miércoles, 17 de octubre de 2018

Las revoluciones hermosas no tienen necesidad de soldados mercenarios




 Orlando Guevara Núñez

En un escrito titulado Cuba, publicado en Revista Universal, de México, el 13 de mayo de 1875, vertió nuestro Héroe Nacional este certero criterio. Está comentando los rumores  publicados por algunos periódicos sobre la presunta deserción de algunos soldados españoles que se han pasado a las filas mambisas.
Afirma que la insurrección acoge, pero no ama a estos partidarios despechados y advenedizos.
Dentro de lo publicado se cita una proclama de Valmaseda, ofreciendo perdón a los insurrectos que depongan sus armas, garantizándoles en el ejército español los mismos grades que tenían como mambises, el pago en oro del tiempo servido bajo la bandera cubana, la inclusión de los soldados en la amnistía y pasaje libre para España.
Ante esta patraña, expone Martí que no puede existir un reconocimiento  más explícito de la importancia actual de la insurrección. Y sobre el militar español sentencia que “solo el que es capaz de vender su honra, tiene el valor de proponer la venta de la honra ajena.
Aprecia que la insurrección adelanta vigorosamente y que Valmaseda la respeta y trata de atraérsela, pues no quiere ya ocultar a los españoles de Cuba la gravedad de la lucha cubana.
Afirma que los insurrectos no reciben, como los españoles, refuerzos, y se sostienen, y vencen y adelantan, lo que se explica por el ardor con que luchan las convicciones arraigadas, y la tibieza y el disgusto con que combaten las convicciones pagadas.
Con estos argumentos, Martí rebate las intrigas españolas con el fin de debilitar a las fuerzas insurrectas.

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