martes, 23 de abril de 2019

Ramón de las Yaguas, victoria y luto del Ejército Rebelde



                                              


 .Orlando Guevara Núñez
Ramón de las Yaguas, pequeño poblado distante unos seis kilómetros de Yerba de Guinea, en las inmediaciones de la carretera que une a Santiago de Cuba con Guantánamo, fue escenario en la noche del 28 y la madrugada del 29 de abril de 1958, de una heroica acción y una importante victoria rebelde contra la tiranía batistiana.
Se habían producido ya los acontecimientos de la fracasad Huelga de Abril y las acciones que la secundaron. El ataque y toma de El Cobre por fuerzas del Tercer Frente Oriental Dr. Mario Muñoz Monroy, el ataque al cuartel de Boniato y la emboscada que en Cuabitas  detuvo al refuerzo procedente del Moncada, así como la creciente actividad de los combatientes clandestinos, lograban poner en jaque al enemigo.
En el fragor de esos combates, nació la Columna 9 José Tey, dirigida por René Ramos Latour (Daniel), la misma que veinte días después, ya bajo el mando del Comandante Belarmino Castilla Mas (Aníbal) protagonizó la toma del cuartel de Ramón de las Yaguas.
Unos 18 soldados y clases integraban la guarnición, reforzada en esos días por un grupo de masferreristas que elevaban a unos 45 el total de efectivos.
El combate fue intenso y el enemigo sólo se rindió cuando el cuartel quedó envuelto en llamas. Ocho muertos, varios heridos y 14 prisioneros fue el saldo adverso para la tiranía, además de las armas, parque y pertrechos que pasaron a las manos rebeldes. Por los múltiples crímenes y atropellos contra la población, once masferreristas fueron sometidos a juicio sumarísimo y ejecutados por la justicia revolucionaria.
Los combatientes revolucionarios tuvieron sensibles bajas, entre muertos y heridos. Allí cayó herido y murió horas más tarde el Teniente Idalberto Lora Sánchez, destacado luchador clandestino, a quien dos hechos retratan en toda su dimensión. En la clandestinidad, a pocas cuadras del lugar donde se ocultaba, su esposa dio a luz  y él no llegó a conocer al hijo, por el rigor y disciplina de su misión, y después, ya herido de muerte, pidió a sus compañeros: “Aunque tengan que andar descalzos por los montes y comer raíces para sobrevivir, no abandonen la lucha mientras no tumben a Batista”. El llamado del héroe fue cumplido.
Ofrendó su vida también Francisco González Rosales (Francisquito) de sólo 15 años de edad, suficientes para ser fundador de las Brigadas Juveniles de Acción y Sabotaje en Santiago de Cuba, así como también Ramòn Sarrabeitía Servando, otro luchador clandestino incorporado a la Columna 9.
Después de la victoria en Ramòn de las Yaguas, al explotar accidentalmente una granada portada por un combatiente, perdieron la vida el Capitán Orlando Regalado Acosta, segundo jefe de la Columna, el Sargento Manuel del Toro y el combatiente Juan de Dios Bautista Jiménez.
En un mensaje a Vilma Espín (Déborah) Coordinadora del Movimiento Revolucionario 26 de Julio en Santiago de Cuba, refiriéndose a este hecho, escribió el Comandante Aníbal: “El momento más amargo de mi vida ha sido éste, cuando he tenido que ver morir entre mis brazos al bueno de Regalado en una forma tan inmerecida y tan absurda, cuando a solo unos minutos había combatido como el más bravo, en primera fila, desafiando el peligro”.
                                    

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