viernes, 12 de abril de 2019

Playa Girón: Los que vinieron a “salvarnos”





.Orlando Guevara Núñez

En la política agresiva norteamericana contra Cuba, dirigida siempre a la destrucción total de la Revolución, la mentira ha sido un elemento insustituible. Los más burdos embustes fabricados en los más altos niveles gubernamentales, han sido vendidos como verdades a la opinión pública internacional.
Así sucedió en abril de 1961, cuando se fraguó la invasión mercenaria por Playa Girón. Difundieron la mentira de que en Cuba el pueblo estaba desesperado, ansioso de que llegaran los invasores a liberarlo. Dijeron que la mitad de las Fuerzas Armadas Revolucionarias se sumarían a la rebelión contra la Revolución. Afirmaron que la Fuerza Aérea y la Marina cubanas respaldarían a los “libertadores”.
La propaganda contra el Gobierno Revolucionario no se quedaba atrás: las mentiras de que en Cuba se les quitaban los hijos a los padres, que el comunismo intervenía todos los bienes a las personas, que los religiosos eran perseguidos. El comunismo se pintaba como un régimen de terror. Se habló sobre falsos levantamientos en distintos puntos del país e innumerables hechos contrarrevolucionarios que solo existieron en la mente de nuestros enemigos, llevados a la tinta y el papel en los principales medios de difusión a su servicio.
Los cubanos, sin embargo, creíamos no en lo que nos decía la propaganda enemiga, sino en lo que veíamos, en lo que nos daba la Revolución, entre otras muchas cosas la oportunidad de redimirnos por nosotros mismos, de construir nuestra propia felicidad.
Después de derrotada, en menos de 72 horas la invasión mercenaria, los cubanos conocimos quiénes eran los que venían a “salvarnos”. Los “héroes” fabricados por la Agencia Central de Inteligencia y el gobierno de los Estados Unidos, estaban hechos en moldes del crimen, de la explotación y otros componentes similares a los de sus fabricantes.
He aquí algunos de esos “libertadores” de procedencia cubana. Juzgue el lector.
Se enrolaron en la invasión 194 ex militares y esbirros que habían formado parte de la tiranía batistiana. Muchos de ellos con numerosos crímenes contra los cuales los habían protegido las autoridades norteamericanas.
Vinieron l00 latifundistas, 112 grandes comerciantes y 35 magnates industriales, con el propósito no de liberar a los cubanos, sino de arrebatarles las propiedades que les había devuelto la Revolución. Venían a quitarles la tierra a los campesinos, a explotar a los  obreros, a sumir de nuevo a los cubanos en la miseria y la explotación.
Entre los libertadores formaron parte de la invasión mercenaria 67 casa tenientes, 24 grandes propietarios, 179 personas acomodadas económicamente. Y un elemento que no podía faltar, los lumpens, 112, que no trabajaban, y pretendían volver a vivir en Cuba a costa del sudor del pueblo.
Esos, con el pleno respaldo de otros que en Estados Unidos quedaron sin atreverse a venir en la invasión, fueron nuestros frustrados “libertadores”. Por la parte cubana, pelearon obreros, campesinos y estudiantes integrados a las Milicias Nacionales Revolucionarias, combatientes de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional Revolucionaria. Peleó el pueblo uniformado.
Cuba derrotó esa invasión en menos de 72 horas, a un costo de 157 muertos y más de 300 heridos. Los mercenarios tuvieron unos 89 muertos y 1 197 prisioneros. La jefatura de los mercenarios huyó sin combatir.
Después de la victoria cubana en Playa Girón, mucho se ha escrito sobre ese hecho glorioso para Cuba y vergonzoso para los Estados Unidos.
La rápida derrota de los mercenarios, impidió la proyectada creación de un gobierno provisional que daría paso a la intervención norteamericana en Cuba. A partir de esa victoria, afirmó el Comandante en Jefe Fidel Castro, los pueblos de América Latina fueron un poco más libres.



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