneddy, entonces candidato a la presidencia de los Estados Unidos, quien aprobó luego la invasión mercenaria de Playa Girón, había afirmado: "Debemos usar toda la fuerza de la OEA para impedir que Castro interfiera con otros gobiernos latinoamericanos, y devolver la libertad a Cuba." "Debemos dejar sentada nuestra intención de no permitir que la Unión Soviética convierta a Cuba en su base en el Caribe, y aplicar la doctrina de Monroe." "Debemos hacer que el Primer Ministro Castro comprenda que nos proponemos defender nuestro derecho a la Base Naval de Guantánamo." "Y debemos hacer saber al pueblo cubano que simpatizamos con sus aspiraciones económicas legítima" "que conocemos su amor por la libertad, y que nunca estaremos contentos hasta que la democracia vuelva a Cuba"
Cada uno de esas afirmaciones fue replicada por el Comandante en Jefe con breves, concisas y valientes palabras. "Por nuestra parte, con todo respeto, debemos decirle que los problemas del mundo no se resuelven amenazando ni sembrando miedo; y que nuestro humilde y pequeño pueblo, ¡qué le vamos a hacer!... Estamos ahí, mal que le pese, y la Revolución seguirá adelante, mal que le pese: y que, además, nuestro humilde y pequeño pueblo tiene que resignarse a su suerte, y que no siente ningún miedo por sus amenazas de uso de armas atómicas.
En el tema de la lucha por la paz, luego de fustigar la política guerrerista y el desastre causado por las guerras a la humanidad, Fidel una precisión que puso al desnudo la verdadera razón de las agresiones imperiales y guerras de rapiña: "Para qué darle más vuelta a la cuestión. Este es el quid de la cosa, incluso, el quid de la paz y de la guerra, el quid de la carrera armamentista o del desarme. Las guerras, desde el principio de la humanidad, han surgido, fundamentalmente, por una razón: el deseo de unos de despojar a otros de sus riquezas. ¡Desaparezca la filosofía del despojo, y habrá desaparecido la filosofía de la guerra! ¡Desaparezcan las colonias, desaparezca la explotación de los países por los monopolios, y entonces la humanidad habrá alcanzado una verdadera etapa de progreso!"Mientras ese paso no se da, mientras esa etapa no se alcanza, el mundo tiene que vivir constantemente bajo la pesadilla de verse envuelto en cualquier crisis, en una conflagración atómica. ¿Por qué? Porque hay quienes están interesados en mantener el despojo, hay quienes están interesados en mantener la explotación".
Con claridad meridiana, denunció a los monopolios como los verdaderos enemigos del desarme "porque además de que con las armas defienden a esos intereses, la carrera armamentista siempre ha sido un gran negocio para los monopolios". Como los cuervos, afirmó, los monopolios se nutren de los cadáveres que nos traen las guerras. Al explicar la posición de la Revolución cubana, el jefe revolucionario no dejó lugar a las dudas ni falsas interpretaciones. Habló con entera claridad y evocó los principios proclamados por la Asamblea General del Pueblo de Cuba, con la presencia de más de un millón de cubanos, el 2 de septiembre de ese propio año, acontecimiento conocido como Primera Declaración de La Habana. En pleno ejercicio de su soberanía, allí fue aprobado, explicó Fidel:"El derecho de los campesinos a la tierra; el derecho del obrero al fruto de su trabajo; el derecho de los niños a la educación; el derecho de los enfermos a la asistencia médica y hospitalaria; el derecho de los jóvenes al trabajo; el derecho de los estudiantes a la enseñanza libre, experimental y científica; el derecho de los negros y los indios a la 'dignidad plena del hombre'; el derecho de la mujer a la igualdad civil, social y política; el derecho del anciano a una vejez segura; el derecho de los intelectuales, artistas y científicos a luchar, con sus obras, por un mundo mejor; el derecho de los Estados a la nacionalización de los monopolios imperialistas, rescatando así las riquezas y recursos nacionales; el derecho de los países al comercio libre con todos los pueblos del mundo; el derecho de las naciones a su plena soberanía, el derecho de los pueblos a convertir sus fortalezas militares en escuelas, y armar a sus obreros" --porque en esto nosotros tenemos que ser armamentistas, en armar a nuestro pueblo para defendernos de los ataques imperialistas--, "campesinos, estudiantes, intelectuales, al negro, al indio, a la mujer, al joven, al anciano, a todos los oprimidos y explotados, para que defiendan, por sí mismos, sus derechos y sus destinos."
Al concluir su discurso, Fidel expresó al plenario de las Naciones Unidas: "Algunos querían conocer cuál era la línea del Gobierno Revolucionario de Cuba. Pues bien, ¡esta es nuestra línea!"Al regreso de ONU, se produjo en La Habana, el 28 de septiembre de 1960, en histórica concentración de pueblo presidida por Fidel, la creación de los Comités de Defensa de la Revolución.
¿Conocerá el actual mandatario yanqui esta historia? Al recordar aquellos hechos y haber escuchado los recientes ladridos – y las mordidas- de Donald Trump  contra Cuba, cualquiera puede pensar: ¡Los mismos perros con… los mismos collares! O también: ¡Los perros siguen ladrándole a la Luna!

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