.Orlando Guevara Núñez

Comenzando la idea, dice
Martí que los cubanos independientes y los puertorriqueños que se les hermanan, “abominarían de la
palabra partido, si significase mero bando o secta, o reducto donde unos
criollos se defendiesen de otros: y a la palabra partido se amparan, para decir
que se unen en esfuerzo ordenado, con disciplina franca y fin común, los
cubanos que han entendido ya que, para vencer a un adversario deshecho, lo
único que necesitan es unirse”.
Habla, precisamente, de la
unidad. Y de quienes le hacen el juego al enemigo principal, el gobierno
colonial español. Por eso afirma que ¡A
la mesa del castigador no puede sentarse con honra, sino sin honra, ningún
hermano del castigado!
Analiza los distintos momentos y causas por las que
suelen nacer los partidos, desde lo
superficial hasta lo profundo, concluyendo que “ El Partido Revolucionario Cubano,
nacido con responsabilidades sumas en los instantes de descomposición del país, no surgió de la vehemencia
pasajera, ni del deseo vociferador e incapaz, ni de la ambición temible; sino
del empuje de un pueblo aleccionado, que por el mismo Partido proclama, antes
de la república, su redención de los vicios que afean al nacer la vida
republicana. Y erraría, de afuera o de adentro, quien lo creyese extinguible o
deleznable”
A continuación de esas
palabras es que Martí expresa el pensamiento inicialmente señalado.
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