.Orlando Guevara
Núñez
El 13 de marzo de
1961, el Comandante en Jefe Fidel Castro, en su
discurso conmemorativo del aniversario 4 del asalto al palacio
presidencial, pronunció unas palabras, dirigidas al entonces
presidente de los Estados Unidos, con fuerza de presente y de futuro para las relaciones entre ambos
países.
Pocos días atrás,
Kennedy había asumido la presidencia de
manos de Eisenhower, quien el 3 de enero de ese mismo año había roto, de forma
unilateral, sus relaciones con nuestro país.
Así, la política
agresiva hacia Cuba y la obsesión por destruir a la Revolución, no había sido
engendrada por Kennedy, pero él la había asumido y la desarrollaba. Fue
entonces que Fidel expresó ante su pueblo:
“Y algo sí podemos comunicarle al señor
Kennedy: que primero verá una revolución victoriosa en
Estados Unidos, que una contrarrevolución victoriosa en Cuba”. Y agregó: “Porque este régimen se asienta sobre bases
sólidas; este régimen revolucionario se asienta sobre bases de justicia. Y aquel régimen, en el orden nacional como en
el internacional, se asienta sobre bases de injusticias, y se asienta sobre
bases que están llamadas a desaparecer, como está llamado a desaparecer el
colonialismo y el imperialismo”
“Esa es la gran
diferencia. La otra es una diferencia de
poderío. ¿De poderío material? Bien, nosotros tenemos otro poderío, que es
el poderío de la razón; y tenemos otro gran poderío:el
poderío de la justicia; y otro gran poderío:
la sed de justicia, y de derecho, y de vida mejor de 200 millones de latinoamericanos”
Las razones
expuestas por Fidel en aquella ocasión, trascendían las fronteras cubanas. Por
eso afirmaría:
“Y por la fuerza no
podrán impedirlo, decididos los pueblos de América a ser libres y a tener un
mundo mejor; no alcanzarían todos los millones de soldados de infantería de
marina para impedirlo; no alcanzarían todos sus soldados y todos sus aviones,
ni siquiera todas sus bombas atómicas.
Porque cuando los hombres dispersos por el continente, los hombres
hambrientos del continente, sepan lo que pueden hacer por ser libres, todo el
poderío del imperio se volverá nada frente a eso”.
Ese día, ante uno de los ataques terroristas
contra Cuba, efectuado la víspera contra la Refinería de Santiago de Cuba,
señalaría Fidel:
“Nosotros nos recordamos cuando estuvimos allí
en la ONU y le dijimos las verdades allí al delegado de Estados Unidos, y nos
quedamos esperando a ver qué decía; pues, sencillamente, ¡no dijo nada! Son tan descarados que, ante la verdad, hasta
se callan; porque no hay cosa más fácil que desenmascarar allí a un delegado
del imperialismo y decirle verdades que no puede rebatir”
El pasado 1ro. de noviembre, en la misma ONU,
la representante de los Estados Unido, por sus mentiras y descaro, hizo el
mismo ridículo que en 1961 criticó el Comandante en Jefe cubano..
“Y así andan por el mundo: de descrédito en descrédito, de ridículo en
ridículo, de papelazo en papelazo, sin comprender que no tienen más que un
camino inteligente, los muy brutos y es,
sencillamente, dejar en paz a Cuba; que mientras menos dejen en paz a Cuba,
peor para ellos; que mientras más hostiguen a Cuba, con más energía Cuba se
defenderá; que mientras con más fuerza traten de producir la contrarrevolución,
con más fuerza ganará simpatías la Revolución en toda la América Latina Si comprendieran eso, harían lo más inteligente; pero no son
inteligentes, son torpes, y como tales, así debemos esperar que actúen”
Han pasado 56 años. La misma obstinación
yanqui sigue. Pero con el mismo destino pronosticado por Fidel.
Hoy el pueblo cubano puede suscribir aquellas palabras y dirigirlas al presidente Trump y a su representante en la ONU, la protagonista del más reciente ridículo imperial en ese organismo: la señora Nikki.
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