Orlanddo Guevara Núñez
Transcurría ya el mes de octubre de 1894 cuando escribió Martí la carta en la cual está expuesto este concepto sobre la gloria. Está dirigida al amigo y patriota Serafín Sánchez.
Todo el texto está referido a un solo tema: el momento propicio para el inicio de la guerra en Cuba. Es evidente que algunos muestran impaciencia y quieren con rapidez el alzamiento. Martí insiste en solo una demora necesaria: la de tener bien preparado todo, hombres, jefes, armas, barcos. Aún así, expresa su disposición, si otros deciden que llegó la hora, sumarse a la hora. Pero sus argumentos son convincentes.
Analiza las condiciones ya creadas y las que faltan por crear. Menciona a distintos patriotas, y lugares del país ya con condiciones o proceso de crearlas para el inicio de la contienda.
Y en una parte de su misiva se dirige con pesar a Serafín. Parece estar eso en relación con el criterio de la acción inmediata o la espera, “Si hay causa para la prisa extraordinaria e irremediable, a la prisa. Si no, todos lo sabremos y cambiaremos juicios. Yo estoy de vigilante y de ponente: la decisión es de todos”.
A continuación, su pesar: “Pero este mundo tiene oscuridades extrañas, Serafín, tiene móviles varios, increíbles para quien en su pureza obedece a otros móviles; déjeme saberlo todo, y estar a todo. Sépame solo incapaz de perturbar mi juicio – ¿Cómo me ha insinuado cosa semejante?- por el celo de la gloria ajena, o por el miedo de perder mi gloria. ¿Y qué es la gloria, sino la estimación de la propia conciencia y de unos cuántos hombres buenos?
Y dice más: ¿Pues qué menos que infame sería yo, y traidor a mi patria, si me opusiese al servicio que quieren hacerle los demás para que no resaltara otro nombre sobre el mío? ¿Qué he hecho yo para merecer que usted piense así de mí? ¿Ni que merma pudiera haber en eso que usted llama gloria mía, y no es más que la prueba del mérito de todos, porque la obra que todos hemos emprendido rompa hoy por este, y mañana por aquel, puesto que por su naturaleza tiene que romper por muchos?
“Servir es mi anhelo, y ver felices a los hombres”. “Me avergüenza y angustia creer mías las culpas y lentitudes ajenas. Y yo, en mi agonía, solo deseo morir. No me vuelva a apenar. No crea que cabe en su amigo una sola idea egoísta o impura”.
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