.Orlando Guevara Núñez
Ramón
de las Yaguas, pequeño poblado distante unos seis kilómetros de Yerba de
Guinea, en las inmediaciones de la carretera que une a Santiago de Cuba con
Guantánamo, fue escenario en la noche del 28 y la madrugada del 29 de abril de
1958, de una heroica acción y una importante victoria rebelde contra la tiranía
batistiana.
Se
habían producido ya los acontecimientos de la fracasad Huelga de Abril y las
acciones que la secundaron. El ataque y toma de El Cobre por fuerzas del Tercer
Frente Oriental Dr. Mario Muñoz Monroy, el ataque al cuartel de Boniato y la
emboscada que en Cuabitas detuvo al
refuerzo procedente del Moncada, así como la creciente actividad de los
combatientes clandestinos, lograban poner en jaque al enemigo.
En
el fragor de esos combates, nació la
Columna 9 José Tey, dirigida por René Ramos Latour (Daniel),
la misma que veinte días después, ya bajo el mando del Comandante Belarmino
Castilla Mas (Aníbal) protagonizó la toma del cuartel de Ramón de las Yaguas.
Unos
18 soldados y clases integraban la guarnición, reforzada en esos días por un
grupo de masferreristas que elevaban a unos 45 el total de efectivos.
El
combate fue intenso y el enemigo sólo se rindió cuando el cuartel quedó envuelto
en llamas. Ocho muertos, varios heridos y 14 prisioneros fue el saldo adverso
para la tiranía, además de las armas, parque y pertrechos que pasaron a las
manos rebeldes. Por los múltiples crímenes y atropellos contra la población,
once masferreristas fueron sometidos a juicio sumarísimo y ejecutados por la
justicia revolucionaria.
Los
combatientes revolucionarios tuvieron sensibles bajas, entre muertos y heridos.
Allí cayó herido y murió horas más tarde el Teniente Idalberto Lora Sánchez,
destacado luchador clandestino, a quien dos hechos retratan en toda su
dimensión. En la clandestinidad, a pocas cuadras del lugar donde se ocultaba,
su esposa dio a luz y él no llegó a
conocer al hijo, por el rigor y disciplina de su misión, y después, ya herido
de muerte, pidió a sus compañeros: “Aunque tengan que andar descalzos por los
montes y comer raíces para sobrevivir, no abandonen la lucha mientras no tumben
a Batista”. El llamado del héroe fue cumplido.
Ofrendó
su vida también Francisco González Rosales (Francisquito) de sólo 15 años de
edad, suficientes para ser fundador de las Brigadas Juveniles de Acción y
Sabotaje en Santiago de Cuba, así como también Ramòn Sarrabeitía Servando, otro
luchador clandestino incorporado a la Columna 9.
Después
de la victoria en Ramòn de las Yaguas, al explotar accidentalmente una granada
portada por un combatiente, perdieron la vida el Capitán Orlando Regalado
Acosta, segundo jefe de la
Columna, el Sargento Manuel del Toro y el combatiente Juan de
Dios Bautista Jiménez.
En
un mensaje a Vilma Espín (Déborah) Coordinadora del Movimiento Revolucionario
26 de Julio en Santiago de Cuba, refiriéndose a este hecho, escribió el
Comandante Aníbal: “El momento más amargo de mi vida ha sido éste, cuando he
tenido que ver morir entre mis brazos al bueno de Regalado en una forma tan
inmerecida y tan absurda, cuando a solo unos minutos había combatido como el
más bravo, en primera fila, desafiando el peligro”.
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