viernes, 19 de octubre de 2018

Un sueño de Abel que honra a los santiagueros




.Orlando Guevara Núñez

Para todos los cubanos, Abel Santamaría Cuadrado es un héroe, un símbolo de rebeldía, de patriotismo y de entrega. Este 20 de octubre, habría cumplido 91 años de edad. Fue el segundo jefe del asalto al Cuartel Moncada. Estuvo al frente del grupo que combatió desde el Hospital Civil, donde, agotado el parque, fue hecho prisionero, torturado y asesinado por los esbirros de la tiranía batistiana.
El sabía posible la muerte, pero no la rehuyó. Buscaba el puesto de mayor peligro en el combate. Y aquella madrugada, en la Granjita Siboney, se dirigió a los que partirían hacia la acción,  con estas palabras:
“Es necesario que todos vayamos mañana con fe en el triunfo; pero si el destino nos es adverso, estamos obligados a ser valientes en la derrota, porque lo que pase en el Moncada se sabrá algún día, la historia lo recogerá y nuestra disposición a morir por la Patria será imitada por todos los jóvenes de Cuba. Nuestro ejemplo merece el sacrificio y mitigará el dolor que podamos causarles a nuestros padres y seres queridos. ¡Morir por la Patria es vivir! ¡Libertad  o  Muerte!”
Y tuvo razón Abel. La verdad sobre el Moncada se supo, la disposición a morir por la patria fue imitada por la juventud cubana, la convicción de que ¡Morir por la Patria es vivir!  es hoy más profunda, y el ¡Libertad o Muerte! de aquel día, está escoltado por el ¡Patria o Muerte! de todo el pueblo cubano.
Pero Abel tuvo un sueño sobre esta heroica ciudad. El sueño de vivir  aquí, junto a los santiagueros. Ese testimonio  lo ofreció la heroína Melba Hernández Rodríguez del Rey, en entrevista concedida a este periodista, con motivo del aniversario 40 del asalta moncadista. Textualmente, así lo dijo:
“Era muy apasionado y hablaba de sus impresiones sobre Santiago de Cuba y sobre los santiagueros. Decía que cumplida la misión de derrocar al tirano, él no se iría nunca de Santiago de Cuba, que se quedaría junto a los santiagueros, que aquél era su lugar. Ese fue el objetivo de Abel, vivir en Santiago de Cuba, con los santiagueros”.
Y vive.   Porque como dijo su hermana, Haydée, también heroína del Moncada, Abel no nos faltará jamás. Ni a los santiagueros, ni a los cubanos.

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