Orlando Guevara Núñez
El tema central abordado por Martí al expresar este pensamiento no fue precisamente el periodismo. Hablaba sobre el carácter de la enseñanza y la necesidad de ajustarla a los nuevos tiempos, a las realidades presentes. Este tema fue escrito el 24 de abril de 1885, y publicado por el diario La Nación, de Buenos Aires, el 4 de junio del mismo año.
No concibe la enseñanza como una mera preparación literaria, sino como un recurso para preparar a los educandos en el modo de aprovechar las fuerzas corrientes para su favor. Plantea la forma en que el latín y el griego van cediendo como modo de dar fama a escritores y ser considerados luceros de la prensa.
Afirma que ya el periodista ha de abarcar, si quiere poner bien su nombre, no solo aquellos truismos escolásticos, amartillados en el yunque latino. Concluye que el periodista ha de enseñar la literatura del espíritu y de la materia, si quiere dar buenos hombres de ideas, o si quiere el colegio moderno preparar bien a hombres de actos.
Alerta sobre la necesidad de disciplinar la mente y ejercitarse, pero no en la repetición de reglas muertas para idiomas que no se hablan, y ajustarse al estudio minucioso de los idiomas de ahora, sin dudas más útiles a la enseñanza que lenguas en que siglos atrás han dejado de vivir y trabajar los hombres. No resta el valor de esas lenguas para la literatura sobre hechos pasados.
Como está hablando sobre los Estados Unidos, celebra la decisión de Harvard de ir acercando a la vida la educación universitaria y aproximando a los alumnos a los idiomas alemán y francés, más que al latín y el griego.
En este escrito, Martí califica a la prensa como un vigía que lo desentierra todo.
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